"El respeto al derecho ajeno, es la paz"
-Benito Juárez

El 28 de Septiembre se conmemora el Día de Acción Global por un Aborto legal, seguro y gratuito. Esto se declaró en 1990 durante un encuentro feminista latinoamericano y del caribe, con la finalidad de recordarles a los gobiernos latinoamericanos que seis mil mujeres al año morían por complicaciones de un aborto.

Es sin duda, un tema polémico y sensible, que recoge el rechazo de grupos autodenominados "provida", que pugnan por que esta práctica no sea legislada a favor. Sin embargo, nuestra lucha feminista nos compromete a organizar y promover acciones para sensibilizar a la sociedad e incidir en el gobierno acerca del grave problema de salud pública, derechos humanos, justicia social y equidad de género que conlleva un aborto clandestino.

Es por eso inminente la necesidad de generar políticas públicas en vías de encausar su despenalización.

En México, no se puede dar una cifra exacta, pero se calculan entre 750 mil y 1 millón de abortos clandestinos al año. Según la demógrafa Fátima Juárez, la mitad de los embarazos en México, son embarazos no planeados, de los cuales la mayoría terminan en aborto. Este sería un proceso seguro y poco riesgoso, si se practicara bajo condiciones adecuadas y bajo personal capacitado. En México, esta práctica sólo está avalada por la ley en la Ciudad de México y Oaxaca, no así en el resto de las entidades federativas. Nuestra lucha feminista busca la despenalización del aborto en toda la República Mexicana, y seguiremos hasta lograrlo.

Me gustaría que todas y todos entendiéramos al tema del aborto como un problema de salud pública, antes que de moral.

Situémonos en la verdadera realidad social que se vive en México. La situación de nuestro país, en el que el 70 de la población vive en pobreza, nos rebasa en acceso y calidad de la educación y la tecnología, y la poca educación sexual que recibimos es deficiente y llena de tabúes, lo que ocasiona un alto número de embarazos en adolescentes, que son obligadas a llevar una maternidad no deseada, y por ende traer al mundo a un bebé que no va a tener las condiciones óptimas para su desarrollo personal. ¿Acaso no es lastimoso ver a tantas niñas y niños de la calle, cuya única perspectiva de vida es convertirse en delincuentes? Niñas y niños que no fueron planeados y se convirtieron en una carga para sus madres, que no tienen la posibilidad económica ni emocional de educarlos y darles una vida digna.

En mi opinión, los grupos provida deberían canalizar sus esfuerzos en impulsar programas de apoyo para rescatar a las niñas y niños de la calle y generales mejores oportunidades de vida.

Cuando hablamos de la despenalización del aborto, nos referimos a garantizar y respetar el derecho que todas las mujeres tenemos a decidir sobre nuestro cuerpo, autonomía reproductiva, vida, salud e integridad. Porque mi cuerpo es mío, y sólo mío, y por eso la decisión debe ser mía y no colectiva.

El que se despenalice no te obliga a abortar, pero el que se penalice sí obliga a otras a una maternidad no deseada, que de intentar interrumpirla, puede llegar a causarles graves estragos en su salud y hasta la muerte.

Yo no entiendo por qué algunos sectores de la sociedad juzgan, intervienen y condenan la vida y decisiones de las demás personas, decisiones que ni siquiera repercuten en el ámbito personal de quienes las señalan.

Ojalá algún día seamos tan humanas y humanos que respetemos el derecho a decidir a cada una, sobre nuestro cuerpo.