Martes, 07 de Mayo de 2024
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DORA ALEJANDRA QUINTANILLA CAMARILLO, abogada experta en estrategia de RH, gestión de personal, mediación y responsabilidad social empresarial

Visión

Empresas tóxicas + jefes y líderes tóxicos = trabajólicos

Por Dora Alejandra Quintanilla Camarillo

¿Qué es lo que de verdad importa?, ¿de qué tienes miedo?, ¿cuáles son tus otros sueños?, ¿quién eres aparte de tu título y tu sueldo?, ¿cuánto dinero es suficiente dinero?, ¿cuándo fue la última vez que tuviste vacaciones y te desconectaste de toda la tecnología que usas diariamente?
Los motivos para trabajar son diversos y las preguntas sobre ello infinitas; sin embargo, el individuo que tiene vida laboral activa experimenta diferentes tipos de presiones en el ambiente de trabajo, así como la necesidad de distinción en su desempeño con el objetivo de subir de categoría, mejorar los ingresos, ocupar un mejor puesto.

Durante las últimas tres décadas, investigadores alrededor del mundo han indagado en el área de estrés laboral y las variables que generan formas de comportamiento que, bajo diferentes circunstancias, reciben distintas nomenclaturas en las que se incluyen la adicción laboral, obsesión o pasión por el trabajo, “entrega” o síndrome de la alta productividad y que en cada uno de estos casos hay una relación directamente proporcional con altos niveles de desempeño.

Es así como se tiene definido con un término específico a este grupo de individuos que, en aras de buscar un mayor estatus y reconocimiento laboral, pueden llegar a descuidar aspectos sociales, familiares e incluso de su propia salud para lograr dicho objetivo y son los workaholics o trabajólicos.

En teoría, si trabajas más de 10 horas al día, es decir, entre 50 y 60 horas a la semana, puedes considerarte un trabajólico: los trabajólicos ponen su oficio por encima de todo, incluso llegan a tener pensamientos obsesivos, abandonan actividades lúdicas, sociales, familiares o conyugales.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país más estresado, el que más horas trabaja al año y el menos productivo del mundo.

Otro factor que lo distingue es el predominio de “empresas tóxicas” que promueven y premian prácticas que no necesariamente aseguran productividad ni atienden la salud. Dentro de nuestra cultura laboral mexicana, se suele confundir cantidad con calidad y se lleva a los trabajadores a sobresaturarlos de actividades con un horario más amplio de lo que debería ser y ese tipo de acciones se premia.

Los antecedentes
Se puede decir que la adicción al trabajo es un tema de estudio relativamente nuevo, pues comenzó a ser analizado como una patología a partir de los años 80 por medio de un antecedente llamado síndrome de Karoshi o síndrome de fatiga crónica.

Aunque los análisis oficiales se remontan a la década de los 80, fue el psicólogo estadounidense Wayne Oates quien inició con las indagaciones relacionadas con la adicción al trabajo a finales de la década de 1960 y que la definió como aquella necesidad incontrolable de realizar excesiva e ilimitadamente acciones ligadas a la actividad profesional.

Un trabajólico es...
Todos aquellos “adictos al trabajo” o trabajólicos a simple vista tienen un difícil diagnóstico, ya que de acuerdo con los especialistas y a diferencia de otras patologías adictivas, esta dependencia encuentra un consenso social y familiar que apoya y promueve esta adicción.

Una persona adicta al trabajo se caracteriza fundamentalmente por dedicar mayor tiempo de lo necesario a las tareas laborales.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se indica que alrededor de 30 a 35 por ciento de los empleados del mundo es trabajólico y el resultado fue determinado por el análisis de las horas de trabajo de las personas encuestadas.

¿Cómo podemos identificar a un trabajólico?, o ¿cómo saber si soy uno de ellos?
Las personas con este perfil tipo son aquellas más competitivas, perfeccionistas, tienen problemas con delegar obligaciones o trabajar en equipo, pueden llegar a tener dos empleos o combinar el estudio con trabajo.

Tienden a ser muy individualistas, obsesivos; además de que hay una serie de conductas que se van sumando, como el consumo de cigarro o alcohol, mala alimentación, entre otras características que buscan no distanciarse de la actividad laboral.

También existen mujeres que son amas de casa y que además tienen trabajos fuera del hogar. Este tipo de personas suele descansar poco y trabajar más de su horario normal, en su tiempo libre o vacaciones, y no pueden desconectarse de su trabajo ni siquiera en la enfermedad.

Empresas tóxicas + jefes y líderes tóxicos = trabajólicos
Después de aplicar una encuesta a un total de tres mil trabajadores de distintas empresas mexicanas, un grupo de investigadores de la facultad de psicología de la UNAM, permitió encontrar el perfil de las empresas denominadas como tóxicas.

Según los resultados de este estudio, las empresas tóxicas carecen de programas de balance de vida y trabajo, además de no contar con una estructura organizacional en función de cargas y responsabilidades y, por si fuera poco, tienden a restringir prestaciones.

Algunas de las características de las condiciones laborales que pueden contribuir a la aparición de trabajólicos es la falta de horarios fijos y que estos no se respeten. Algo muy común en estas empresas, es que, si tu horario es de 9 a 6 de la tarde, los ejecutivos ven mal que te vayas a tu hora porque suponen que no estás comprometido.

El ambiente laboral donde hay mucha competencia es otro factor que fomenta la “absorción” total del empleo, aquel que está todo el tiempo disponible y conectado con el mismo y que está dispuesto a dejar en segundo plano otras necesidades de vida con tal de responder al trabajo.

Los mismos superiores promueven que esta adicción se presente, ya que son ellos los que buscan al empleado fuera del horario laboral o piden estar al pendiente fines de semana por correo o por mensaje.

De acuerdo con algunas cifras de las encuestas aplicadas por el equipo de estudio de la UNAM, 85 por ciento de las compañías premia estos comportamientos y mencionó que la cultura laboral del país ha confundido la adicción al trabajo con el compromiso.

¿Compromiso o falsa productividad?
Como ya lo comenté, según la OCDE, México es el país más estresado, el que más horas trabaja al año y el menos productivo del mundo.
Con un promedio total de horas año que establece la OCDE de 1,170, México ocupa el primer lugar de horas laborables con 2,237 horas, pero para ser productivo no necesariamente hay que hacer demasiadas cosas o trabajar muchas horas.

Los empleados en México tienen aproximadamente un promedio de trabajo de 48 horas a la semana; además es el país con el salario mínimo más bajo, con un dólar de ganancia por hora, y las extensas jornadas laborales no se ven reflejadas en la productividad.

El pago de una adicción sin remuneración
Ser un adicto al trabajo o trabajólico tiene consecuencias de varios tipos y estas se dividen en conductuales, físicas y psicológicas.

En toda la parte conductual engloba el consumo de sustancias, mala alimentación, irritabilidad, individualidad y aislamiento, lo que trae a su vez mayor índice de divorcios, problemas familiares, etcétera.

Con lo psicológico o emocional, la gente se vuelve irritable. Por más esfuerzo hecho no consigue resultados y eso lleva a un nivel elevado de frustración, lo que corresponde a que la persona dude de sus propias capacidades. Es decir, por el mismo desgaste acumulado, se le hace más difícil ser productivo y, por ende, parece que ya no es tan capaz como solía ser.

Dentro del aspecto biológico o físico, la persona se comienza a enfermar más, hay pérdida o aumento de peso, además hay otros trastornos provocados por este mismo problema, como dermatitis, colitis, migrañas, entre otras enfermedades.

Las consecuencias de estas acciones son trastornos de sueño, enfermedades por causa de la sobrecarga de trabajo y desgaste que van adquiriendo, además de que son personas que tienen un significado distorsionado de lo que implica tener un compromiso laboral.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que nuestro país registra aproximadamente 75 mil infartos al año, de los cuales 25 por ciento está relacionado con alguna enfermedad producida por estrés laboral.

La gente que es adicta al trabajo lo es principalmente porque involucrarse en sus tareas laborales le permite estar tranquilo de otras áreas de su vida.

Otra de las consecuencias que se producen por el trabajolismo es el aumento en la cantidad de divorcios e incluso en el sobrepeso y obesidad, pues hay una tendencia a mantenerse sedentario y pasar muchas horas sin hacer actividad física.

Reestructuración del plan de trabajo ante las nuevas generaciones
Es necesario ser más productivo sin llenarse de actividades, tener claridad de cuál es el objetivo e indicador que hay que cumplir y no llegar al aburrimiento o presentismo, que son otros trastornos que van de la mano por la misma adicción.

Las organizaciones tienen que reestructurarse, pues el modelo que están siguiendo les funcionó en su momento, pero hoy día hay otra variable que debe tomarse en cuenta y son las generaciones.

La fuerza laboral de estos días son los millenials, ellos traen una estructura mental distinta y están demandando que las organizaciones se “pongan las pilas” para ofrecer condiciones laborales más frescas y óptimas hacia lo que ellos buscan que es un balance de vida, cosa que no era tan común en la generación X ni en los baby boomer.

Las empresas deben tener un perfil de puesto muy adecuado para no emplear gente a quien le quede grande o chico el perfil, deben tener el acompañamiento de una buena capacitación para dotar a los colaboradores de las herramientas necesarias no solo para hacer su trabajo sino para conocer la cultura laboral y, en el caso de los líderes, para formarlos como tales y que aprendan a comunicarse, delegar y retroalimentar, pues muchas veces son ellos los que ocasionan estos trastornos.

Además, es necesario que las corporaciones tengan una estructura organizacional muy clara en función de cargas de trabajo y con ello asignar objetivos igual de claros para que la gente comience a trabajar con base en ellos y que no estén ligados a horarios.

Inclusive hay profesiones en las que no es necesario tenerlos en la oficina ya que pueden hacer el trabajo a distancia y es algo que los millenials demandan. Todos estos puntos son condiciones laborales óptimas que producen un balance de vida y trabajo.

Las empresas que cuidan a su personal son exitosas en todos los sentidos, además de que sus colaboradores desempeñan su trabajo de manera productiva y comprometida sin necesidad de caer en el trabajolismo.


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