Sucia y con olor a caño, así reciben agua en Iztapalapa

Sucia y con olor a caño, así reciben agua en Iztapalapa

En Iztapalapa el agua llega sucia, no apta para beber ni para preparar comida. "Si la hervimos se hace bien fea y para pasarla no se puede", lamenta vecino

MARCO ANTONIO MARTÍNEZ  | La Silla Rota| | Miércoles, 07 de Noviembre de 2018| 14:28

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A seis días de iniciado el megacorte del suministro de agua en la capital, habitantes del centro de Iztapalapa no han sufrido por la falta de agua en sus casas. Pero desde hace años reciben en sus casas agua de mala calidad, la cual evitan beber porque no es potable y eso los hace depender del agua embotellada o de garrafón.

Se recorrió la zona y constató, gracias a vecinos, que al abrir las llaves aún sale agua a una presión un poco menos fuerte de lo normal, según sus testimonios. Pero les llega sucia, a veces espesa y por eso además de no usarla para beber, tampoco lo hacen para preparar la comida.

"Ni hervida, si la hervimos se hace bien fea y para pasarla no se puede".

Es una situación que lleva años, en la que el agua que les llega sale de color amarillo y a veces incluso con olor a caño, o también a cloro, asegura Marta Zugarazo, vecina de la calle de Mariano Escobedo, en el Barrio de San Lucas.

Amable, abre la llave que está a unos pasos de su puerta, y comienza a salir un chorro transparente pero con un colorcillo café, como si le hubieran echado algo para mezclarla.

Marta dice que para utilizarla le ponen un trapo para colarla. Pero definitivamente para tomar no sirve, y en su lugar deben comprar agua purificada que viene en garrafón. Pero sí la pueden usar para lavar trastes o la ropa.

"A veces sale como tamarindo, fea fea, fea", remarca.

Otra vecina que también solo bebe agua del garrafón es María Teresa, quien vive en la calle de Libertad. También permite a La Silla Rota ingresar a su casa y muestra que el flujo de agua es normal, pese a que ya pasó el mediodía, que para algunas colonias significa la interrupción del chorro. Pero ella no se fía del color transparente y también desde hace varios años compra agua del garrafón para beberla, de las varias purificadoras distribuidas en los barrios del centro de Iztapalapa, cuyos triciclos recorren las calles del centro de la demarcación, para cumplir los pedidos.

A más de 150 horas de iniciado el megacorte, que obligó a que los vecinos se prepararan con tambos o botes para almacenar agua, como es el caso tanto de María como de Marta, el desabasto no ha llegado a Iztapalapa, tal como lo temían.

Pero nunca se sabe. María teme que pasado el megacorte, se vaya el abasto en su colonia, ya que en el pasado así les ha ocurrido, que mientras a otros les restablecen el servicio, ellos se quedan sin él.

Mientras eso ocurre, ni en casas ni en unidades habitacionales del centro la gente sufre por carecer de agua. Los lavaderos públicos, ubicados a una calle del mercado, tienen agua. Los tinacos instalados en la explanada del Jardín Cuitláhuac por la alcaldía encabezada por Clara Brugada, lucen solitarios y solo un par de hombres llenan con botellas un par de botes, y dicen que el agua es para lavar un puesto.

Los testimonios refirieron que no ha faltado el agua porque esa zona de Iztapalapa, una demarcación que históricamente ha sufrido por el servicio, es surtida por pozos, y cerca de ahí se ubican varias de las llamadas garzas, que es donde se surten algunas pipas.

Pero en el centro histórico de Iztapalapa el problema es que el agua les llega sucia.