Semana del 06 de Marzo al 12 de Marzo de 2015

Finaliza el circo de “la Tuta”

Finaliza el circo de “la Tuta”

Juan Veledíaz

La captura de Servando Gómez Martínez “la Tuta”, el capo que hizo de los mensajes en video y la grabación de políticos, empresarios y periodistas una arma mediática, fue resultado de meses de seguimiento, de intercambio de información, y de cerrar la operación a un grupo reducido para evitar filtraciones donde el ejército participó con apoyo logístico. La medalla se la colgó en esta ocasión la policía federal, pero el papel del general Pedro Felipe Gurrola, comandante de la doceava región militar con área de operación en Michoacán, Guanajuato y Querétaro, resalta de nuevo por la buena relación que mantiene con las agencias de inteligencia estadounidenses, que se ha traducido con antelación en la captura de otros capos de peso como Héctor Beltrán Leyva.

Había que seguir la pista del dinero. Ese fue el planteamiento que quedó en evidencia desde octubre pasado, cuando policías federales apoyados por elementos del ejército capturaron a Juan Alejandre Corrrales, considerado el contador y brazo derecho en el manejo de los recursos financieros de Servando Gómez Martínez, alias “la Tuta”. La detención de este individuo, ocurrida en Uruapan, tuvo varias consecuencias en el primer anillo de protección del viejo profesor rural devenido en capo del narco en Michoacán.

“La Tuta” tuvo que limitar sus movimientos todavía más de lo que había hecho en los meses previos. Con tropas del ejército y la marina siguiéndole la pista, abandonó el área rural de Tumbiscatio donde se escondía, después se supo que estaba refugiado en cuevas de la zona serrana de Toscano, un área limítrofe entre éste municipio y su natal Arteaga. De aquellos días datan las fotos de varias cuevas, una de ellas con puerta metálica, donde las fuerzas rurales encabezadas por Estanislao Beltrán, “Papá Pitufo”, exhibieron objetos abandonados como prueba de que ahí se refugió, en una encontraron zapatos, utensilios de cocina y ropa. Habitantes de la región señalaron que en esos sitios solía guardar droga, armas, y esconder a personas secuestradas. Era uno de sus refugios predilectos.

La detención de Alejandre Corrales hizo que Gómez Martínez modificara su patrón de movilidad. Dejó de enviar videos como lo hizo en los primeros meses del 2014, tras la caída de Nazario “el Chayo” Moreno y Enrique “Kike” Plancarte, dos de los líderes de la organización muertos en enfrentamientos cuando estaban a punto de ser detenidos, y redujo sus presencias mediáticas. Era cuando se decía que “la Tuta” estaba acorralado.

El manejo de los recursos recayó en gente cercana, pero poco a poco su anillo de seguridad comenzó a ser mermado. La declaración de Alexandre Corrales llevó a dar con la ruta del dinero. Había recursos que venían de Morelia, del puerto de Lázaro Cárdenas y de Arteaga. De manera aislada se reportó la detención por separado de otros operadores, como el encargado de recoger las extorsiones a las empresas mineras que explotaban el acero en la entidad, y otro que se encargaba de cobrar derecho de piso a comerciantes en municipios serranos cercanos a Guerrero.

El pasado 2 de febrero se difundió un audio donde “la Tuta” anunció que ya no daría a conocer más grabaciones, negó cualquier pacto con el gobierno, y dijo que se escondería pues era evidente que su capacidad de movilidad se había reducido. “Lo digo honestamente, claramente, no tengo tratos ni con el ejército, ni con la marina, ni con la gendarmería ni con la policía federal ni con la DEA, ni con ninguna de las corporaciones que andas detrás de mí. (...) Primeramente Dios es el último audio que saco y no vuelvo a sacar ningún audio, y no por miedo ni porque me vayan a agarrar o me vayan a matar, porque yo tengo que tomar mis medidas, tengo que hacerme a un ladito y cuidarme”, dijo en aquella ocasión.

Cuando en octubre pasado el general Pedro Felipe Gurrola Ramírez asumió el mando de la 12 región militar, que comprende las comandancias de zona en los estados de Michoacán, Guanajuato y Querétaro, el cerco a la “Tuta” se había estrechado, pero no se lograba del todo desarticular su último anillo de protección. Gurrola, quien venía de ser comandante de la octava zona militar en Tamaulipas, era uno de los militares a quien las agencias de inteligencia estadounidenses veían con buenos ojos, le tenían confianza y además ya lo conocían por haber sido en otro tiempo agregado militar en la Embajada de México en Washington.

Una de sus primeras acciones que lo confirmó fue la captura de Héctor Beltrán Leyva, ocurrida por esos días de octubre, el capo que se movía entre Querétaro y San Miguel de Allende, Guanajuato. A partir de entonces el intercambio de información comenzó a fluir para trazar el plan con el que se delimitaría el área de movilidad de “la Tuta”, uno de los capos sobrevivientes, junto al preso Dionisio Loya Plancarte, de quienes encabezaron hasta hace un año los autodenominados Caballeros Templarios.

Los últimos meses de “la Tuta” en libertad

Algunos de los detalles del plan para capturar a “la Tuta” los dio a conocer el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, la noche del pasado viernes 27 cuando se presentó al capo en el hangar de la policía federal.

El funcionario no mencionó la participación del ejército, ni del general Gurrola, solo se limitó a explicar que fueron cuatro meses en los que se siguió muy de cerca a uno de los hombres más cercanos de Gómez Martínez que resultó ser su mensajero. Del seguimiento durante este lapso se ubicaron 10 domicilios, se identificaron las características de los vehículos, el número de personas que formaban su grupo de seguridad y el modus operandi que utilizaban.

El pasado 2 de febrero, día en que se difundió su último audio, el mensajero de “la Tuta” llegó a la casa ubicada en la calle de Fidencio Juárez número 49, en la colonia Tenencia de Morelos en la capital michoacana. Era uno de los lugares donde se reunían para el apoyo del capo varias personas, se veían varios vehículos, se le preparaba comida, y por ahí se llegó a aparecer una camioneta propiedad de una de las parejas sentimentales del capo.

Rubido explicó que se tuvieron reportes de que Gómez Martínez había abandonado su guarida en la zona rural de Michoacán y se encontraba en Morelia. El pasado 6 de febrero, día de su cumpleaños, hubo movimientos inusuales en varias de las casas, una de ellas localizada en una localidad a las orillas de la capital michoacana. El grupo especial que lo seguía, o célula como la llamo el Comisionado de Seguridad, apoyado con información de inteligencia militar, detectó que entraban y salían varias personas que llevaban comida, pasteles y refrescos.

Sin entrar en detalles, Rubido dijo que la pista de la presencia de Gómez Martínez en Morelia estaba confirmada. La vigilancia continuó y la madrugada del pasado viernes, se detectaron “movimientos inusuales”, del grupo delictivo que lo custodiaba, era visible que se aumentó la seguridad, y entonces se decidió alertar al grupo de operaciones especiales de la policía federal.

El Comisionado informó que “la Tuta” fue detenido en el momento en que salía del lugar, no especificó si era una de las casas de seguridad que previamente mencionó. El hombre de 49 años de edad, traía puesta una gorra, lucía una bufanda para disimular su identidad y sin disparar un solo tiro, quedó detenido. Junto con él estaban Eduardo Esteva Avilés, el mensajero, un hombre de 43 años oriundo de Tijuana. También estaban con él María Antonieta Ávalos, de 27 años, Juan Manuel Ayala Maldonado de 38, Edgar Martínez Haro, Fabricio Magaña, Jesús Magaña Gutiérrez, Cristian Emanuel Arias Sánchez y Marcelo Reyes Sánchez, quienes integraban su escolta de seguridad.

A estos individuos se les decomisaron varias lanzagranadas, tres granadas de fragmentación útiles, 4 armas largas, una metralleta Uzi, siete armas cortas, dos cargadores, tres tubos silenciadoras, paquetes con cocaína tres vehículos, ropa táctica, trípticos con la leyenda en portada de Caballeros Templarios. El funcionario añadió que de manera paralela en una acción similar en Mérida, Yucatán fue capturado Flavio Gómez Martínez, hermano de “la Tuta”, quien administraba los recursos de la familia.