Semana del 15 de Septiembre al 21 de Septiembre de 2016

Educación básica mexicana

Educación básica mexicana

Rocío del Carmen Aguilar Roa

La educación básica en nuestro país es hasta el grado de secundaria, es decir, son 3 años opcionales de jardín de niños, 1 que si es obligatorio a partir de los 5 años de edad, 6 años de primaria a partir de los 6 años de edad y 3 años de secundaria. Este esquema ha permanecido ya por mucho tiempo. Sin embargo, comparado con el sistema educativo de países conocidos como potencias educativas, el de México es muy diferente.

Los expertos en educación, psicólogos, sociólogos, entre otros, se han planteado la interrogante acerca de a qué edad es preferible que se inicie la etapa escolar. Con base en la amplia experiencia de los países que son líderes a nivel mundial en el aspecto educativo, tal parece que estamos equivocados pues sus resultados están más que sustentados.

El país de Finlandia es actualmente y ya por mucho tiempo el país líder en educación en todo el mundo, según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) aunque su éxito no está basado en la cantidad de recursos financieros inyectados en educación, tampoco en más horas de clase, tampoco en tareas infinitas para casa, más bien tienen un sentido común que ha dado resultados.

Este país ha obtenido de manera consistente la mejor puntuación en las tres categorías que se evalúan: lectura, matemáticas y ciencias. ¿Cuál es su secreto? Para empezar me gustaría comentar que sus políticos, empresarios, pedagogos, estudiantes y su sociedad en general, saben que la educación es su principal recurso para competir en el ámbito internacional.

Los elementos claves para su éxito son varios, por lo que solo mencionaré los 3 más distintos de nuestro sistema mexicano. En primer lugar, los niños de Finlandia acuden a iniciar su etapa escolar hasta los 7 años, es decir, dejan que los niños sigan siendo niños mientras puedan y dejan que jueguen el máximo tiempo posible, ellos saben que hasta los 7 años llegan a una madurez intelectual que les permite asimilar y comprender la información que van recibiendo. Por la misma razón no les dan tareas excesivas para realizar en casa.

En segundo lugar está el hecho de que los que desean ser maestros, están claros de que esta es una profesión de prestigio a la que solo aspiran los mejores. Es decir, es todo un privilegio meritorio que los motiva a mantenerse actualizados para continuar. En tercer lugar aparece el rubro de la educación, la cual se obtiene de manera gratuita en todos los niveles, no necesitan pagar los libros de textos, las comidas o el transporte de los estudiantes que viven lejos del centro de enseñanza.

Estos países líderes en educación apuestan por brindar igualdad de oportunidades a todos sus ciudadanos y los resultados no se hacen esperar. Si bien es cierto que el aprendizaje no exige una edad determinada y el ser humano aprende todo el tiempo, incluso desde que está en el vientre materno hasta que fallece, la experiencia de estas naciones líderes indican que hay edades más apropiadas en las que el proceso de formación se hace más fácil, dependiendo del área del conocimiento. Por ejemplo, hay estudios que señalan que es a los 5 años la edad ideal para que una persona se inicie en la formación musical. Claro que hay genios que desde la más temprana edad muestran una gran virtud musical e incluso aprenden solos, como Bach, Mozart, Beethoven y otros pocos, pero ellos son la excepción y no la regla.

Como profesionista de lo social me he dado cuenta que esta fórmula en el sistema de educación en nuestro país no está funcionando, están enseñando a nuestros hijos a leer y escribir pero sin conciencia, sin un razonamiento verdadero, y que decir de las matemáticas de esas mejor ni hablamos, lo rápido, es lo que funciona en México, no importa como salga pero que sea rápido. A nuestros hijos en cada una de sus escuelas les aplican esta misma ley.

Pareciera que nuestra vida acelerada como sociedad se está reflejando en la escuela y que la fórmula es más bien lenta. Debemos alentar a nuestros niños a que obtengan la mejor educación, pero, reflexionemos si vale la pena quererse adelantar para "ayudar" a que sea lo más rápido posible.

Como dicen los sabios el que mucho abarca, poco aprieta.

Hasta pronto y que su corazón siempre este contento.