Semana del 07 de Febrero al 13 de Febrero de 2020

Un llamado a la armonía

Un llamado a la armonía

Rodolfo del Ángel del Ángel

San Pablo escribe a los creyentes de Roma (Romanos cpa.14) instruyéndoles acerca de cómo vivir y expresar su libertad como cristianos. En Cristo hemos sido libertados no sólo del poder del pecado, pero también de la obligación de guardar ciertas costumbres en la comida, la bebida y días festivos como necesarias para la vida de fe. En una comunidad como la de la Iglesia en Roma, en la cual convivían cristianos judíos y gentiles, este asunto era relevante, pues los unos le daban mucha importancia a ciertas costumbres atribuyéndoles un valor religioso, en tanto que los otros, hacienda un correcto uso de su libertad cristiana, no se sentían obligados en lo absoluto a someterse a esas prescripciones. El asunto es que esto despertaba una actitud de mutua sospecha y crítica entre ambos grupos que rompía la armonía y destruía la comunion en Cristo. Pablo les exhorta recordándoles que el principio fundamental bajo el cual debemos vivir y que ha de inspirar y dirigir nuestras acciones es el amor. De acuerdo a ese principio supremo debían dejar a una lado sus actitudes de juicio y condenamutua para buscar el bien del prójimo procurándo agradarlo en todo para edificación.

En medio de esa exhortación el apóstol les recuerda que: “el reino de Dios no consiste en comidas ni bebidas, sino en la justicia, la paz y el gozo del Espíritu Santo.”

La Palabra nos llama a tener cuidado de nuestros hermanos antes que de nosotros mismos. De acuerdo a la ética cristiana, el prójimo, el hermano o hermana esta siempre primero, su bienestar, su paz y su edificación. Las palabras del apóstol son un poderoso e inspirado recordatorio a vivir en el amor que se vuelve paciencia y tolerancia con el débil y el inmaduro, pero también con quien es diferente, con quien tiene una manera distinta de vivir y expresar su fe. El que es inmaduro necesita ser enseñado en un ambiente de amor, el que es diferente necesita ser respetado sin que se le pretenda imponer cadenas a su conciencia donde solo Dios manda.

Pablo nos dice que debemos apartarnos de toda actitud de arrogancia que nos lleve a condenar a otros. En una comunidad en la cual distintas culturas, costumbres y nacionalidades conviven esto es vital, porque pudieramos comenzar a condenar a otros por su manera de vestir, de hablar, por sus tradiciones, por su manera de expresar su fe; lo que en realidad estaremos haciendo en el fondo es criticar al otro simplemente por ser diferente.

La ética cristiana nos nos llama a la uniformidad, sino a la unidad y a la comunion en Cristo, donde las diferencias convergen y se integran en la unidad en Cristo y con Cristo. Es como la armonía que se produce en una orquesta sinfónica. La riqueza surge en la diversidad de instrumentos ejecutando un mismo arreglo musical y siguiendo a un mismo director.

Las palabras inspiradas de Pablo nos invitan a realizar un exámen personal de conciencia para preguntaros si nuestras actitudes construyen o destruyen la armonía, si nuestras palabras edifican o critican. Si nuestros prejucios nos llevan a pretendernos superioriores y con el derecho a juzgar a los demás.

Ciertamente que debemos pedir a Dios discernimiento, humildad, sabiduría y sobre todo capacidad de amar. Sólo su Espíritu puede crear en nosotros esa clase de carácter e inspirar esas cualidades. Pidamos, pues, al Espíritu Santo que engendre en nosotros y en medio de nuestra comunidad cristiana la justicia, la paz y el gozo que florece justamente allí donde Cristo ha transformado no sólo nuestras vidas, sino también nuestras relaciones.