Viernes, 19 de Abril de 2024
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Semana del 07 de Febrero al 13 de Febrero de 2020

Miguel Enríquez, un profesional de la docencia y contaduría

Miguel Enríquez, un profesional de la docencia y contaduría



Miguel Enríquez es un personaje importante en la vida profesional de la contaduría y en la académica de Ciudad Valles; actualmente ya se encuentra en el retiro, disfrutando de sus nietos y de su jubilación, más tranquilo en comparación con la vida estresante que llevó durante muchos años, en el despacho, en las empresas y en las aulas.

Nació el 20 de febrero de 1947 y como sus padres eran de Tantizohuiche, “tuve esa hermosa oportunidad de vivir en un rancho, era una población extraordinaria, era más chico, pero muy importante en la región en aquellos tiempos, y ahí me críe, tengo muy gratos recuerdos de esas fechas, de las que mi papá, mi madre, mis hermanos tuvimos la oportunidad de vivir ahí, ahí crecimos, ahí estuvo otro tío con nosotros, en el mismo rancho, cerca, una extraordinaria época”, recuerda.

Carmela fue su hermana mayor, quien falleció en el año 2002, pero fueron diez de familia, “lo que pasa es que eran otros tiempos, lo que pasa es que había menos distractores que ahora, pero eran muy sanos”, afirma.

De la etapa de su niñez considera que “fue una época y un tiempo extraordinario, muy bonito, nuestros juegos eran muy distintos a los de ahora, recuerdo en mi época de joven andábamos en patines, pero eran otro tipo eran de metal, de baleros, y también a mí siempre me gustó andar en bicicleta, entonces tuve la oportunidad cuando estaba en la secundaria, de hacer un viaje hasta Tamuín y regresarme, en ese tiempo nos tardamos alrededor de una hora y media de ida y otra hora y media de regreso, iba con otro compañero, un hijo del licenciado Sandoval, él se llama Manuel Sandoval, somos compadres, después fuimos hasta El Pujal, se nos hizo cerca, hicimos una hora y cuarto, de regreso como siempre paraba uno en El Bañito, un lugar atractivo y muy bonito, y muy buena comida”.

En relación a sus estudios, comenta que “en un principio me atraía mucho la vida militar, hice el intento y estuve haciendo algunos exámenes para la carrera militar, desafortunadamente al final me di cuenta que no era mi ilusión ser militar, aunque respeto mucho la formación del personal militar, son personas que están haciendo un trabajo extraordinario en nuestro país, pero me di cuenta en un momento dado que no era la carrera que buscaba”.

“Me regresé a Valles y posteriormente estuve haciendo una extraordinaria investigación, tuve amigos que estaban estudiando la carrera de contaduría, me empezó a gustar la contaduría, me encantó la carrera y entré a la universidad en la Ciudad de México y me ilusioné mucho, porque el manejar capitales, no tuyos por supuesto, no son de uno, pero involucrarte en el sistema administrativo, en el crecimiento económico de una empresa es fabuloso, tuve una amplia carrera profesional, tuve que trabajar y estudiar, así hice mi vida trabajando y estudiando en la Ciudad de México”, expresa.

Terminada la carrera vuelve a Ciudad Valles y su primer trabajo fue al instalar su despacho y uno de sus clientes fue don Rodolfo Villarreal, fue contador de sus negocios por dos o tres años, y en ese tiempo tuvo oportunidad de conocer a don Alfredo Esper, que le llevaba la contabilidad a la Volkswagen, y fue él quien lo recomendó con su hermano, y ahí empezó su relación de trabajo con el arquitecto Alfonso Esper Bujaidar, más o menos por 1973 o 1974.

“Es fabulosa y extraordinaria esa oportunidad que me dio el arquitecto Alfonso Esper de desarrollarme con él, porque era un hombre muy trabajador, muy luchador, para mí en lo personal fue un privilegio haber tenido esa oportunidad de desenvolverme con él, aprendí mucho y le aprendí mucho a él, un hombre fuera de lo común, un hombre con mucho entusiasmo y con mucho deseo de hacer siempre algo por Ciudad Valles”, asevera.

Rememora que ya daba clases en el CBTIS, de donde se jubiló tras 31 años de servicio, institución que le sirvió mucho, porque a los alumnos más destacados siempre los invitó a formar parte del grupo de Empresas Esper, pero además salieron alumnos que ahora son gerentes de banco, y cita el caso de Andrés, quien estuvo en el Hotel Misión y le tocó el cambio del Hotel Casa Grande, empezó de contador y lo fueron ascendiendo, fue auditor, fue gerente y ahora es director, y al parecer lo acaban de cambiar a Tampico, “un hombre extraordinario, forjado él solo, con mucha iniciativa, tenía horario de entrada, pero nunca de salida, y claro está eso le gustó mucho a la cadena de Misión, porque buscan gente que se entregue al trabajo”.

De su trayectoria en el CBTIS y Empresas Esper, destaca “le doy gracias a Dios de haber tenido esa oportunidad de dar clase y sobre todo de haber tenido también la oportunidad de trabajar con el arquitecto Alfonso Esper, recuerdo muchas cosas que me pasaron, porque cuando necesitaba personal siempre buscaba y seleccionaba los mejores alumnos que teníamos, crecimos contratando alumnos que no iban a continuar estudiando y eso me dio mucho gusto, además el simple hecho de dar clase y estar en contacto con la juventud, es algo muy hermoso, porque salía del modo empresarial, donde hay mucha responsabilidad, por tu trabajo, por tus decisiones y el crecimiento que tiene que haber con la empresa, y entonces llegas a dar clase y es otro mundo, donde la teoría la tienes que llevar a la práctica”.

“O sea es hermoso realmente platicarle a los alumnos con práctica, con algo que está pasando, con algo que está sucediendo, lo que sucede en las empresas llevarlo a la clase, esa fue una oportunidad extraordinaria de convivir con esas dos oportunidades que tuve, cuando tuve la oportunidad de trabajar con el arquitecto tuve que cerrar mi despacho, porque él me dijo: ‘puedes continuar con tu trabajo de la escuela, pero nada más vas a ser mi contador’ y acepté porque me gustaba mucho su forma de actuar, su manera de trabajar”, añade.

Miguel Enríquez fue contador de Empresas Esper hasta 2008, después de un año del fallecimiento del arquitecto Alfonso Esper.

Sobre su etapa actual, retirado de la vida profesional y la docencia, admite “es una vida muy hermosa, tengo más oportunidad de convivir con mi familia, con mis hijas sobre todo, a las que no tuve oportunidad de atender cuando estaba trabajando, porque tenía dos trabajos, y ahorita tengo ya oportunidad de convivir con ellas, con mi familia, con mi esposa Rosa María, que me apoyó mucho en mis trabajos, y con mis hijos y con mis nietos, porque ya no me estreso tanto, no me enojo tanto”.

Y si hay personas que están contentas por tener más tiempo de convivir juntos, son sus hijas, como Paty, quien dijo de su padre “todo el tiempo trabajando, muy estresado, entonces sí era muy poco el tiempo que podíamos convivir, pero siempre está al pendiente de nosotras, padrísimo, siempre hemos estado muy orgullosas de él, de todo lo que ha hecho, de su trabajo, de ser un excelente padre de familia, porque a pesar de que estaba ocupado mucho tiempo, siempre estuvo al pendiente de nosotras, regresamos a lo de enojón, entonces sí también nos espantaba a los novios, siempre fue muy estricto con nosotras, muy duro”.

Liliana menciona “me gusta mucho acompañarlo cuando estoy aquí en la ciudad, salgo con él al centro o a desayunar, y muy frecuentemente lo paran los ex alumnos de él; por ejemplo, a finales del año pasado nos saludó una ex alumna de él que iba con su mamá y su mamá me dijo que su hija estaba siguiendo los pasos de mi papá, entonces eso nos hace sentir muy orgullosos”.

Mientras que Rosy comenta “tengo algo que reconocerle, siempre su trabajo, muy trabajador, muy entregado, muy honrado, el arquitecto Esper le decía: ‘te tengo aquí porque no te quieren, el día que te quieran, algo está mal y ya no estarás aquí conmigo”.

Al respecto el contador señala “son cosas que pasas, porque cuando uno está en un papel, contratado como contador, lo que uno busca es dar profesionalmente lo mejor, y es lógico que cuando uno está siguiendo las reglas de la administración, todo el mundo de conocimientos que está uno aprendiendo, incomodan a ciertas personas que están en otras gerencias, porque había gerentes en Televalles, en la XEIR, en Servicios y Concretos, en el Hotel Casa Grande que ahora es Misión, en la gasolinera, les incomodaba, y el arquitecto tuvo ese detalle que dijo: ‘no me preocupa que no te quieran, me preocuparía mucho que tú fueras uno de los más importantes aquí en el grupo de empresas, pero ya sé que no te quieren ni ver”.

“Entonces el arquitecto era sabio, actualizado, era un hombre extraordinario y siempre cuando tenía algún problema lo comunicábamos, lo tratábamos y le dábamos seguimiento y lo sacábamos adelante, pero sí, como dice mi hija Rosy, los gerentes no me querían muy bien y Rosy estuvo muy bien informada, porque el tiempo que estuvo con nosotros en Empresas Esper era la que manejaba todo lo que es el centro de computación, llevaba todos los negocios en computadora, extraordinario equipo me permitió formar el arquitecto”, agrega.

Finalmente, el contador Miguel Enríquez puntualiza sobre su trayectoria: “me siento muy contento con todo lo que he recibido de la vida a la cual me he dedicado, me siento muy contento, muy bien”.

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