Sábado, 27 de Abril de 2024
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Semana del 21 de Octubre al 27 de Octubre de 2022

¿Es el matrimonio una bendición?

¿Es el matrimonio una bendición?

Rodolfo del Ángel del Ángel



La respuesta a esta pregunta parece obvia, pero la realidad que vivimos en nuestro tiempo y cultura nos transmite la idea de que el matrimonio es una institución en decadencia. Ya Jesús lo dijo: "Por la dureza de su corazón Moisés les permitió dar carta de divorcio" (Mateo 19:18). El matrimonio está hecho de personas, por lo tanto, es imperfecto, pero, un asunto es reconocer nuestra humana condición y otra muy distinta no estar dispuestos al crecimiento y a la madurez. En este sentido el matrimonio, a diferencia de lo que muchos creen, especialmente cuando están enamorados y desean casarse, no es felicidad hecha, sino un llamado a caminar juntos en la vida y construir una relación que exige respeto, fidelidad y la capacidad de aprender a amar de manera paciente y generosa. Este no es un camino fácil, pero que si asegura grandes bendiciones.

El matrimonio fue creado por Dios para ser una fuente de bendición. Al principio de todo, después de haber formado los cielos y la tierra, formó también al hombre y a la mujer y los bendijo, "y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí era bueno en gran manera". (Génesis 1:31)

El Señor Jesús al responder a la pregunta malintencionada de los fariseos respecto a si es válido para un hombre separarse (divorciarse de su mujer) hizo referencia al principio creacional, para afirmar que el matrimonio es una unión tan sagrada que nadie debería atreverse a separar a quienes por su voluntad han decidido unirse como esposo y esposa.

¿Cuál es la razón por la que vemos tantas rupturas matrimoniales? ¿Por qué ya no se cree en el matrimonio en nuestra cultura? Podemos explorar algunas razones. Primero, por la trivialización de las relaciones afectivas que solo se reducen al placer sexual, pero que dejan de lado el compromiso que significa acompañarse en la vida. Otra razón es la interacción en las redes sociales de la convivencia persona a persona, sustituyéndolo, de manera precaria, con relaciones virtuales. El uso y el abuso de las redes sociales es una trampa que crea la ilusión de que es posible encontrar al hombre y la mujer ideal, generando relaciones superficiales, que ocultan a la verdadera persona tras la imagen virtual, frecuentemente creada y engañosa. Esto no significa que no haya personas que se encontraron por este medio, pero que luego dieron lugar a una relación personal y cercana. Una razón más es que nos gusta la comodidad, los privilegios y las ventajas personales sin responsabilidad, el recibir más que el dar. Este es el síntoma de una generación extraviada, egoísta e individualista, claro fruto de lo que la Biblia llama pecado. Queremos las ventajas de la relación, pero no estamos dispuestos a pagar el precio.

Hay otras causas por las cuales los matrimonios terminan en el fracaso: abandono de responsabilidades, desacuerdos irreconciliables, violencia y abusos, infidelidades, etc. Al respecto, afirmo que creo en el matrimonio, pero no a cualquier precio. Dios no lo hizo para ser una relación de abuso, sino un espacio de crecimiento para estar bien acompañados en la vida. Estar casados exige madurez, pero, sobre todo, un nuevo corazón, un corazón regenerado que ame a Dios y desee honrarlo, honrando a la persona que elegimos para compartir la vida. Dios nos ayude para construir matrimonios fuertes bajo el influjo de su gracia y amor.

 


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