Jueves, 09 de Mayo de 2024
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El paralítico de Betesda

El paralítico de Betesda

Héctor de Luna Espinosa



Hoy nos sumergiremos en la increíble historia del paralítico de Betesda, que encontramos en el evangelio de Juan capítulo 5, y cómo un encuentro con Jesús cambió radicalmente su vida.

"Y hay en Jerusalén cerca de la puerta de las ovejas un estanque llamado en hebreo Betesda, el cual tiene 5 pórticos; en estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua".

Betesta quiere decir "casa de gracia y misericordia", era en cierto modo un hospital público, encontramos a un hombre paralítico que ha vivido en sufrimiento durante 38 largos años. El estanque de Betesda, con sus aguas, supuestamente curativas, es su única esperanza, porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque y agitaba el agua, y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.

Tal vez esta esperanza de sanar era real y Dios honraba una liberación de fe, o puede ser que esto fuera solamente una leyenda, aun así, una multitud de enfermos la creía y había ahí un hombre que hacía 38 años que estaba enfermo. Después de 38 años ya este hombre se había resignado, nadie podía ayudarle había perdido la esperanza de sanarse y no podía hacer nada solo. Su caso parecía ser definitivo.

Quiero recordarte que no importa cuán atrapado te sientas en tus achaques, Dios puede ayudarte en tus necesidades más profundas. No permitas que un problema o una causa molesta motiven la pérdida de tu esperanza, Dios puede hacer una obra especial en tu favor a pesar de tu condición, o aún, debido a ella, como lo vemos en la historia contada por Juan.

Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo así le dijo: ¿Quieres ser sano? y esta es la pregunta clave, ¿quieres ser sano?, sin lugar a dudas es uno de los interrogantes más importantes de todos los tiempos, por naturaleza todos somos impotentes en materias espirituales, somos ciegos, cojos y paralíticos, pero la provisión plena para nuestra sanidad está hecha, si atendemos a ella.

Había ahí una multitud de personas necesitadas, sin embargo, ninguno de ellos vio a Jesús. Allí estaba Cristo, quien podía sanarlos, pero ninguno de ellos lo buscó, sus ojos estaban puestos en el agua esperando que fuera agitada, estaban tan agobiados con sus propios caminos que el verdadero camino fue desatendido, una multitud esperando alrededor de las aguas del estanque de Betesda, todos ellos esperando en vez de mirar a Jesús.

¿Quieres ser sano?, esta fue una pregunta sincera, Jesús sabía que no todas las personas enfermas quieren ser sanadas y que algunas están tan desanimadas que, alejan toda esperanza de ser sanadas. Jesús lidiaba con un hombre que podía tener su corazón tan marchito como sus piernas, por lo tanto, intentó edificar la fe de este hombre es razonable preguntarnos si realmente quería ser sanado, ya que un mendigo a menudo pierde una buena vida, entre comillas, al ser sanado de su enfermedad. "Señor, —le respondió el enfermo—, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo", Jesús le dijo: "Levántate, toma tu lecho y anda", Jesús le dijo al hombre que hiciera lo que no podía hacer, estando paralizado era imposible que se levantara o tomara su lecho o que caminara.

En ese momento Jesús lo desafió a creerle por lo imposible y al instante, dice la palabra, aquel hombre fue sanado y tomó su lecho y anduvo y esto sucedió cuando el hombre respondió en fe e hizo exactamente lo que Jesús le dijo que hiciera, aunque un momento antes esto era imposible de hacer. El hecho de que sanó fue confirmado en que tenía la fuerza para cargar su propio lecho y caminar con él, imagina el asombro y la alegría que llenó todo el aire mientras este hombre se puso de pie.

Luego, la noticia se esparce por Jerusalén y las autoridades religiosas cuestionan este acto milagroso, el paralítico por su parte, no solo ha experimentado la sanidad física, sino también una transformación interior que lo lleva a seguir a Jesús.

¿Qué podemos concluir en esta historia?, pues la historia del paralítico de Betesda nos muestra el poder transformador de Jesús en nuestras vidas, incluso en medio de la desesperación más profunda, su compasión y su poder pueden cambiar nuestra realidad, Jesús puede sanarte ¿quieres ser sano?, pues fija tus ojos en Jesús y obedece su palabra.

Que tengas un día lleno de esperanza al poner tu mirada en Jesús y atender sus palabras.

 


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