El día del maestro es una festividad que honra la labor de los catedráticos y profesores mexicanos. En México, el día del Maestro se conmemoró por primera vez en 1918 y desde entonces se propuso que fuera el 15 de Mayo la fecha destinada a conmemorar a todos estos profesionistas que se encargan de enseñar o guiar a los estudiantes.

Por lo que este 15 de mayo celebramos un día muy grande y especial: el día del maestro en México, y que mejor que dedicarles unas cuantas palabras de ánimo y agradecimiento por todo lo que hemos recibido de tan nobles personas, para alentarlos a seguir con su labor de enseñanza de la mejor manera.

Los maestros son generadores de cambio en la sociedad, debemos reivindicarlos y darles lo que por derecho les pertenece, reconocerlos y valorarlos. Porque ser maestro en México, implica ser valiente, no cualquiera se atreve a enseñar a transmitir sus conocimientos de manera ética y moral pero sobre todo a ser responsable de la enseñanza pedagógica de los demás seres humanos. Todo para preparar y facilitar nuestro aprendizaje, perfeccionar nuestro carácter, cimentar valores y muchas veces contribuir en nuestra formación como seres humanos.

Tuve la gran bendición de venir de una familia de maestros, mis abuelos fueron maestros rurales en la región huasteca, el profesor Juan Roa y la maestra Antonia Rivas, ellos fueron los pioneros en dar la educación básica en esta región en la década de los cincuenta, gestionaron para que hubiera escuelas cerca de las comunidades indígenas. Mi madre Carmelita Roa fundo la primera escuela de enfermería para mujeres indígenas en Tancanhuitz su Pueblo natal.

Así, pude ver de manera cercana el amor con que trabaja un maestro, el esfuerzo, la paciencia, las horas de trabajo dedicado no solo en la escuela también en sus hogares. Impartían sus conocimientos muchas veces abajo de un árbol, sin pupitres ni pizarrones, pero fueron parte de la formación de muchas personas que hoy en día los recuerdan con amor y agradecimiento. Porque como muchos maestros, su tarea no terminaba cuando terminaba el horario de clases, sino al ver a las personas realizarse profesionalmente.

Ahora recuerdo una de las frases célebres que escuche de un docente a quien admiro la cual es: "la enseñanza sin afecto no lleva trascendencia", y esta frase me ha llevado a valorar, el camino sagrado de la docencia.

Los maestros y maestras son seres humanos con la mirada y acción bien puestas y dispuestas. Muy conscientes de que aún tenemos enfrente mucho que hacer, mucho que reflexionar y mucho que transformar.

El futuro no debe encontrar dormido a nadie, mucho menos a los docentes que son tan importantes en nuestras vidas. Deben responder con creces al reto histórico que tienen por delante; para nuestros queridos maestros, desde aquí manifiesto y reitero todo mi afecto, mi respeto y mi reconocimiento a todos ustedes.

Sirvan estas palabras como homenaje a todos los maestros, por enseñarnos, por motivarnos, por tener esa paciencia maravillosa, por infundirnos sus conocimientos, por su lucha, por su espíritu, por su mística, por su conciencia vital.

Por qué a ustedes les debemos mucho de lo que ahora somos, por todo esto mil gracias.

¡Felicidades en su día!

Hasta pronto y que su corazón siempre este contento.