La situación del Estado de Oaxaca no es nada fácil, principalmente porque son organismos que tienen ya muchos años trabajando en el activismo, además de que son contestatarios, y como sociedad civil, tienen metodologías rígidas al momento de llevar a cabo una protesta, sin embargo, los gobiernos municipales, estatales y federal, debe de mantener la paz, el diálogo y la capacidad de negociación, lo cual no se ha visto durante este hecho de los cambios por la reforma educativa, pues quien está más cerrado, es precisamente el Gobierno Federal, pues a pesar de que la reforma educativa tiene sus antecedentes en cuanto a las implementaciones y confrontaciones hacia la misma, este sexenio ha mostrado ser muy drástico y rígido y vertical.

Sin duda alguna, hablando en términos de la legitimidad de una política pública, la consulta de las bases debe de ser realizada, aunque en estos momentos el Estado ha comenzado a dañar a su propia gente, a pesar de que la gente tiene el derecho a la crítica y a la resistencia, pero sin lesionar los derechos de terceras personas.

A pesar de todo esto, nada justifica la violencia del Estado hacia la ciudadanía en general, salvo casos demasiado extremos que aún no se ven, pues no se ha podido observar situaciones o hechos de verdadero peligro o riesgo para que el Gobierno comience a actuar de esa forma, mandando bombas y otras represalias con el uso de mano dura; tendremos que estar muy al pendiente como sociedad civil y fundamentalmente, hacer el llamado a los representantes de las instituciones defensoras de los Derechos Humanos, ya sea de la sociedad civil y del propio estado, evitando con ello también, ser evidenciados a nivel internacional por no saber controlar nuestros propios procesos internos.