Salmo 107:29 (TLA) calmó la furia de la tormenta, y aplacó las olas del mar.

La gente experimenta muchos tipos de tormentas a lo largo de su vida. Hay problemas en las relaciones personales, circunstancias difíciles, dificultades financieras, crisis espirituales y conflictos emocionales por nombrar algunos. Una cosa es segura, las tormentas de la vida llegan a todos tarde o temprano. Tenemos un enemigo que no juega limpio y te trae problemas para ver si abandonas tu fe en Dios.

Pero no importando lo que venga en tu camino, nunca olvides que Dios nunca te dejará ni te abandonará (Hebreos 13:5). Él está contigo siempre. Recuerda cuando Jesús estaba en la barca con los discípulos y se levantó una furiosa tormenta. Él calmó la tormenta y todos estuvieron a salvo.

Mar 4:37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.

Mar 4:38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?

Mar 4:39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.

Los discípulos se asustaron porque la tempestad amenazaba destruirlos y parecía que Jesús no se daba cuenta ni se preocupaba de lo que pasaba. Era una tempestad física, pero como mencioné antes, hay tormentas que se producen también en otro sentido. Piensa en las tormentas de tu vida, en las circunstancias que provocan en ti gran ansiedad. Cualquiera que sea tu dificultad, tienes dos opciones: preocuparte y suponer que a Jesús no le importa o resistir el miedo y poner toda tu confianza en El. Cuando el pánico quiera hacer presa de ti, confiesa tu necesidad a Dios y confía en que El cuidará de tu vida.

Jesús hará por ti lo que hizo con Sus discípulos cuando clames a Él con todo tu corazón.

Jer 33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Las tormentas son temporales, no eternas. Te animo a que pongas toda tu confianza en Aquel que tiene autoridad sobre las tormentas, y que habla Su Palabra sobre tu vida y tus circunstancias. La Palabra hablada de Dios está por sobre cualquier tormenta. Ella suelta Su poder y calma la furia de la tormenta y aplaca las olas del mar.

Quiero invitarte a unirte a buscar y clamar a Dios y a estudiar Su Palabra en Fruto Abundante, los domingos a las 11 am en Juan Sarabia 14 de la Colonia Obrera y los miércoles en nuestra reunión de Oración a las 7 pm.

Espero verte en la iglesia.

Sinceramente,

Héctor de Luna Espinosa