Que loza tan pesada. Nos inventan un ícono de esperanza y así, la Marina la tira de un madrazo. Confieso que estaba esperanzado en que Frida Sofía saldría avante entre las cenizas como Iki.

Confieso que el relato de Carlos Loret removió mi corazón y tuve que acudir al pasillo de mi trabajo para que no se viera la lágrima salir.
Confieso que creía la pesadez y pesadumbre del llamado “teacher” en la noche, narrando las historias que viven los reporteros al punto de necesitar ayuda profesional por las emociones de ida y bajada y lo que eso signifique.

Confieso que mi hijo guardaba una esperanza de verla salir junto a las otras 4, con las que según Frida Sofía hablaba. Resulta que las 5 eran fantasmas de la esperanza. Ahora se busca a un conserje o persona mayor en su lugar. Era raro que ningún padre buscara a Frida, Ana, Lupita, Martha o cómo se llamaran sus pequeñas.

¿Qué significa crear una historia de sobrevivencia para que el pueblo de México siga incesantemente buscando abajo del ladrillo de la esperanza?

Espero de verdad que haya sido un invento o imaginación de ese topo que la escuchó, que fue nutrido por todo las voces del más allá que le ofrecían los fantasmas imaginarios, porque éste sí que debe de sentir el mundo cuando una loza de 3 toneladas está a 20 centímetros de su pecho.

Espero que no haya sido un invento de la televisión y el rating porque nos volverían a ratificar que ellos y los políticos actúan con objetivos similares.

Que nos devuelvan la esperanza, puños arriba que Frida Sofía está por salir en espíritu y cuerpo, que no la traigan por favor que México la necesita como el hijo más anhelado.