Se acabaron las precampañas y entramos a un raro lapso de intercampañas, donde se supone que es previo a las campañas formales y, por lo tanto impide a los candidatos promoverse. El hecho es que ninguno, por la dinámica del momento, los jala la inercia y no van a dejar de actuar, sería un suicidio, lo está haciendo López Obrador, el mismo Anaya lanzó la pregunta al INE ¿qué se puede o no hacer?, a estas alturas, ¿quién se va a encerrar en su casa?

La carrera por la presidencia comenzó y obvio, no se va a detener, la autoridad electoral está obligada -si no quiere verse rebasada-, a regular de acuerdo a las condiciones presentes, los alcances y límites en que los contendientes pueden actuar, antes de que comiencen nuevamente a disfrazar sus eventos.

Ya de por sí estamos en medio de un clima enrarecido, el transfuguismo en los partidos políticos al orden del día; sospechosas candidaturas y personajes impresentables pegados a las ubres del poder, son presentados cotidianamente como trofeos de campeonatos mundiales, finalmente, todo por su voto.

La cosa no para ahí, la violencia sigue como termómetro en verano: a la alza, con temperaturas asfixiantes, la ola de ejecuciones toca las sensibles fibras de la política al resultar algunos candidatos víctimas de ese cruel destino, elevando el nivel del sospechosismo.

Por otra parte, se avecina un nuevo conflicto magisterial, hay quienes opinan que el ciclo de su líder Juan Díaz de la Torre ha concluido, los controles en el gremio muestran señales de dispersión y hartazgo, situación que prende focos amarillos por lo que representa la organización y capacidad de movilización de los maestros, que comienzan a atrincherarse cobijados por diferentes banderas.

Un factor adicional consiste en el largo y tortuoso camino que ha significado la renegociación del Tratado del Libre Comercio con nuestros vecinos norteamericanos, en principio se dijo que sería rápido, sin embargo, las señales muestran lo contrario, los cálculos a estas alturas y lo complejo del proceso, seguramente consideran como elemento clave los resultados electorales en México y, por lo tanto, nuestras contra partes miden los tiempos.

Entre elementos de seguridad, políticos, sociales y económicos, nos encontramos en medio de una vorágine de acontecimientos que conforman condiciones poco comunes, circunstancias que ponen en riesgo la de por sí cuestionada estabilidad del país, se percibe que algo raro ocurre, a la vez de que cada quien va por lo suyo, de acuerdo a sus conveniencias, jalando la cuerda y estirándola en sentidos contrarios, solo nos resta estar atentos para hasta donde se pueda, evitar que se rompa.