Sin lugar a dudas, la Republica Popular China es el fenómeno económico más relevante en toda la historia de la humanidad por la magnitud y rapidez de su crecimiento, por ello, es que su auto-recetada desaceleración genera mucha expectación, preocupación y por supuesto, afecta a la economía mundial al alterar los precios del petróleo a escala global, lo que ha generado mucha incertidumbre, fragilidad y volatilidad, sobre todo en las llamadas naciones emergentes como es la nuestra.

Por tener un ejemplo claro de esta nación, basta con mencionar el enorme gasto que genera el mantener, movilizar y abastecer al mayor Ejército del mundo, con 1,6 millones de tropas activas, el cual se encarga de proteger las fronteras y proveer la capacidad de que el país proyecte su poder en el territorio y el mundo. Aunque en las últimas dos décadas ha recortado extensamente el número de soldados y divisiones de combate, siguen siendo muy numerosos y, gracias a su sostenido crecimiento económico, han dedicado grandes fondos a su presupuesto de defensa, especialmente proyectos de alta tecnología.

La huella de China es muy significativa en muchos aspectos, uno de los más importantes son los hidrocarburos, dado a que ahora es el mayor consumidor de petróleo del planeta con fines industriales, al consumir diez millones 100 mil barriles por día, a noviembre del año pasado. Esta nación asiática liderada por Xi Jinping, representa 12% de la demanda global de crudo y en el año 2014 importó 316 mil millones de dólares en hidrocarburos, lo que representó 16% de sus importaciones totales, convirtiéndose en el segundo rubro por debajo de artículos electrónicos que representaron 425 mil millones de dólares.

Los datos de una desaceleración China, según el Fondo Monetario Internacional, no amerita una caída de la magnitud que estamos observando en los precios del crudo. Aun cuando las estadísticas del país más poblado de la tierra estuvieran infladas y su economía creciera en realidad solo un 4%, no sería suficiente para justificar los precios tan bajos del petróleo que estamos observando, por lo que si lo que está empujando los precios de los energéticos a la baja es China, entonces estamos ante un efecto que se terminara hacia el tercer o cuarto mes del año. En caso de que la economía China se desplome y entre en una recesión, lo cual está prevista pero, hasta la siguiente década, la menor de las preocupaciones a nivel mundial será el precio del crudo por las diversas consecuencias geopolíticas de un suceso de esa naturaleza.

Entonces lo que el país de China está buscando, son nuevas formas de retomar la senda del crecimiento económico, tras un freno en su Producto Interno Bruto (PIB), y al depreciar su moneda el yuan, sus exportaciones serán competitivas y el país buscará entrar con más fuerza con sus productos en otras naciones. Con esto nos damos cuenta de la estrategia de este gigante, la cual muchas pequeñas economías petrolizadas padecemos. Estas condiciones de debilidad del mercado apuntan a que en el primer trimestre de 2016 el consumo de América, como región, será de 30.9 millones de barriles por día, lo que significa una baja desde los 31.2 en el cuarto trimestre de 2015.

Es evidente que el reto es más que formidable para Petróleos Mexicanos, que no tiene la flexibilidad de otras grandes petroleras ante un escenario de disminución prolongada de los precios del hidrocarburo, ya que incluso están comenzando a sacar del mercado a los productores estadounidenses por la insolvencia como consecuencia de los bajos precios del petróleo. Nuestro petróleo y la moneda van a la baja pero solo en parte por la buena estrategia del gigante asiático, la realidad es que como nación hemos dejado de hacer nuestro trabajo de diversificar los ingresos, de ser más competitivos, o sea, de crecer.

Todo tiene su precio y en países en desarrollo como el nuestro los costos sociales han sido muy altos que están siendo cobrados a todos, me refiero a todos los de abajo, a los más pobres, campesinos, obreros, empleados e incluso empresas y comercios pequeños y medianos, así como las poblaciones más pobres del país todos ellos son los que cargan el mayor peso de los efectos sociales negativos de las crisis económicas.

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