Alegría y temple por la banda derecha

Alegría y temple por la banda derecha

Aunque su físico es similar al de cualquier adolescente, Diego Cortés personifica a uno de los baluartes de la selección Sub 17 que peleará el título por México el próximo mes

Rubén Guerrero Atilano| laaficion.milenio.com| | Martes, 29 de Septiembre de 2015| 11:09

Con 17 años en la espalda, Diego Cortés es un joven que despilfarra alegría. Está en camino a convertirse en futbolista profesional, su proceso de formación lo vive en el día a día de Chivas y para dejar en claro el nivel de su calidad, es seleccionado nacional Sub 17, parte fundamental del combinado que en menos de un mes (inicia el 18 de octubre), disputará el Mundial de la especialidad, en Chile.

En la cancha es un duro marcador cuando las circunstancias así lo requieren, aunque también asume con seriedad la responsabilidad de ir al frente con vehemencia. Es lateral derecho. Fuera del campo su actitud es desenfadada, propia de su adolescencia. Tan natural es, que no tiene problemas con confesar detalles relevantes: "esta es mi primera entrevista; estoy nervioso", dice antes de la charla.

A la hora de las preguntas y respuestas, el ´2´ del Tri infantil habla sereno, con voz firme y convicción; al igual que el resto de la plantilla, asegura que a la Copa del Mundo irá con un solo objetivo en la mente: "No tengo motivación, tengo alegría por disputar un Mundial... Imagínate, soñaba con eso cuando era más chico. Será lo mejor que me ha pasado en la vida. Para mí es un suceso muy fuerte".

Para reforzar su teoría y compromiso, Cortés Padilla revela que a su generación no le afecta el hecho de que en el pasado ya se hayan conseguido los títulos, esos que ahora parecieran una obligación: "No hay peso extra por los títulos de antes, en esos años (2005 y 2011), los que estuvieron hicieron su trabajo, su historia y es nuestro turno demostrar que también podemos lograr lo que ellos consumaron".

A simple vista, Diego es tan solo un joven delgado y educado, si se le mira a de cerca, su identidad se revela en cosas mínimas: lleva un tatuaje en la mano derecha, un marca que le funciona como aliciente en los momentos de mayor inestabilidad; toma decisiones de hombre y enfrenta su presente con la sobriedad y la responsabilidad propia de cualquier adulto.

"Mi día a día es simple, entreno en la mañana con Chivas, estudio en Educare (complejo estudiantil del Club Guadalajara). Las noches, que es el tiempo que tengo más libre, se lo dedico a mi familia. A mi edad, ser futbolista profesional es una bendición. Apenas es el inicio de una carrera que quiero disfrutar mucho más, lograr cosas grandes", advierte.

Sus funciones en el terreno de juego serán fundamentales para crear peligro y repartir el juego contra rivales de alta jerarquía. Diego, con sonrisa en rostro, tendrá la misión de ser baluarte y asumir riesgos de gente mayor, resolviéndolos como hasta ahora, con motivación y alegría por el reto que implica.

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