El otro crimen contra los normalistas de Ayotzinapa

El otro crimen contra los normalistas de Ayotzinapa

Hace cuatro años los policías participaron armados en el desalojo de los normalistas que protestaron en la autopista por exigir el cumplimiento de su pliego petitorio

lasillarota.com| CHILPANCINGO, Guerrero| Sábado, 12 de Diciembre de 2015| 16:28

Se cumplieron cuatro años del crimen contra los normalistas de Ayotzinapa, Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino, y la justicia todavía no les alcanza. Los normalistas y los familiares de quienes para estas fechas serían maestros rurales, recorren las calles de Chilpancingo para llegar al mismo lugar del crimen: la autopista Sol.

Quizá el caso no alcanza la justicia porque entre los señalados de ese crimen cometido a plena luz del día sobre la carretera de cuota, están los policías federales y ministeriales.

Hace cuatro años los policías participaron armados en el desalojo de los normalistas que protestaron en la autopista por exigir el cumplimiento de su pliego petitorio que contempló demandas básicas, desde material académico hasta mejoramiento de las instalaciones de la normal, y por el respeto al mecanismo de selección del director.

Existen evidencias -fotografías en casi todos los medios de comunicación locales y nacionales- de los policías armados, pero no hay ningún detenido ni consignado por el caso. Las autoridades locales y nacionales dedicaron por acusarse los unos a los otros. Es necesario precisar que se estrenaba el gobierno estatal de Ángel Aguirre Rivero, el gobernador depuesto por los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, que de nueva cuenta alcanza a Ayotzinapa.

Esta protesta, como el año pasado empalma las dos grandes tragedias de Ayotzinapa. En el contingente otra vez los padres de los 43 normalistas desaparecidos hace más de 14 meses. Otra vez, por enésima vez, protestando porque les digan dónde están.

También los familiares de Gabriel y Alexis, a quienes se les vuelve a ver cada año, para recordarlos.

Dejan a un costado de la carretera, donde desde antes de las 15 horas el paso de vehículos está detenido, y así los estaría por la próxima hora, porque el lugar de convirtió en un culto religioso en su memoria, dos ataúdes de cartón, forrados de papel negro y rojo, con el nombre de cada uno.

También dos coronas de flores que los normalistas cargaron durante la marcha, que más bien pareció un cortejo fúnebre. Desde hace cuatro años ése es el lugar del recuerdo.

A mediodía de ese 12 de diciembre de hace cuatro años, el cadáver de Gabriel quedaría tirado boca abajo sobre el carril sur-norte de la autopista del Sol. Gabriel salió de su refugio (atrás de los autobuses atravesados que los normalistas llevaron); corrió hacia los policías federales que frente a él que hacían una barricada. Las balas que entraron de costado izquierdo sobre su cuello, lo mataron, y las piedras que llevaba en las manos rodaron.

Alexis es uno de los normalistas que rodea el cadáver de Gabriel tan pronto cayó. Aparece en los videos antes del segundo bloque de rafagazos, ésos que lo alcanzaron cuando brincaba el muro de contención e hicieron que su cadáver quedara boca arriba, del otro carril (norte-sur).

Su cadáver queda frente a los policías ministeriales que llegaron por el puente deferente a Galerías Chilpancingo.

En este momento el sacerdote que oficia la misa en memoria de los dos normalistas, hace un reconocimiento a los padres de los 43 por la resistencia en su lucha.