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Por amor a su religión, William da Silva se convertirá en pastor

Por amor a su religión, William da Silva se convertirá en pastor

Después de sufrir dos infartos a los 16 años, el mediocampista de Toluca encontró en el cristianismo la fuerza para retomar su carrera y su vida con una base religiosa

Higinio Robles| Milenio| | Martes, 16 de Octubre de 2018| 11:07


  • William da Silva, mediocampista de Toluca, debutó en su natal Brasil a los 16 años con el Palmeiras, uno de los equipos más representativos de ese país. A tan corta edad alcanzó el máximo sueño, pero hubo dos episodios que cambiaron su vida y lo alejaron por dos años de los campos de juego. En esa adversidad se acercó a la religión, y desde entonces su vida dio un vuelco completo.

    Siendo un adolescente, el mediocampista cumplió con la inspección médica de rigor que practican todos los clubes. “Me fui a hacer estudios del corazón y tuve un problema, tuve un paro cardíaco ahí y tuve que dejar el futbol, me entró la desesperación porque tenía 16 años, quedé depresivo, bajé de peso como 10 kilos, eso me cambió la vida, porque ya no podía jugar y hacer lo que más quería. Un año después de este paro cardíaco volví a hacerme los estudios y tuve otro paro cardíaco; entonces se me acercó un amigo y me empezó a hablar de Cristo y me decía que me acercara, que Cristo me podía ayudar que me podía hacer un milagro”.

    Fue ese problema de salud el que llevó a William al cristianismo, se refugió en la fe porque “los médicos me decían que era imposible regresar a la cancha, entonces me empecé a acercar a Dios y hoy llevo casi 13 años caminando con Jesús, de ir a la iglesia, de orar y de llevar a mis hijos a conocer de ello y creo que es la mejor cosa que he hecho en mi vida es la mejor decisión que he tomado en mi vida”.

    Y con plena firmeza, William no duda en dar testimonio de su fe. “Estoy muy agradecido con Dios y por eso intentó transmitir esto día con día. En el trabajo no me guardo nada en los entrenamientos porque por un momento tenía las ganas de entrenar y no podía porque estaba enfermo. No me guardo nada en los partidos porque hubo momentos que quería jugar y no podía hacerlo porque estaba enfermo; entonces cada minuto, cada segundo que me toca jugar busco hacer lo mejor y dejar todo ahí. Estoy muy agradecido con Dios por regresarme otra vez a la cancha”.

    En cada partido que Da Silva ha jugado en México desde el 2013 que llegó a Querétaro, en América y ahora con Toluca, es común verlo realizar manifestaciones de tipo religioso, y los goles que ha marcado en el futbol mexicano los ha celebrado hincándose y levantando los brazos al cielo como muestra de agradecimiento. ¿Por qué lo hace, por qué no explota en júbilo como lo hacen otros jugadores brincando, gritando...?

    Y añade que cuando marca un gol “es el momento más feliz y más contento de este deporte y quiero compartir ese momento con él y decirle que no me olvido de lo que ha hecho por mí. Vivo con esa gratitud, porque solo uno sabe lo que pasó y lo que sufrió para llegar hasta acá, pero no lo digo por el tema de la competencia sino por el tema de la salud, porque me quedé dos años y cuatro meses sin poder patear la pelota, ¿a quién le gusta eso?; cuando meto un gol lo festejo como quiero, unos bailan y otros hacen lo que quieren hacer y yo se lo dedico a quién se lo quiero dedicar, es mi momento y les pido que me respeten. Eso es lo que le contesto a mucha gente que me ha dicho que yo festejo muy aburrido”.

    Su comportamiento no ha pasado desapercibido y él mismo señala que si bien, en los equipos que ha militado, sus compañeros le respetan sus creencias, sí ha habido momentos en los que ha escuchado algunos comentarios en tono de burla de gente ajena al futbol. “Me ha pasado que la gente dice ‘ese es el santo, es él padrecito’. Me dicen El Pastor, pero de verdad estoy convencido de lo que soy”.

    William agrega que sí hay jugadores que cuestionan su forma de comportarse en el sentido en que no hace otras cosas que realizan algunos otros jugadores profesionales “dicen que por qué no salgo o que tengo una vida muy aburrida, pero no tengo una vida aburrida, tengo la vida que siempre quise tener, siempre me encantó cuidar a mis hijos, a mi señora, cuidar mi trabajo y prepararme para hacer las cosas bien y tener gratitud con Dios, no creo que mi vida sea mala; al revés, es una vida llena de sanidad y de pureza”.

    La experiencia de su adolescencia le cambió toda la perspectiva a William da Silva, quien incluso tiene claro que una vez que la carrera como futbolista termine, se dedicará a ser pastor, porque cree que esa será su manera de seguir llevando su mensaje.

     


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