Semana del 05 de Abril al 11 de Abril de 2024

La parálisis de Bell

La parálisis de Bell

Laura Sierra / Fisioterapeuta

¿Has experimentado debilidad en un lado de la cara que provoque que la boca se incline hacia un lado, dificultad para cerrar el ojo o para consumir líquidos sin que se derramen? Podríamos estar hablando de una parálisis facial periférica o de la parálisis de Bell.

La parálisis de Bell es una condición que ocasiona debilidad repentina en los músculos de un lado de la cara. Se trata de un trastorno del nervio facial, también conocido como el 7º par craneal, que controla el movimiento de estos músculos. Esta debilidad puede hacer que la mitad de la cara se vea caída, que la sonrisa se vea sesgada y que el ojo del lado afectado no pueda cerrarse.

Las causas de la parálisis de Bell pueden afectar a personas de cualquier edad, aunque es más común en personas mayores de 65 años. Se cree que está relacionada con la inflamación del nervio facial en el área donde atraviesa los huesos del cráneo. Sin embargo, la causa a menudo no es clara. Además del herpes simple u otras infecciones, enfermedades como el VIH/SIDA, la enfermedad de Lyme, infecciones del oído medio, sarcoidosis, diabetes y el embarazo pueden aumentar el riesgo de padecer esta afección.

Los síntomas de la parálisis de Bell pueden aparecer de repente e incluir desde debilidad leve hasta parálisis total de un lado de la cara, caída facial, dificultad para expresarse facialmente, babeo, dolor en la mandíbula o detrás de la oreja, sensibilidad auditiva aumentada, dolor de cabeza, pérdida del gusto, producción excesiva o escasa de lágrimas y saliva.

En muchos casos, no se necesita tratamiento específico, ya que los síntomas tienden a mejorar con el tiempo. Sin embargo, puede requerirse terapia física para fortalecer los músculos faciales. Esta terapia puede incluir ejercicios frente al espejo, técnicas de Facilitación Neuromuscular Propioceptiva (FNP), electroestimulación en casos necesarios y ejercicios de fortalecimiento muscular con globos o popotes, entre otros.

Es fundamental buscar atención médica o de un fisioterapeuta ante la aparición de estos síntomas para recibir el mejor tratamiento y facilitar una pronta recuperación. Recuerda que mientras más pronto se inicie el tratamiento, más rápida será la recuperación y podrás reintegrarte eficazmente a tus actividades diarias y deportivas.