Verde descarta ley a modo y defiende candidatura femenina para 2027
En política, los años no terminan: se encadenan. Y el cierre de 2025 en San Luis Potosí no representa un punto final, sino la consolidación de una etapa que ya está marcando el ritmo del proceso electoral que se avecina. Mientras otros actores apenas comienzan a acomodar sus piezas, el Partido Verde avanza en una lógica clara: organización interna, expansión territorial y definición temprana de reglas del juego.
Lejos del estruendo electoral formal, 2025 fue un año de trabajo silencioso pero constante. Un año para reagrupar, medir fuerzas, identificar lealtades y, sobre todo, definir quién está dentro y quién está fuera de un proyecto que no solo busca competir, sino mantenerse como eje central de la vida política potosina.
2025: EL AÑO DE LAS BASES
Desde la perspectiva interna del Partido Verde, 2025 fue el año del cimiento. "Establecimos las bases de lo que es nuestro movimiento", se afirma al describir un periodo que tuvo como prioridad la afiliación, la reafiliación y el contacto directo con la militancia. No fue un ejercicio menor: el padrón pasó de 250 mil afiliados a un rango de entre 600 y 650 mil, un crecimiento que prácticamente duplicó la estructura partidista en la entidad.
La meta es clara y ambiciosa: acercarse al millón de afiliados rumbo a mediados de 2026. No como un ejercicio simbólico, sino como una estrategia para ampliar el margen de convocatoria y llegar al proceso electoral con una base social sólida, identificada y activa. La lógica es simple: quien quiera participar, que lo haga desde dentro, compartiendo ideales y sumándose a un proyecto que ya gobierna y busca continuidad.
Este crecimiento, sin embargo, no ha sido homogéneo. Hay municipios con mayor aceptación y otros donde el avance es más lento. La dirigencia lo reconoce sin dramatismos: no todos los equipos caminan al mismo ritmo y esa diversidad también forma parte de la realidad política del estado.
EL CALENDARIO YA CORRE
Aunque formalmente el proceso electoral arrancará en noviembre de 2026, en los hechos el reloj político ya está corriendo. Diez meses pueden parecer mucho tiempo para el ciudadano común, pero en política es un suspiro. Por eso, 2025 fue concebido como el año para ordenar la casa, fortalecer la estructura y evitar improvisaciones de último momento.
La apuesta es llegar a la antesala electoral con claridad interna y con una narrativa definida hacia el exterior. No se trata solo de ganar, sino de hacerlo con cohesión, disciplina y un discurso que conecte con un electorado cada vez más exigente y menos tolerante a la simulación.
LA REFORMA QUE CAMBIÓ LA CONVERSACIÓN
Si hubo un tema que alteró el tablero político en el cierre de 2025, fue la aprobación por parte del Ceepac de una iniciativa de reforma constitucional y electoral que plantea que en 2027 solo mujeres podrán competir por la gubernatura de San Luis Potosí. La discusión no tardó en polarizar opiniones y alimentar lecturas interesadas.
Desde el Partido Verde, la postura es directa: la destinataria de esta reforma es cualquier mujer potosina que quiera competir. "No tiene nombre ni apellido", se subraya. La narrativa que intenta reducir la reforma a un traje a la medida de una persona específica es vista como una simplificación interesada, impulsada más por la falta de cuadros que por un análisis serio del fondo del tema.
La reforma, se insiste, no excluye: prioriza. Busca corregir una inercia histórica en la que la gubernatura ha sido ocupada de manera sistemática por hombres, abriendo una ventana de oportunidad real para que una mujer encabece el Poder Ejecutivo estatal.
REFERENTES, NO OCURRENCIAS
El argumento de que se trata de una medida inédita se desmorona al revisar otros casos en el país. Yucatán es uno de los ejemplos más recientes, donde una legislación similar fue aprobada sin generar el nivel de ruido que hoy se observa en San Luis Potosí. La diferencia, quizá, no está en la ley, sino en quién domina la agenda política.
La paridad no es una sorpresa para los partidos que han trabajado durante años en procesos internos. Los mecanismos para privilegiar candidaturas femeninas existen, se han aplicado y forman parte de la evolución del sistema democrático. La diferencia ahora es que la discusión trasciende a un partido y se coloca en el centro de la competencia estatal por la gubernatura.
UNA PRUEBA PARA TODOS LOS PARTIDOS
Más allá del Verde, la reforma deja al descubierto una realidad incómoda para otros institutos políticos: la falta de cuadros femeninos con estructura, trayectoria y proyección suficiente. Mientras algunos se concentran en cuestionar la legalidad o la intención de la reforma, pocos parecen estar ocupados en formar liderazgos femeninos capaces de competir con seriedad.
El planteamiento es contundente: no se trata de impedir la participación masculina, sino de obligar al sistema político a voltear a ver a las mujeres como opción real de poder, no como cuota ni como figura decorativa.
COMPETIR SIN PRETEXTOS
Desde la dirigencia verde, el mensaje es claro: el partido puede competir con hombres o con mujeres. "No necesitamos ningún modo", se afirma, recordando que en 2021 se ganó con una alianza mínima y que en 2024 se obtuvo el primer lugar en solitario. La confianza no se basa en la coyuntura, sino en los resultados previos y en la presencia territorial acumulada.
El debate, se reconoce, alimenta la grilla y la política ficción. Pero también es parte natural de un sistema democrático donde las reglas se discuten, se impugnan y, eventualmente, se validan en los cauces legales correspondientes. El Verde asegura no temer a ese proceso: apego a la ley, respeto a las instituciones y confianza en la fuerza ciudadana.
CUANDO EL PODER SE PIENSA EN TACONES
La idea de que San Luis Potosí pueda ser gobernado por una mujer deja de ser una consigna y comienza a perfilarse como una posibilidad concreta. El avance de mujeres en secretarías de Estado, en el Congreso local y federal, y en espacios de decisión pública refuerza el argumento de que la capacidad ya está ahí.
Durante años, uno de los reclamos más persistentes ha sido que, aun con trabajo político probado, a muchas mujeres se les cerraba la puerta de las grandes decisiones. La reforma, más allá de la coyuntura, busca romper ese techo y ampliar el horizonte.
EL VERDE Y LA AGENDA PÚBLICA
Al cierre de 2025, hay una certeza difícil de ignorar: el Partido Verde domina la conversación política en San Luis Potosí. Para bien o para mal, es el actor que marca los temas, provoca reacciones y obliga a los demás a definirse. Esa centralidad no es casual, es resultado de una estrategia de largo plazo que combina gobierno, estructura partidista y presencia mediática.
Con el proceso de 2027 en el horizonte, el mensaje es inequívoco: la discusión ya no es si el Verde competirá, sino cómo y con quién. Y en ese escenario, la posibilidad de que el poder camine en tacones dejó de ser metáfora para convertirse en proyecto político.
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