La frontera más militarizada del mundo

La frontera más militarizada del mundo

¡Como Corea sí hay dos! "¡Como México no hay dos! Porque si hubiera dos, estaríamos en el otro": Paco Ignacio Taibo II.

lasillarota.com| | Lunes, 20 de Octubre de 2014| 09:45

Esta frase de Taibo me da vueltas en la cabeza cada vez que reflexiono sobre una pregunta constante entre los extranjeros que vivimos en Corea: ¿Hay dos Coreas o una dividida? Y mientras los especialistas se ponen de acuerdo para respondernos, la conclusión a la que yo he llegado es que "como Corea sí hay dos" y tal vez, todos quieran estar en la otra para disfrutarla por completo.

El origen guerra que dividió la península (de 1950 a 1953) es por demás ignominioso y triste, trajo lo único que trae cualquier guerra, destrucción, diferencias, muertes absurdas y muchos resentimientos políticos. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de Japón que mantenía ocupada la península de Corea desde 1910 (contra la voluntad de Rusia que reclamaba la mitad norte desde 1902), el grupo de los Aliados decidió, una vez retiradas las tropas japonesas en 1945, dividir el país (por no decir "dividir el botín") en dos partes por el "Paralelo 38" una línea (ya no tan imaginaria con el paso del tiempo) fronteriza entre el norte controlado por la Unión soviética y el sur por Estados Unidos.

El conflicto detonó durante la Guerra fría en 1950, cuando el norte invadió el sur dando paso a la contraofensiva respaldada por Las Naciones Unidas y tropas (obviamente) norteamericanas a la cabeza. Se logró replegar de nuevo a los norteños hacia su territorio, pero los soviéticos no se quedaron cruzados de brazos y en 1951, tras la destrucción casi total de Seúl, tomaron de lo que quedaba de esta.

El estira y afloja continuó hasta que finalmente en 1953 se llegó a la firma del "Armisticio de Panmunjom" que, entre otras cosas, decretaba el cese al fuego y la reinstalación de la línea fronteriza a respetar por ambas partes. Pero ya era tarde, la guerra había costado millones de vidas y la división trajo coyunturas políticas casi irreconciliables en un país (ahora transformado en dos) que comparte idioma, Historia y cultura.

El famoso paralelo 38 (una línea trazada a 38° del ecuador) divide la península en Norte y Sur,  tiene 238 kilómetros de longitud y 4 de ancho (dos de cada lado) de territorio llamado curiosamente: "desmilitarizado" es decir donde la actividad militar no está permitida. Minado e intransitable para ambas partes, se ha convertido en una de las reservas naturales mejor protegidas del mundo por la ausencia del hombre en más de 60 años. Pero fuera de él  y por cada lado, la gruesa franja militar que se extiende por ambos lados es de dimensiones incalculables.

Así pues, la frontera entre las Coreas ostenta el título de la más militarizada del mundo y contrario a lo que se cree, en mi humilde opinión, es una de las fronteras donde acontecen menos muertes civiles. Nadie se acerca, nadie cruza, nadie muere allí actualmente por querer cruzar como en otras fronteras ríspidas del mundo, la de Estados Unidos y México por ejemplo.

Seúl se sitúa al noreste del Corea del Sur, a muy escasos kilómetros de la frontera. Desde el norte de la ciudad (donde yo vivo) basta con manejar una hora para llegar a la parte militarizada y a uno de los "observatorios de unificación" (que abundan en la frontera) donde, como su nombre lo dice, se puede observar el norte a través de visores y ver videos tomados con cámaras de largo alcance, de trabajadores rurales norcoreanos llevando a cabo sus actividades con normalidad.

El morbo por ver a "los del norte" es tal que estos observatorios reciben a miles de curiosos, nacionales y extranjeros, diariamente para ver lo que pasa del otro lado.

La primera vez que estuve en un observatorio de este tipo noté algo por demás extraño, en la montaña de aquel lado no hay muchos árboles, la respuesta es sencilla, las temperaturas bajo cero del largo invierno y la carencia de sistemas de calefacción convierten a la madera en combustible que vale su peso en oro en las zonas rurales norcoreanas. Fuera de eso se puede decir que lo que yo observé fue un montón de tierra y montañas sin peculiaridad alguna, salvo la de no poder pisarlas.

Muy a pesar de las circunstancias, se puede decir que no existen odio ni resentimientos, al menos en la población del sur. Existen en el discurso político pero no en el social (caso por demás interesante). Lo que se aprecia son familias divididas y gente preocupada por las condiciones en que viven sus paisanos del norte. Este sentimiento es generalizado, incluso entre las altas esferas sociales. Un caso en particular es el de Chung Ju Yung, fundador del grupo surcoreano Hyundai, activista incansable de la reunificación, gran benefactor de Corea del Norte y cofundador del complejo industrial de Kaesong en 2002 para dar empleo a obreros norcoreanos.

La gruesa y minada línea fronteriza representa un obstáculo físico más no espiritual, muchos coreanos del sur cuyos antepasados se encuentran en el norte visitan los observatorios y realizan  rituales ancestrales con ofrendas y rezos por y para aquellos que permanecen del otro lado, vivos o muertos. Todos son venerados por igual: como familia. Hay muchos indicios para pensar que los coreanos (al menos los del sur) siguen creyendo que "Corea sólo hay una".

Un ejemplo de ello: El de la montaña más alta y venerada por los coreanos: