La tragedia de los que no tienen a quién enterrar en Guatemala

La tragedia de los que no tienen a quién enterrar en Guatemala

Bernardo Solano y Brenda Sen hablaban por teléfono, alrededor de las 22:10 del jueves fue la última vez que se escucharon

lasillarota.com| | Lunes, 05 de Octubre de 2015| 11:50

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Como todas las noches, Bernardo Solano y su novia Brenda Sen hablaban por teléfono, alrededor de las 22:10 del jueves fue la última vez que se escucharon.

Brenda y sus padres son tres de las 300 personas que siguen desaparecidas tras el alud en la localidad de Santa Catarina Pinula, ubicada a 15 kilómetros al sureste del centro de Guatemala, donde hasta el día de ayer, se habían recuperado 131 cadáveres.

Bernardo encontró el sábado por la tarde a tres hermanos de su novia que fallecieron en el alud, escarbó desesperado como casi dos millones de personas entre toneladas de tierra, lodo, escombros, restos de viviendas, coches.

Agotado después de tres noches sin dormir y aunque ya perdió la esperanza de encontrar a su novia con vida, quiere recuperar su cuerpo para darle sepultura.

Camina desencajado entre las tumbas de un cementerio, donde empleados del municipio, algunos montados en andamios, tapan los nichos.

Parientes y conocidos de la familia Sen lloran desconsoladamente, entre ellas, una de las tres hermanas quien reside en otra parte de la ciudad.

Bernardo se sienta y se toma la cara, la familia de su novia tenía años preocupada por la zona en la que vivían, por lo que años hace algunos años atrás habían pedido ayuda a las autoridades para poder mudarse, pero no recibieron respuesta.

La vivienda, construida de forma irregular, fue una de las más de 100 que desaparecieron tras el deslave.

Bernardo y Brenda tenían planes de irse a vivir juntos a fin de año, habían ahorrado para comprar un terreno y en dos semanas harían el anuncio a sus padres.

A medida que la zona de rescate se iba haciendo vulnerable, se prohibió el acceso a voluntarios y periodistas.

Cuando Bernardo encontró a los familiares de su novia, en un principio pensaron que se trataba de Brenda. "Nos habían dicho que era ella, mi novia, pero no, después resultó ser mi cuñadita, la pequeña. Tenía 14 años", explicó Bernardo.

El joven habla de salir adelante, de sueños truncos y de planes que por el momento no se van a concretar.

Desde el viernes que nadie sale con vida, ni familiares parecen esperar ya por un milagro, pero Bernardo no tiene pensado moverse: "Hasta que digan que ya no se busca, voy a permanecer acá. Hasta no ver los cuerpos no me voy de aquí".

Bajo la lluvia, este domingo se quedó en silencio mirando cómo colocaban la última fila de ladrillos en el nicho.

Con información de BBC Mundo.

 

jdme