Semana del 09 de Octubre al 15 de Octubre de 2015

El homicidio de Praderas del Rio, los claroscuros del NSJP

El homicidio de Praderas del Rio, los claroscuros del NSJP

Este caso representa el primer homicidio dentro del Sistema Penal acusatorio, en el que no hay detenidos, a pesar de las acusaciones y señalamientos directos en contra de Alejandro y su esposa Griselda.

Todo se paralizó la noche del jueves en la calle Río Volga del fraccionamiento Praderas del Río, había desde niños, matrimonios y adultos, que no querían perderse ni un segundo de lo que ahí acontecía, el cuerpo de un joven yacía a media calle, mientras que en una casa, los acusados de darle muerte se refugiaban de cualquier abuso de autoridad; los policías sólo se limitaban a observar, atendiendo el protocolo de las reformas a la Ley de Justicia Penal que están vigentes desde hace un par de meses en el Estado.

Mario Iván Martínez Espino, tenía 18 años de edad, era albañil, vivía en la calle Vallarta del fraccionamiento Villas del Sol, falleció debido a múltiples heridas con arma blanca en el cuerpo.

Los testigos informaron que Mario Iván y su amigo de nombre Julio, quien presuntamente es homosexual, llegaron poco antes de las 22:00 horas, a la casa 257 de la calle Río Volga, habitado por el tío del primero, Alejandro Espino Pantoja de 45 años de edad, la esposa de éste Griselda Pañola y cinco hijos del matrimonio, con la supuesta intención de agredirlos.

Los informes indican que los dos hombres atacaron a la hija de 13 años de edad Alejandro y a su madre cuando ésta se metió. El padre se estaba bañando y cuando salió vio lo que sucedía y sin dudar fue a defender a sus mujeres.

Inició la trifulca que terminó con la muerte de su sobrino y con Julio lesionado en diversas partes del cuerpo. Alejandro y Griselda se metieron a la casa, al sitio llegaron los socorristas de la Cruz Roja, pero el joven había fallecido y después atendieron a Julio; también arribaron los policías estatales.

Los acusados de la muerte de Mario sabían que la policía no podía allanar la vivienda al menos que existiera una orden de cateo, por eso se rehusaron a salir. Los testigos exigían a los policías que se metieran por el matrimonio, pero éstos se apegaron a la ley.

La zona fue acordonada, los vecinos de casi todo el sector se arremolinaban, unos se quejaban porque las autoridades no actuaron y otros aplaudían que por fin, se hubiera respetado la ley, unos defendían al tío y otros al sobrino.

El encierro
El matrimonio se encerró con sus cinco hijos en la vivienda, pero tenían contacto con el exterior a través de su hermana, quien les llevó algunos víveres, también se pusieron en contacto con los abogados, quienes se movían para tramitar un amparo y hasta con representantes de los medios de comunicación.

Alejandro informó que sólo se estaba defendiendo del ataque y del allanamiento registrado en su casa, pedía la presencia de personal de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos para poder poner a salvo a su hijo.

Durante el encierro, los ministeriales trataban de conseguir una orden de cateo, no lo lograron. Casi a las 16:00 horas, los investigadores dialogaron con la pareja y estos habrían aceptado acompañarlos a las oficinas, pues se dijo que se temía por la integridad de la familia, pues familiares del muerto amenazaban con vengarse y lincharlos.

La pareja nunca estuvo detenida, fue llevada al Centro de Atención Temprana, pero ahí no fueron recibidos por los fiscales, con el argumento de que la detención no era válida y que no se había hecho conforme a la nueva ley.

Aparentemente, la primera autoridad en llegar al sitio, en este caso, los oficiales de la Policía Estatal, son los que debieron resguardar la zona y ellos mismos presentar a los sospechosos ante las autoridades para que se iniciara una carpeta de investigación, y no los ministeriales, quienes pretendían ponerlos a disposición por los hechos.

Este caso representa el primer homicidio dentro del Sistema Penal actual, en el que no hay detenidos, a pesar de las acusaciones y señalamientos directos en contra de Alejandro y su esposa Griselda, quienes se refugiaron en su casa para evitar la detención, también deja al descubierto la falta de capacitación y conocimientos, en los elementos que deben hacer cumplir la ley y adecuarse a las reformas para saber cómo actuar ante determinadas situaciones.

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