Semana del 17 de Diciembre al 23 de Diciembre de 2021

Viene a nosotros la vida

Viene a nosotros la vida

Rodolfo del Ángel del Ángel

No hay mejor expresión de lo que significa la vida que una mujer encinta que espera llena de alegría al pequeño ser que viene y que ya se anuncia con signos evidentes de su presencia. Hoy día tenemos una mayor comprensión de la activa vida que un bebé en gestación experimenta mientras se va formando en el vientre materno. Que milagrosa conexión la que existe entre la madre y su bebé, y qué maravillosa promesa la que significa un nuevo ser que viene a nosotros. Nuestros hijos son la esperanza de este mundo. Rudyard Kippling escribió: "Cada niño que nace en este mundo nos dice que Dios espera todavía de los hombres". Esto es muy cierto. La Escritura nos narra que un día Dios llamó a un hombre llamado Abraham y le prometió un hijo a través de cual bendeciría a todas las familias de la tierra. Esta promesa se realizó a pesar de la avanzada edad del patriarca y de su esposa Sara porque nada hay imposible para Dios. Siglos después, Dios interviene nuevamente para honrar esa promesa a través del nacimiento del Mesías, simiente de Abraham. Elige a una muchachita virgen del pueblito de Nazaret, un caserío insignificante, para albergar en su vientre al Mesías, el Hijo de Dios. ¡Qué maravillosa historia la que Dios escribe con los actores más humildes y en los sitios más inesperados! Dios escoge a las mujeres para ser portadoras de vida, no solo de la vida en su sentido biológico, sino de la vida nueva, la salvación mediante la fe. Así le ha dado a la mujer un papel preponderante dentro de la historia de la salvación.

La maternidad es un don maravilloso a través de la cual la humanidad continúa su curso, pero, especialmente, representa la vida y la salvación que Dios trae al mundo. Cada pequeño bebé que nace entre nosotros nos recuerda a la Palabra eterna que se hizo carne para nuestra salvación. Esa es una razón muy poderosa para abrazar y defender la vida dignificándola y haciéndola posible.

Hoy vivimos en medio de una cultura de muerte. La brújula de los valores esenciales se ha perdido. Esta realidad es un desafío constante para la iglesia. Ciertamente que es necesario promover una contracultura que vaya a favor de la defensa de la vida, la cual debemos testimoniar no solo con nuestros argumentos, sino con una práctica cristiana que haga diferencia en el mundo. En este adviento nos preparamos para recibir al Salvador que viene en la forma de un pequeño niño a nosotros. Cada bebé es un recordatorio de ese niño y una llamada a recibirle abrazando una nueva vida.