Semana del 26 de Agosto al 01 de Septiembre de 2022

Sagaces para hacer el bien

Sagaces para hacer el bien

Rodolfo del Ángel del Ángel

Una de las parábolas que siempre me ha resultado desafiante es aquella en la que Jesús se refiere a un administrador que había abusado de su puesto disipando los bienes de su Señor (Lucas 16:1-9) Astutamente, sabiendo que su señor estaba enterado y lo iba a echar, alteró las cuentas a favor de los deudores, de tal manera que se ganara el favor de los acreedores que, agradecidos, le recibirían en sus casas. El amo al enterarse alabó la sagacidad de este mayordomo. Jesús hace una doble aplicación de esta enseñanza, y ahí es justamente donde somos confrontados. La primera lección es que los hijos de este siglo, que no son gobernados por la maldad y el egoísmo, son más astutos en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz. Aquí hay un abierto desafío.

Los malos no descansan y están activamente utilizando toda su inteligencia y habilidades para obtener sus propósitos egoístas. En cambio, aquellos que estamos en el reino de la luz somos, frecuentemente, pasivos ante la maldad del mundo, nos contentamos con ser buenos, con no hacer mal a nadie, pero dejamos el mundo y cada uno de los espacios sagrados de la vida en manos de los malos. Jesús nos sacude y nos hace ver la urgente necesidad de ser más astutos, más inteligentes que los hijos de este siglo para hacer adelantar el bien. No solo debemos salir al paso de la maldad, sino ir pasos hacia adelante dando dirección a este mundo. El problema del mundo es que hemos dejado en manos de los pecadores todos los espacios de la cultura, las distintas profesiones y oficios, las instituciones, la política, la economía y la educación en manos de quienes no tienen temor de Dios. Cómodamente nos hemos retraído encerrándonos confortablemente en nuestros en nuestros espacios religiosos, dejando el resto de la vida librada a la maldad del mundo.

La otra lección resulta sorprendente e incendiaria: Jesús nos dice que hemos de encontrar la manera de que las riquezas de aquellos que las han adquirido injustamente puedan ser puestos al servicio del bien. ¡Vaya que eso si que es todo un desafío! No se trata de una lógica según el dicho, ladrón que roba a ladrón, o de ser una especie de Chucho el Roto o Robin Hood. Es encontrar la manera de hacer amigos inteligentemente a fin de que esas riquezas injustas, puedan ser encaminadas para los propósitos del reino de Dios. ¿Se le ocurre alguna idea al respecto?

Como pastor apenas si puedo tomar conciencia de las luchas que cada uno de mis hermanos y hermanas libran cotidianamente en una sociedad llena de mentiras y corrupción. La tarea es no solo abstenernos de todo ese mal, sino utilizar toda nuestra sagacidad, inteligencia y habilidades para influenciar positivamente esos espacios a fin de que sean redimidos y dirigidos hacia Cristo. Cierto, es una lucha formidable, pero en ella, no estamos solos, pues la gracia de Dios y la comunión del cuerpo de Cristo nos acompañan. Nunca luchamos solos. Las tinieblas no prevalecerán sobre la luz. Que Dios sea glorificado en nuestras vidas y con el poder y la sabiduría de su Espíritu y su Palabra libremos la batalla por el bien.