Semana del 05 de Mayo al 11 de Mayo de 2023

Inestabilidad en el gobierno estatal: el efecto de los cambios de funcionarios

Inestabilidad en el gobierno estatal: el efecto de los cambios de funcionarios

Oswaldo Ríos Medrano

Con más de treinta cambios, el ambiente laboral se ha vuelto inestable, lo que ha generado nerviosismo, una baja productividad y la acumulación de trámites administrativos.

En el gobierno estatal hay cambios que están resultando verdaderamente reveladores, hay varias señalamientos y varios análisis que pudiéramos hacer, por ejemplo, algo muy impor-tante es que con la salida de Leonel Serrato, de la Secretaría de Comunicaciones y Transpor-tes (SCT), ya prácticamente la mitad del gabinete del gobernador ha cambiado, ha cambia-do también la Contraloría, la Sedeco, la Sectur, SEGE, etc. lo cual nos habla de que la apuesta del gobernador de tratar de tener un gabinete cohesionado, compacto, y homogé-neo, simplemente no salió.

Hoy apenas va un año y siete meses de gobierno, pero a ese nivel estamos hablando de por lo menos cinco cambios de funcionarios a nivel de secretarios de estado, pero a nivel total, contando coordinaciones, direcciones generales, institutos, estamos hablando de más de treinta cambios en el gobierno de Ricardo Gallardo, no hay la posibilidad más elemental de que mantenga coherencia, ni un espíritu propositivo de trabajo en equipo, un conjunto de personas que saben que tienen una posibilidad muy baja de perdurabilidad en el cargo, por-que creo que la constante más bien ha sido que lo normal es que te vayas pronto.

Entonces cuando hablamos de este ambiente laboral, por llamarle de una manera, lo que suele ocurrir es que se acumula mayor nerviosismo, se baja la expectativa y la productividad, y las decisiones de riesgo dejan de ocurrir, porque pasa lo que decía Leonel Serrato, y en esto le concedo toda la razón, hay secretarías que tienen que tomar decisiones muy difíciles, que no necesariamente pueden ser medidas con la mera acumulación de trámites administra-tivos, o a la mera recepción de peticiones ciudadanas, hay cosas mucho más complejas, co-mo por ejemplo, el proceso de asignación de concesiones, el litigio jurídico estratégico, o enfrentar y combatir la corrupción, y eso no hay ningún indicador que te lo mida, y si en la evaluación del gobernador ese tipo de decisiones te generan alta inestabilidad política, lo que va a ocurrir es que nadie quiera moverse del asiento, como en el juego de las sillas el que se mueve la pierde.

Entonces ¿qué vas a hacer? nada, no me muevo, no tomo decisiones, no hago lo necesario, hago lo burocrático para contar, que no me corran, así acumulo las quincenas, y eso ya lo vimos en el gobierno de Carreras, había muchos funcionarios que estaban bastante cómodos en su en su oficina, sin ensuciarse las manos, pero los problemas del Estado crecieron a un nivel increíble.

Hay una paradoja, el gobernador Gallardo como jefe es bastante voluble, y no apuesta por la lealtad de su equipo, no apuesta por darles voto de confianza, no los defiende de las ame-nazas que enfrentan desde el exterior, y entonces ocurre esta situación de un gabinete ya desecho resquebrajado, arrancado a jirones de realidad, y un gobernador cada vez más solo donde él mismo es el que tiene que entrar a resolver los problemas, porque todo mundo re-fiere eludir tener que hacer lo que le toca, porque qué tal si el gobernador se molesta y que en la siguiente evaluación aparece naranja, y en una de esas te vas.

Leonel ha toma una salida muy preventiva, sabe que lo que sigue después de lo que pasó va a ser el rojo, y para evitar que le digan -muchas gracias- inteligentemente, como es hábil dice -muchas gracias, antes de que me inviten a salirme por la puerta de atrás-

La gente vota por políticos que son muy populares, nadie le puede negar a Ricardo Gallardo toda la legitimidad democrática de un hombre que ganó en buena ley, ganó viniendo de atrás, y cada voto que se expresó por su persona es válido y es legítimo, y él supo conven-cer, ahora el reto es saber gobernar, y saber gobernar no es un concurso de popularidad, es un desafío de responsabilidad personal, y por ejemplo en el tema de la crisis del agua en la capital, muy duro, pero que pronto va a ser muy dura también en el altiplano, en la zona media, y en la Huasteca, el gobernador se sigue comportando como un político que hace campaña diciendo -la culpa es de fulano-, y arenga a sus huestes a que se alebresten en con-tra de un determinado actor político, lo cual a mí me parece la peor decisión, porque al final del día no va a hacer eso que aparezca agua lo único que va a hacer es polarizar y calentar mucho más la conflictividad social.

Si el gobernador piensa que eso es bueno, porque a lo mejor en la irascibilidad de la de la gente, los enderecen contra de un actor de oposición eso lamentablemente no va a pasar, lo que va a ocurrir si se polariza la gente es que la gente reviente enojada, y muy digamos in-gobernable, en contra de toda forma de autoridad, desde el policía de la cuadra, hasta el gobernador del muy arriba en Palacio de Gobierno, pasando por el alcalde, regidores y dipu-tados, porque si no hay agua, no hay agua, y a la gente ya no le importa la parte político partidista, van a reventar todos contra todos

Aquí es donde se trata no de hacer política, sino de hacer gobierno, y entonces ya no hay que dar conferencias de prensa, ni declaraciones, lo que hay que hacer son reuniones estra-tégicas permanentes con todas las autoridades que puedan ayudar a resolver desde Palacio Nacional, hasta Palacio Municipal, hasta Palacio de Gobierno, pasando por todos los con-gresos habidos y por haber de eso se trata el ejercicio de gobierno, y a veces eso que no gra-jea luz, reflectores, que es difícil de llevar a cabo porque es un ejercicio muy discreto, muy cansado y a veces hasta incomprendido es el que se hace distinguir a los a los buenos políti-cos, de los buenos gobernantes, y yo deseo de todo corazón que Gallardo sea mejor gober-nador que lo que fue como candidato.

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