Ley Gobernadora, Morena no la propuso... pero sí se beneficia de ella
La política potosina cerró el año con una de las discusiones más intensas y simbólicas de los últimos tiempos. La llamada "ley gobernadora", aprobada en el Congreso del Estado de San Luis Potosí, no solo detonó un debate sobre paridad de género, sino que dejó al descubierto fracturas internas en la coalición gobernante, silencios estratégicos y una narrativa que, lejos de fortalecer la agenda de las mujeres, abrió cuestionamientos de fondo sobre el uso político de la igualdad sustantiva.
La iniciativa, defendida con firmeza por el Partido Verde y observada con distancia por Morena y por la propia presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, se colocó rápidamente en el centro del debate nacional. La advertencia presidencial fue clara: la paridad no puede convertirse en un pretexto para el nepotismo ni en un mecanismo de exclusión disfrazado de justicia histórica.
Desde una mirada crítica, el diputado federal Gabino Morales fue uno de los primeros en señalar que el problema no radica en la participación de las mujeres, sino en la forma y el fondo con el que se construyó la ley. "Nadie estamos en contra de la participación de las mujeres... México está preparado para que las mujeres gobiernen", sostuvo, dejando claro que la discusión no es ideológica, sino estructural.
UNA LEY SIN DEBATE
Uno de los puntos más cuestionados fue el procedimiento legislativo. La iniciativa se presentó y aprobó en cuestión de minutos, sin un debate amplio ni una deliberación pública que permitiera conocer los alcances reales de la reforma. "No se discute lo suficiente, pasa en cinco minutos en el Congreso... pareciera que era la instrucción", señaló Morales, subrayando la ausencia de análisis técnico y político.
Este proceso exprés también dejó en entredicho el papel de los organismos electorales locales. Para el legislador, la falta de pronunciamiento del órgano encargado de regular las elecciones refleja una debilidad institucional preocupante. "Qué decepción que el Ople no tuviese la capacidad para ver el alcance de lo que estaban presentando", afirmó.
PARIDAD QUE NO ROMPE CON EL MACHISMO
Aunque la ley fue presentada como un avance histórico para las mujeres, las críticas apuntan a que reproduce prácticas que se supone debería erradicar. Morales lo explicó con crudeza: "Es una ley de mujeres, pero donde los hombres siguen mandando". En su análisis, el hecho de que los perfiles más visibles sean esposas, hermanas o figuras cercanas a liderazgos masculinos refuerza un esquema de poder tradicional, en lugar de desmontarlo.
"Imagínate: la esposa del gobernador, la esposa del alcalde, la hermana de... entonces no rompemos de fondo lo que estamos queriendo romper", sentenció. Bajo esta lógica, la ley no solo resulta limitada, sino que incluso puede considerarse un retroceso simbólico en la lucha por la emancipación política femenina.
SILENCIOS QUE HABLAN
Otro elemento que encendió la polémica fue el silencio inicial de las dirigencias partidistas. Durante el proceso de aprobación, pocas voces se alzaron para cuestionar o respaldar la iniciativa. Morales fue contundente: "Yo vi un silencio total... porque también iban a ser beneficiadas".
No fue sino hasta que la presidenta de la República sugirió revisar la constitucionalidad de la ley cuando comenzaron los pronunciamientos públicos. A partir de ese momento, la dirigencia nacional de Morena habló incluso de una posible acción de inconstitucionalidad. Para muchos, este cambio de postura evidenció que el debate no nació de una convicción genuina, sino de una reacción política ante la línea marcada desde el centro del poder.
EXCLUSIÓN DISFRAZADA DE INCLUSIÓN
Más allá del género, uno de los cuestionamientos más profundos es el carácter excluyente de la ley. Morales advirtió que al privilegiar un solo grupo, se abre la puerta a un precedente peligroso. "Si haces una ley para mujeres, tendrías que hacer una ley para la diversidad, para los pueblos indígenas... entonces nos tendría que gobernar un grupo distinto cada seis años", reflexionó.
Además, la reforma cerraría el camino a perfiles masculinos que ya habían manifestado su intención de competir por la gubernatura, lo que refuerza la percepción de que la ley fue diseñada con destinatarios políticos concretos, más que con una visión de largo plazo para la democracia potosina.
UNA AGENDA QUE EXHIBIÓ FRACTURAS
El resultado inmediato de la "ley gobernadora" no fue la unidad, sino la exposición de tensiones internas. La distancia marcada por Morena y el llamado a revisar la constitucionalidad contrastan con la defensa férrea del Partido Verde, evidenciando una coalición con fisuras visibles.
Al final, el debate deja una pregunta abierta: ¿la paridad fue el objetivo real o solo el vehículo para una disputa anticipada por el poder? Como bien sintetizó Gabino Morales, "México está preparado para que las mujeres participen, pero no en estas condiciones". La discusión, lejos de cerrarse, apenas comienza, y su desenlace marcará el rumbo político de San Luis Potosí rumbo al 2027.
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