Viernes, 26 de Abril de 2024
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SAMUEL ROA BOTELLO
Semana del 29 de Agosto al 04 de Septiembre 2014

Sistema Penitenciario: Represión o reinserción

Sistema Penitenciario: Represión o reinserción

Simón Vargas Aguilar



Un mexicano tendría que desembolsar desde mil 500 y hasta 5 mil dólares para poder llegar de forma ilegal a los Estados Unidos de América, depende de su lugar de procedencia y la forma por la cual opte cruzar la frontera, esta cantidad podría elevarse para el pago de extorsiones a algunos niveles de servidores públicos y/o grupos del crimen organizado.

¿Pero de dónde obtienen los recursos quienes optan por migrar a EUA?, cuando la falta de dinero es una de las principales razones por la cual abandonan sus lugares de origen y las oportunidades son pocas o casi inexistentes en gran parte del país, principalmente en el campo mexicano. Una persona que gana el salario mínimo tendría que ahorrar el salario de todo un año y aun así solo podría cubrir los costos de una parte de su viaje.

Según la investigación: ¿La subvención de la Migración? Políticas agrícolas mexicanas y la migración a los Estados Unidos de Jerónimo Cortina publicado en la revista norteamericana de política económica Policy Studies Journal en marzo de 2014, es muy probable que así sea y sin desearlo el gobierno mexicano está prácticamente subvencionando la migración de algunos campesinos mexicanos.

El reporte indica que el gobierno mexicano pudiera estar contribuyendo al proceso de migración mediante la subvención de algunos de los costos iniciales, a través de sus políticas de asistencia social que otorgan transferencias monetarias directas y sin condiciones, particularmente con el programa del gobierno federal Procampo.

Con el uso de algunos modelos estadísticos avanzados, Jerónimo Cortina demostró cómo se correlacionan positivamente Procampo y una mayor migración; quienes recibieron la subvención eran más propensos a emigrar a los EUA en comparación con aquellos que no recibieron la transferencia de dinero en efectivo.

La investigación en referencia agrega que los estados expulsores de migrantes también se benefician económicamente con la migración, debido a la dependencia de las remesas y los beneficios macroeconómicos asociados a estos flujos monetarios, la ganancia es mayor a la que habría si los recursos que otorga Procampo se usaran en provecho del propósito inicial.

Finalmente concluye que en el caso del campo mexicano, México y EUA deberían trabajar en conjunto con la finalidad de ganar-ganar y propone la creación de un fondo estructural regional destinado a los municipios en México en donde la migración no es aún un fenómeno recurrente y con ello se podrían proporcionar los incentivos necesarios para transformar la tierra cultivable en una inversión más productiva y por supuesto rentable.

Si analizamos lo antes descrito y cuál fue la finalidad de la creación de Procampo, podríamos coincidir en que los resultados a 20 años de su creación serían una ironía del destino.

El Programa de Apoyos Directos al Campo, mejor conocido como Procampo, -PROAGRO Productivo desde 2014-, surgió en 1993 como apoyo compensatorio ante la apertura comercial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), debido a las desventajas competitivas para productores nacionales, por los subsidios otorgados a sus contrapartes en los países socios: Estados Unidos de América y Canadá.

Además de contribuir a incrementar la producción y productividad del campo mexicano, se buscaba disminuir la necesidad de los agricultores de migrar hacia los EUA, no obstante esta y otras investigaciones han concluido que Procampo falló en fortalecer a la gran mayoría de los productores mexicanos, debido a que los recursos que recibieron fueron insuficientes para que la inversión fuera realmente rentable.

Según un estudio de Mauricio Merino, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), la repartición desigual del dinero es una de las causas por las que se falló: Mientras que 20% de los productores con mayor extensión de tierras recibieron 80% de los recursos, la inmensa mayoría de campesinos debió conformarse con subsidios que en algunos casos llegó a ser menor a 700 pesos anuales. Agrega el investigador que “de esta forma el Procampo se convirtió en un medio utilizado por el Estado mexicano para mantener vigentes sus redes políticas en el medio rural del país”.

El gobierno afirma que busca salvar al campo mexicano mediante cambios legales en las reglas de los apoyos al campo, las cuales estarán integradas en la Reforma para Transformar el Campo, la cual se encuentra en etapa de consulta y análisis de las propuestas que fueron presentadas en diversos foros nacionales y regionales.

“Ésta es una reforma que nuevamente guarda la esperanza de cambiar la situación del campo mexicano, pero que también tiene el peligro de tan sólo entregar apoyos económicos que perpetúen la situación actual de la agricultura y la ganadería”, dijo Leticia Armenta Fraire, directora del Centro de Análisis Económico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) para un artículo publicado en Forbes.

Es urgente e importante hacer productivo al campo mexicano, es un tema de seguridad nacional en el rubro de la soberanía alimentaria y de posibilidades de desarrollo para casi la cuarta parte de nuestros connacionales; de no atenderse esta problemática se pone en riesgo la estabilidad económica, social y política en ese sector.

 


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