Semana del 12 de Septiembre al 18 de Septiembre 2014

La virtud de hacer bien

La virtud de hacer bien

Simón Vargas Aguilar

Del latín beneficentia, la beneficencia es la virtud de hacer bien. La beneficencia suele estar asociada a la filantropía, un término de origen griego que significa “amor a la humanidad”, el filántropo tiene una actitud constructiva y pretende ayudar al prójimo sin que exista interés en su respuesta o se pida algo a cambio.

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Beneficencia, en reconocimiento del papel de la caridad a la hora de mitigar el sufrimiento humano, así como el de las organizaciones de beneficencia y el de los particulares.

En esta fecha la ONU invita a todos los Estados Miembros, organizaciones internacionales y regionales, así como a la sociedad civil, a tomar un papel activo en la beneficencia a fin de mitigar las crisis humanitarias y el sufrimiento humano.

Se eligió el 5 de septiembre por ser el aniversario de la muerte de la Madre Teresa de Calcuta, quien fue elegida como Premio Nobel de la Paz en 1979, fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II, y fundó Las Misioneras de la Caridad, cuyas integrantes debían sumar a los votos tradicionales, el de la dedicación a los “más pobres de entre los pobres”.

Millones de personas en el mundo están atravesando grandes dificultades para sobrevivir, se están registrando records históricos que son desoladores. El pasado 19 de agosto, por primera vez luego de instaurarse la ONU en 1945, el organismo ha declarado el máximo nivel de emergencia humanitaria -Nivel 3 de emergencia- en cuatro países de manera simultánea: Irak, Siria, Sudán del Sur y la República Centroafricana.

Diez días después, el 29 de agosto la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), señaló que casi la mitad de la población de Siria ha tenido que abandonar sus hogares a causa de la violencia: “hay ya más de 3 millones de personas refugiadas en otros países, lo que constituye la mayor crisis humanitaria de nuestra era”.

Otra cifra histórica, fue la que dio a conocer Antonio Guterres, el Alto Comisionado de la ACNUR el pasado 20 de junio, quien anunció que por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial el número de personas que piden asilo, refugiados y desplazados internos ha superado los 50 millones de personas, por lo que la ayuda humanitaria es crucial en la actualidad.

“Todo esto pone a las agencias humanitarias del mundo bajo una presión enorme. Los recursos disponibles no son suficientes. La ayuda financiera que conseguimos no basta para responder a las necesidades tan dramáticas de la gente que tanto está sufriendo”, afirmó Guterres en el marco del Día Mundial de los Refugiados.

En nuestra frontera con Estados Unidos de América (EUA), también se está manifestando una crisis humanitaria que ha sido calificada como urgente por los gobiernos de ambas naciones y organismos internacionales, miles de niños no acompañados están emigrando de sus países de origen huyendo de la violencia y la pobreza, arriesgando sus vidas en un viaje complicado y peligroso.

Ante tales hechos no podemos actuar solamente como espectadores, ya que estos informes son gritos de ayuda con carácter de urgente, es necesario acudir al llamado, se requiere de la generosidad, el voluntariado y la filantropía de la comunidad internacional, para poder crear una sociedad inclusiva y más resistente.

De acuerdo con la ONU, la beneficencia puede aliviar los peores efectos de las crisis humanitarias al complementar los servicios públicos de atención de la salud, la educación, la vivienda y la protección de la infancia. “Esto no es beneficencia, es una inversión, reconozcámosla como lo que verdaderamente es: Una noble empresa encaminada a mejorar la condición humana”.

El hecho de alcanzar los resultados antes mencionados, es un reflejo de que algo estamos haciendo mal como sociedad en general, es imperativo regresar a lo básico, construir sobre valores y crear una cultura de ayuda al prójimo. Las naciones deben concientizar a sus ciudadanos a valorar menos lo material y ser más realistas para equilibrar las balanzas entre los individuos, solo así podremos avanzar en la construcción de una sociedad comprometida y corresponsable.

Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.
Madre Teresa de Calcuta