Jueves, 25 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO
Semana del 12 de Septiembre al 18 de Septiembre 2014

La misma gata

La misma gata

Víctor Manuel Tovar Glz.



En el penúltimo número de EMSAVALLES, titule mi artículo, ¿Qué nos dirán? el día de hoy en que tundo la computadora, que es miércoles 3 de los corrientes, destaco del mensaje a la nación que el jefe del estado mexicano rindió en el palacio nacional el dos de Septiembre, no el súper-publicitado nuevo aeropuerto que se construirá en la Cd. de México, del cual luego hablaremos en próxima entrega, sino de la nueva gata revolcada llamada prospera, y que es el instrumento con el cual el Partido Revolucionario Institucional (PRI) espera barrer con las elecciones intermedias del próximo año.

Perdida en el mar de tinta gastada en los halagos palaciegos que recibió el Primer mandatario de parte de un sinfín de plumas al servicio del dinero, resalto una nota del universal, donde se da cuenta que el gobierno de la república obtuvo un crédito del Banco Mundial para apoyar la lucha contra la pobreza. Dinero con el cual se echaran a andar un sinfín de programas asistenciales que componen el famoso prospera, que solo crearan una cauda de pedigüeños, a los cuales se les arrancara su dignidad, serán cada día más pobres, pero serán cautivos votantes.

La realidad social es transmutada por el gobierno en turno sea del color que sea, en un performance continuo de shows gubernamentales, campañas políticas que obsequian despensas, material para la construcción y utensilios para el hogar, así como promociones que otorgan becas insuficientes y aparatos para discapacitados. En esta puesta en escena asistencialista se esconden los resultados del neoliberalismo, que han traído estadios de extrema pobreza estructural por la falta de oportunidades educativas, sociales y laborales para millones de mexicanos, y para ilustrar nuestro optimismo como decía Monsiváis, otras notas pérdidas en la vorágine publicitaria de la cual son expertos los Priistas. En la prensa del 3 de Septiembre, se nos informaba que México descendió (aún más) cuatro lugares en el rating de competitividad pasando del nada honroso lugar 59 al 63, es decir vamos como el cangrejo, pero también en pobreza lucimos la preciosa estadística de tener 53 millones de paisanos, no obstante las tan cacareadas reformas.

Nuestras cifras se ha cocinado en un total desmembramiento del Estado de bienestar, inoperancia del sistema de partidos, ineficacia de la administración pública y nula correspondencia entre gobernantes y gobernados. Lo anterior, es producto de la incapacidad de gestión de las instituciones gubernamentales, que se hacen de “la vista gorda” para proveer de satisfactores económicos, sociales y culturales a la sociedad. En la actualidad hay una política asistencialista, promovida desde el gobierno, por la clase dominante, empresarios, congregaciones religiosas y organizaciones civiles, para tratar de demostrar que existe la devolución de una ínfima parte de sus ganancias como “gesto de cooperación social”. Ante la imposibilidad de crear redes de desarrollo sostenido entre los ciudadanos, los Estados y sus gobiernos desvían la atención de sus descalabros económicos por deficientes planeaciones, intereses de clase que rebasan el tope de equilibrio y presiones de las leyes del mercado, a través de paliativos, a fin de que un número reducidísimo de ciudadanos tengan o contemplen un pedazo del pastel de prosperidad negada por el desempleo, inequidad política y salarios de hambre Los regímenes del PRI aspiran regresar a sus bases sociales por medio de programas amparados por el usufructo de la miseria y el sentimentalismo.

La irresponsabilidad del Estado es camuflageada con vistosos espectáculos donde aflora el deber de contribución y voluntarismo, teniendo como telón despensas, láminas y aportaciones para apadrinar niños de la calle y dotación de ropa y juguetes. Claro está que los gobiernos se regodean al tratar de convencer que dichas prácticas son muestra de la solidaridad social y de sentir social de los gobernantes, los cual no puede quedarse impávidos ante la carencia de satisfactores tan elementales como comida, vestido, educación, salud y vivienda. En este melodrama se disimulan las pretensiones del Estado para eludir su mandato representativo, evasión de impuestos y acumulación de capitales por parte de fundaciones o asociaciones civiles, que nunca explican su verdadera composición financiera.

El intercambio de favores, bienes y servicios por apoyo al bien común se ha vuelto algo tan natural, que se olvida el estado de cosas deplorable por la privación de condiciones de vida digna, lo cual es derivación del objetivo del Estado. El asistencialismo es una perversión desde su origen, porque legitima la dominación política, permitiendo la legalización de injusticias. El Estado en lugar de encontrar soluciones definitivas, siembra como válido un circuito sentimentaloide que oculta las contradicciones sociales y económicas.

Los programas asistencialistas resaltan la limosna a los sectores más vulnerables en lugar de implementar políticas públicas de empleo, educación, salud y generación de riqueza para mejorar en serio la calidad de vida de las mayorías, logrando así una nueva forma de clientelismo social y político, que es el verdadero interés del partido gobernante, como antes fue de los panistas. El asistencialismo es una asignación “misericordiosa” para aminorar brotes desestabilizadores en zonas de inseguridad política, y que está fundado en criterios selectivos para la distribución de apoyos (solo los votantes del partido en el gobierno), lo que origina discriminación, discrecionalidad de los beneficiarios e insuficiencia premeditada para radicar permanentemente fondos públicos para satisfacer las necesidades más sentidas de la población, que son indiscutiblemente obligaciones del Estado.

Desde finales de la década de los años setenta hasta la fecha, la estrategia asistencialista de los gobiernos ofrecen respuestas inmediatas y de muy corto alcance a las urgencias de los grupos más necesitados pero apoyantes del gobierno en turno, COPLAMAR, SOLIDARIDAD, PROGRESA, OPORTUNIDADES, y hoy PROSPERA, hace que los beneficiarios asuman el rol de clientes agradecidos al gobierno en turno; que se hacen visibles con un aura de magnificencia, cuya verdadera pretensión es la compra del voto. Los verdaderos objetivos del gobierno con estos programas asistenciales, sólo pretenden la gratitud social y un mayor número de votos para el partido gobernante.

El hecho de que cerca de la mitad de los mexicanos vivan en condiciones de pobreza, no es una realidad placentera ni de la que podamos enorgullecernos. Su combate es una labor que rebasa cualquier programa, por mejor diseñado que esté; es una tarea de gran política, economía política y de concertación de voluntades a nivel del Estado nacional. La estrategia más sólida para superar en forma definitiva la pobreza, pasa necesariamente por: hacer crecer la economía, crear empleos bien remunerados (aumentar la productividad), impulsar una política social que garantice una buena educación, salud y vivienda. De esa dimensión es el reto para la sociedad mexicana y los distintos niveles del gobierno. Pero nosotros seguimos gastando en las limosnas. Es decir solo estamos fabricando más pobres, pero más votantes del partido en el gobierno, cualesquiera que este sea.

La pobreza que afecta a cerca de la mitad de la población en nuestro país, es un problema estructural pero que tiene solución; el reto es generar una visión de Estado, así como desideologizar y despolitizar el tema.
José Narro Robles Rector de la UNAM.

 


emsavalles© 2006 - 2024 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos sin previa autorización.
Emsavalles Publicidad, Escontría, 216-A, Zona Centro, Ciudad Valles, S.L.P. Tel:481-382-33-27 y 481-381-72-86. emsavalles@hotmail.com. contabilidad@emsavalles.com
No. de Certificado de Reserva Otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2021-071615041800-203 04-2022-080212185100-30.