Semana del 24 de Octubre al 30 de Octubre 2014

Alianzas formales y de facto

Alianzas formales y de facto

Fernando Díaz de Leon C.

Al margen de las formalidades que establece la nueva legislación electoral en materia de alianzas o coaliciones entre los partidos políticos, es innegable que frente los comicios de junio próximo, los actores políticos principales y tomadores de decisiones, tienen claro por donde, como y con quién habrán de transitar en un proyecto, si no esencialmente ideológico porque ello sería imposible por principio y origen, sí será por un interés político común y efímero, a final de cuentas la función histórica de los partidos es esa; una esencia que explica su presencia y que ahora parece sorprender e incomodar a algunos.

Desde hace varios meses, muchos diría yo, ya se habían anticipado en este espacio varios escenarios que parecen convertirse ahora en tema de moda, y no es porque se tenga una bola de cristal, o que recibamos señales de humo, simplemente porque la lógica política y el sentido común lo dictaba. Todo apuntaba a una situación política como la que hoy se vive. Era cuestión de tiempo para que las posibilidades de una alianza en términos espaciales entre el PRI-PVEM-PANAL se concretaran, sobre todo bajo los acuerdos y condiciones en que se están dando, esto ya se auguraba.

Igual sucedió con las probabilidades de ir juntos el PRD y el PAN y otros partidos más en las elecciones para gobernador. Sin embargo esta alianza en particular, es la que con toda certeza ha generado una mayor discusión o polémica por las características muy peculiares que podría tener y por los actores políticos que la podrían encabezar, y eso,- de entrada,- ya es preocupación para el centro del país, de tal magnitud, que si al PRI nacional su estatuto le impide formalmente unir sus activos con otras manifestaciones progresistas, no es ni descartable ni condenable el que se comiencen a producir acuerdos o alianzas “de facto” y a “valores entendidos” con aquellas expresiones que todo mundo sabe podrían marcar la diferencia de un resultado en 2015.

Desde luego que en este justo momento y por las condiciones de crisis interna que vive, quien se encuentra en una condición de damnificado mayor es ese PAN doctrinario. Así lo quiso y así lo decidió a partir de su voluntad de estrangular su realidad política en cuanto al método interno de selección para impedir el paso de un precandidato fuerte y competitivo, que parcialmente se ha retirado de un proceso interno que aún no termina por definirse pero que podría dar un giro de 360 grados,- un aspirante, que por cierto fue el primero, no el dirigente del PAN, en plantear la posibilidad de una alianza no necesariamente formal pero sí real con otras fuerza políticas progresistas.

Pretender ahora, a estas alturas, descalificar esa posibilidad real de una alianza que hace tiempo se había anticipado, parece más un acto de desesperación, no de la dirigencia estatal del PRI, sino de algunas corrientes priistas que observan con preocupación el que el triunfo electoral del 2015 se esfume,- partiendo primero de la lógica y principio de este hecho político, y de que además se podría agravar con una decisión equivocada al momento de definir quién será su candidato a la gubernatura.

No creo que el argumento central o las hipótesis de algunos analistas del PRI, de compararnos con otras entidades como Puebla Guerrero y Oaxaca, sea totalmente válido y sostenido. San Luis Potosí es diferente, su historia política así lo demuestra, y,- pretender enfocar las baterías por esta circunstancia hacia el vecino municipio de la capital, creo que sería un grave error de cálculo, pues no hay que olvidar que Soledad no es ni Iguala ni es Ayotzinapa, Guerrero. Existe un fenómeno político que habrá que atenderse, pactar y negociar,- es cierto, pero de eso a intentar una descalificación, simplemente sería suicida, y no hablo de ideologías, me refiero a una necesidad de coexistencia política de los partidos en contienda. Hasta pronto.