Semana del 31 de Octubre al 06 de Noviembre 2014

Ambiente preelectoral suigéneris

Ambiente preelectoral suigéneris

Fernando Díaz de Leon C.

El clima preelectoral que estamos presenciando los potosinos es sui generis. El ambiente político previo a los comicios de junio próximo está marcado por el desorden, el revoltijo y la confusión,- y,- tal parece, que ansiada y deliberadamente los partidos políticos están contribuyendo para que así sea y se perciba tal maraña.

Los potosinos,- todos esos de a pie o pasajeros del democrático, el vocho o el tsuru solo observan, escuchan y callan,- pero no son ingenuos, miden, calculan, juzgan. Saben que el primer domingo de junio de 2015, serán ellos quienes cobren las facturas y decidan el futuro de San Luis Potosí, ¡Ya era hora!. Es cuestión de tiempo para poder recuperar la capacidad de indignación perdida.

El aparente enmudecimiento o el disimulo de esa sociedad, pronto dejará de ser tregua y reposo para convertirse en una expresión ruidosa y estridente que romperá un silencio obligado por la intransigencia, los errores y los excesos del poder. Efectivamente San Luis Potosí no es Guerrero, Tamaulipas o Michoacán, pero para allá vamos si los potosinos nos volvemos a equivocar.

Hoy, ante las circunstancias y realidad política que se vive, los partidos están necesitados de construir alianzas. Formal o no ya lo están haciendo, aunque cierto que les falta ese gran acuerdo social que es lo que por definición les da origen, vida y sustento,- es decir, con la propia sociedad de donde surgieron.

Los presuntos posicionamientos en la redes sociales de varios de los aspirantes, son el más claro indicativo de cómo han pretendido penetrar en el ánimo del electorado los más ansiosos y precipitados. El número de fans,- por ejemplo, de Mario García Valdez y Fernando Pérez Espinoza cuesta, y mucho, y tiene una explicación lógica y sencilla:

El uso escandaloso de recursos y estructuras oficiales que mantienen bajo su control ha sido evidente para aumentar su presencia y el tiempo empleado para ello. Dos o tres años en el primer aspirante y tres o 4 años en el segundo, lo que en términos de efectividad y proporcionalidad, indica que a final de cuentas el número de seguidores es irrelevante si tan solo se observan los negativos que arrastran.

Muy pronto, en escasos siete meses, los potosinos estaremos eligiendo a un nuevo gobernador, a 7 diputados federales, a 15 diputados locales y a 58 presidentes municipales, síndicos y regidores, y lo cierto es que el escenario preelectoral que hoy se vive es de confusión e incertidumbre y, han sido los propios partidos quienes han enviado sus señales equivocadas.

Algunos partidos políticos,- mal que bien ya formalizaron sus alianzas, y otros están en vía de hacerlo. El apresuramiento es reflejo y un signo de debilidad y desesperación, pues saben que en política no funciona ese principio de que,- el primero que asienta es primero en derecho, eso aquí no aplica y todos los partidos por igual lo saben.

Es en medio de esa confusión ciudadana por donde transitan los partidos. En el PRI,- por ejemplo, la gran cantidad de postulantes a la gubernatura, derivado esto de una mayor competencia política, pero principalmente por la inoperancia adecuada y la ausencia de un liderazgo en la conducción del proceso de sucesión, conllevó a que por por lo menos 10 figuras estén buscando la candidatura a la primera magistratura del estado.

Desde luego que en el camino unos fueron creciendo y otros se fueron desinflando de manera natural, a tal grado, que hoy por hoy, solamente dos o tres aspirante son los que permanecen en el análisis central serio que definirá el relevo más adecuado de Fernando Toranzo Fernández. Algunos, a estas alturas saben que no llegarán a la recta final, y otros, tienen claro que se encuentran en el más profundo ánimo del veto que les impondrá el gobernador actual.

En el caso del PAN, el escenario que se vive en este partido es claro. El retiro de Octavio Pedroza y de Alejandro Zapata de la contienda interna produjo el cisma en su interior augurado, y modificó su circunstancia; de tal suerte que la división en sus principales estructuras es una realidad y un hecho inocultable.

Aunque yo no descartaría su salida definitiva del proceso, se ve difícil que suceda algo distinto, eso dependerá de la voluntad de su Comité Ejecutivo Nacional, toda vez que la última encuesta hecha en este mes de octubre, refleja un panorama desastroso para el PAN, de tal manera que en este momento el panismo se encuentra huérfano y sin un candidato competitivo, por ello la necesidad de empujar alianzas con otras fuerzas políticas progresistas.

En todo este mosaico de probabilidades, la corriente progresista que encabezan los Gallardos sin duda ha resultado la más favorecida. Todas las circunstancias políticas se les presentan de manera natural y favorable. Hoy, tanto en el PRI como en el PAN saben que no únicamente esta fuerza política no solo sería capaz de marcar la diferencia en las elecciones constitucionales para gobernador, sino que existen muchas tesis válidas y bien sustentadas que afirman que podrían encabezar un proyecto aliancista viable y sólido con ellos a la cabeza, en una alianza generada por esa profunda crisis que vive el PAN y en cierto modo en el PRI.

Cuando figuras del panismo como Alejandro Zapata, Juan Pablo Escobar, Héctor Mendizabal, Jaime Valencia, Ramón Zamanillo y muchos más, sostienen que una alianza de esta naturaleza es viable porque existen profundas coincidencias con las fuerzas progresistas, es que la idea apunta a un proyecto serio. Solo ese panismo rancio y recalcitrante no le ve posibilidades aunque muy en su interior saben que en esta ocasión no hay de otra sopa.

Puestos en un escenario así, en este o el próximo año, puede que solo se definan dos candidatos fuertes; el emanado del PRI que podría enfrentar a una fuerza política real nunca antes vista, y a un candidato de una alianza progresista capaz de arrebatarle el triunfo al PRI. Mientras tanto los acuerdos caminan, los grupos y corrientes se reacomodan, pero serán los potosinos lo que al final del día podrán decidir si siguen igual o se resuelven por un cambio. No habrá de otra.