Sábado, 20 de Abril de 2024
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Semana del 23 de Enero al 29 de Enero 2015

La huella del “virrey” de Michoacán

La huella del “virrey” de Michoacán

Juan Veledíaz



Alfredo Castillo Cervantes cumple su primer año como Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán en medio de severos cuestionamientos sobre los resultados de su labor. Con la muerte de nueve personas, algunas versiones refieren que podría tratarse de más, después del desalojo de la presidencia municipal de Apatzingán a manos de la Policía Federal y el ejército, las dudas sobre si se trató de asesinatos extrajudiciales no se disipan del todo luego de conocerse otras versiones que refieren que varios de los muertos iban desarmados. Su gestión ha sido criticada también por tener al líder de los autodefensas el doctor José Manuel Mireles en la cárcel, mientras el jefe de los Templarios, Servando Gómez Martínes “la Tuta” sigue en libertad.

Martes 6 de enero del 2015, el reloj marca las 02:30 de la madrugada en la plaza central de Apatzingán, Michoacán. Un grupo especial de la Policía Federal rodea el lugar y se dispone a tomar la sede del palacio municipal, ocupado desde los últimos días de diciembre por un grupo de civiles, algunos de los cuales se asumían como autodefensas, en protesta por la detención de sus compañeros y por la presencia de las fuerzas federales en el municipio. Denuncias ciudadanas como las del párroco local Gregorio López, conocido como “el Padre Goyo”, habían alertado de que entre la gente armada en el lugar había testaferros al servicio de los hermanos Sierra Santana, pistoleros autodenominados “los Viagras” escindidos de los Templarios en el año 2011. También se decía que había gente desarmada, personas cercanas que estaban ahí por una paga acordada por su presencia.

Reportes de ciudadanos hechos llegar vía telefónica a este blog, referían que durante la madrugada se escucharon detonaciones de armas en áreas aledañas a la plaza central de Apatzingán. Testimonios de vecinos hablaban de uno o dos muertos, datos que no se pudieron confirmar. Al paso de las horas ya con el amanecer comenzaron a aparecer camionetas con personas armadas con fusiles que se dirigían por la avenida Constitución, arteria que atraviesa el municipio, hacia el palacio municipal. Un testigo entrevistado días después, señaló que en ese convoy también iban personas desarmadas, como para hacer “bulto” en apoyo a la “protesta” que tenían en la alcaldía.

Poco antes de las ocho de la mañana sobre avenida Constitución algunos de los vehículos se toparon con camionetas donde viajaban policías federales lo que ocasionó se desatara una balacera. Testigos del hecho, quienes hicieron circular videos en Internet del enfrentamiento, refieren que hubo por lo menos 11 muertos. La versión oficial desmentiría esta aseveración para señalar que fueron nueve los fallecidos. Otros testigos declararían a medios de comunicación que quien comenzó el ataque contra los agentes federales fueron “los Viagras”. La respuesta fue pareja, narra otro ciudadano que presenció el choque. Dispararon contra personas que iban desarmadas y solo estaban como apoyo a los que iban armados, llevaban palos y piedras y viajaban en camionetas que los seguían.

Un testigo declaró a medios de comunicación local y uno nacional, que tres personas desarmadas pidieron clemencia cuando se vieron rodeados por la Policía Federal. Los agentes hicieron caso omiso y dispararon a quemarropa. En redes sociales como la página de Facebook “Valor por Michoacán”, se subieron videos donde se aprecia a uno de los civiles tirado en el piso, al lado de una camioneta junto a otros de sus compañeros en medio de charcos de sangre, quien moribundo mueve un brazo sin que nadie de los agentes acuda en su ayuda. Distintas fotografías de otros de los abatidos los muestran en diferente posición, primero tras el enfrentamiento y después tras el aseguramiento del lugar, como si hubieran sido cambiados de posición.

Las dudas sobre lo que en realidad ocurrió esa mañana, si fue enfrentamiento o se trató de asesinatos a mansalva, quedaron sembradas y comenzaron a crecer al paso de los días.

El dicho oficial

Poco antes de las 8 de la mañana del seis de enero, un grupo de militares que llevaban al corralón varios de los autos que habían sido incautados tras el desalojo de la presidencia municipal, fue atacado a tiros por la calle Constitución, declaró a una televisora el comisionado Alfredo Castillo horas después del suceso.

Hubo un tiroteo que se expandió por varias calles, donde murieron siete personas entre las que se encontraban dos mujeres, una de las cuales quedó herida de gravedad para fallecer horas después. Dos vehículos, una camioneta blanca y una negra, quedaron varadas en diferentes puntos con cadáveres alrededor. La autoridad informó que eran nueve los muertos. “Desde hace una semana (los Viagras) tenían secuestrada la ciudad, la presidencia municipal era su cuartel criminal, ya pretendían tomar la seguridad pública expulsando a las fuerzas federales, tomaron las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad (…) y gracias a la intervención de la Sedena en coordinación con la Policía Federal ya todo quedó bajo control”, declaró a medios locales Gregorio López, sacerdote de Apatzingán.

Jaime Darío Oseguera, secretario de gobierno michoacano, señaló que los civiles que mantenían tomada la alcaldía pertenecían a un grupo delictivo, sin mencionar cual, y fueron ellos los que iniciaron el ataque a las fuerzas federales. El comisionado Castillo declaró por su parte que en Michoacán no existía un problema de seguridad pues de lo que en realidad se trataba era de un “conflicto social”. Un conflicto que a decir de líderes sociales, empresariales, y políticos, parece no tener solución.

Un año de “virreinato”

Estaban amenazados de tiempo atrás y sabían que de un momento a otro todo podía pasar. Al menos eso decía a sus allegados el comandante de las autodefensas del municipio de Aquila, Rafael Meraz. El pasado domingo 10 de enero este hombre encabezaba un grupo de 13 policías comunitarios cuando al recorrer una brecha que va al rancho llamado “El Socorro”, fueron agredidos por hombres armados quienes poco después huyeron.

En el lugar perdió la vida el comandante Meraz, conocido como “El Chopo”, junto a cuatro de sus acompañantes, Santos Ontiveros, Criselio Rivera, José Santos Meraz y José Alfredo Zúñiga. El ataque generó una alerta que llegó al puerto de Lázaro Cárdenas donde partió un convoy de marinos y militares al lugar, también acudieron en apoyo a los heridos autodefensas de San Pedro Naranjestil, Tizupan y Cachán.

Este hecho sangriento sumado al ocurrido días atrás en Apatzingán, generó una serie de reacciones contra el comisionado Castillo y puso en entredicho en la opinión pública la estrategia de seguridad para Michoacán del presidente Enrique Peña Nieto.

El diario Los Angeles Times publicó el martes 13 de enero que en el último mes al menos 25 personas han perdido la vida en emboscadas, enfrentamientos y tiroteos, donde se han visto involucrados integrantes del crimen organizado, civiles, efectivos del ejército y la Policía Federal. Lo cual pone en duda la efectividad del plan lanzado para el estado.

El rotativo destacó las contradicciones en que cayó Castillo cuando en una primera conferencia de prensa, tras los sucesos del 6 de enero donde nueve personas resultaron muertas luego del desalojo de la alcaldía de Apatzingán, dijo que el ejército y la Policía Federal habían respondido al ataque armado de las personas que murieron. Días después el Comisionado rectificó cuando aseguró que de las autopsias e investigaciones se desprendió que seis de los nueve muertos perdieron la vida en fuego cruzado, otros dos murieron por heridas de bala disparadas por agentes federales y uno más murió atropellado por un vehículo.

Alfredo Castillo llegó hace un año a Michoacán, el 15 de enero del 2014, cuando fue nombrado Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral del estado por el presidente de la república. Esto después del avance y control en más de 100 municipios de los grupos de autodefensa. Tras el desarme de estos grupos y la creación de la fuerza rural, cuestionada por líderes comunitarios como José Manuel Mireles, y la detención y muerte de varios de los integrantes de la cúpula de los Caballerosa Templarios, su trabajo quedó en entredicho después de que Servando Gómez Martínez, alias “la Tuta”, continuara en libertad lanzando mensajes por video, sin que hasta esta segunda semana de enero se diera con su paradero.

 


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