Julián DÃaz Hernández
Antes de su arribo a âEl Detalleâ y de alcanzar la cumbre de su carrera artÃstica, Mario Moreno Reyes ya habÃa tenido contacto con nuestro municipio en condiciones muy sui-géneris, que lo dejarÃan marcado, y -de paso- agradecido con los vallenses:
Viniendo a la ciudad a una actuación, la compañÃa a la que pertenecÃa se declaró en bancarrota, no recibió su pago y tuvo que quedarse aquÃ, sin dinero. Para sobrevivir, âCantinflasâ aprovechó dos de sus varias dotes que poseÃa: La habilidad para jugar billar y la agilidad para el baile.
En el billar âParÃsâ de don Pedro Altamirano (ubicado por la âPedro Antonio Santosâ), se convirtió en el atractivo jugando âpullâ; asà ganaba dinero de las apuestas, y también con las propinas como bailarÃn en los bares de mala muerte que estaban por el âArroyo de los puercosâ.
Su simpatÃa le ganó relaciones con gente influyente que le apoyó económicamente para que Mario Moreno pudiera regresar a la capital del paÃs, donde escaló los peldaños del triunfo en la farándula.
CONSTRUYENDO LA HACIENDA
Embelesado por el encanto natural de nuestra huasteca y deseando convivir de nuevo con el pueblo que lo ayudó, en 1943 âCantinflasâ adquirió un rancho que se compró gracias a la intervención de don Enrique MarroquÃn Pámanes (âEl Güeroâ), quien era amigo del mimo desde la época de oro del âFollies Bergereâ.
Mario lo habÃa visitado en su rancho en 1938, y le gustó mucho no solamente su finca sino toda esa zona de la huasteca potosina. Verdaderamente interesado le encomendó que le consiguiera una propiedad y âEl güeroâ se dedicó por completo a buscar un terreno apropiado.
Halló un precioso lugar de cien hectáreas de superficie con dos rÃos colindantes a esos terrenos: el âTampaónâ y el âVallesâ. Mario adquirió el predio en 30 mil pesos, lo desmontó y construyó una residencia de doce recámaras.
Al finalizar los trabajos de edificación organizó una gran fiesta invitando a artistas y personajes destacados (como ManolÃn, Shelinsky y Jorge Negrete), además de industriales y banqueros; en esa recepción bautizó su rancho con el nombre de âEl Detalleâ, en referencia al tÃtulo de una de las pelÃculas que le dio renombre y fama cuando apenas iniciaba su carrera.
El lugar era considerado un vergel, fue administrado por José Moreno, quien siempre se preocupó porque el rancho estuviera hermoso como ningún otro, al grado de convertirse en la envidia de artistas millonarios de la época, como Jorge Negrete, también dueño de una propiedad en este municipio, pero no se le comparaba.
La distancia de âEl Detalleâ a la carretera México-Laredo era de aproximadamente seis kilómetros, misma que se pavimentó para tener acceso durante todo el año; también se instaló un chalán para cruzar el rÃo. La inversión de las propiedades en el ejido fue de 5 millones de pesos, cuando el tipo de cambio estaba a 9.50 pesos por dólar.
Uno de los sitios de convivencia predilectos por Mario Moreno era la alberca olÃmpica, edificada con mosaicos de Talavera de la reina, y un lujoso bar con pinturas de toreros realizadas por el pintor Ruano Llopis. Ahà Cantinflas se reunÃa con los asistentes, instalaba una pantalla gigante y proyectaba algunas de sus famosas pelÃculas.
Desde México acudÃa cada quince dÃas y en temporada de Navidad lo hacÃa con regalos y dinero que distribuÃa entre sus empleados. Todos los que tuvieron la fortuna de convivir con él en un plan de intimidad, califican su trato como inolvidable, catalogándolo de una persona como pocas en el mundo, aún con su carácter.
ALTRUISTA Y TORERO
Dicen que la verdadera generosidad empieza por casa y asà es como recuerdan a Cantinflas, una persona muy desprendida, que daba la impresión de trabajar para los demás y en segundo término para él mismo.
Sus trabajadores no solo rememoran las cómodas casas que para ellos tenÃa el comediante, sino también la extensión de los beneficios de âEl Detalleâ a los lugares vecinos.
Asà ocurrió con una planta de luz que se extendió hacia las poblaciones cercanas, cuando la Comisión Federal de Electricidad todavÃa no daba servicio a aquellas comunidades. También mandó instalar una planta purificadora de agua en beneficio de la población de Valles, para que los habitantes pudieran consumir agua potable.
En âEl Detalleâ, Mario Moreno disfrutó de una de sus pasiones: El toreo, en una plaza que erigió y a la que puso el nombre de âCholitaâ (en honor de su madre Soledad Reyes); después de cada corrida, a los toros que morÃan los metÃan a un horno y los convertÃan en barbacoa que se repartÃa entre los invitados, trabajadores y amigos.
Cada vez que Mario venÃa a descansar a su rancho y terminando todo el ajetreo de sus pelÃculas, mandaba traer una camioneta cargada con becerros para torearlos durante la semana.
Alguna ocasión lo hizo en la ciudad -en la plaza de toros âLa Macarenaâ- durante una función a beneficio de los niños pobres de la huasteca organizada por el Club Rotario de Valles, alternando con Jesús âEl Güeroâ MarroquÃn y Emeterio López Alonso, quien fuera Subprocurador de Justicia en la Zona. Esto ocurrió el domingo 30 de diciembre de 1945.
LA PLAZA âCHOLITAâ
La inauguración de la plaza âCholitaâ fue hasta el viernes 19 de marzo de 1948; y en el programa que se elaboró para tal efecto, se puede notar el humor de Cantinflas impreso en él:
Grandiosa corrida de toros en honor del onomástico de Pepe Moreno, e inauguración de la plaza, asistiendo la señora Cholita, mamá de los señores Moreno, donde se lidiarán 6 hermosos ejemplares de la ganaderÃa âQué me durasâ.
Partiendo plaza el incomparable y sin par Mario Moreno Cantinflas (El maestro), Pepe Moreno (El monstruo), Emeterio López Alonso (El Cuelga-dedos), Roberto Moreno (El canijo), y dos famosos novilleros, de los que se abstiene dar el nombre. Nota: autoridad, Lalo Moreno. Se prohÃbe aventarle pedradas a los toreros; aquel que le aviente será castigado por âEl Cuelga-dedosâ.
El estilo de Cantinflas para torear era admirado. Las verónicas, el capote y las chicuelinas eran muy bien ejecutadas, y a la vez, con la gracia natural que él tenÃa para presentarlas en forma cómica; luego con las muletas, los pases naturales, los derechazos, y los pases de pecho.
Una de las suertes más recordadas era cuando él se ponÃa delante del animal para que lo empitonara, aparentemente lo cornaba y luego se le caÃan los pantalones. Al estar bailando frente al toro desplegaba una gracia que no tenÃa equivalente en el medio taurino y ya cuando el animal estaba supuestamente moribundo, se quitaba el zapato y dándoselo a oler lo terminaba con el puro hedor.
Para 1950 aún se toreaba en la plaza âCholitaâ, y en otro programa de las corridas de toros que se efectuaron en el rancho âEl Detalleâ podÃa leerse en la lista de matadores a: Emeterio López Alonso (âEl niño del ministerioâ), José Moreno (âEl Maistro de El Detalleâ), Roberto Moreno (âEl Canijoâ), y Gastón Santos (âEl niño de la Tinaâ).
Tras la lista de banderilleros, el nombre de los picadores, del juez, el médico de plaza y los fotógrafos de prensa, se aseguraba que la corrida âse transmitirá a control remoto por la estación XCTV, Cadena Perpetua. Prohibido aventar piedras⦠a los toros. Si algún toro sale malo se cambiará de inmediato por una chiva de la ganaderÃa 'Qué me durasâ. En caso de lluvia, posâcomo dijo Chencha: âse rifará un paraguasâ.
LA PARTIDA
Pese a las bondades ya descritas de âEl Detalleâ, el predio tenÃa una serie de problemas que hicieron pensar en venderlo: Entre ellos que estaba muy lejos, el clima no era muy bueno y tenÃan que luchar contra la plaga de la âmosca prietaâ; en cambio, las siembras que hicieron y el ganado Cebú crecieron espléndidamente.
âEl Detalleâ estaba situado en una loma; alrededor habÃa tigres, leoncillos y mucha vÃbora de cascabel, de manera que cuando subÃa el nivel del rÃo todos esos animales iban a refugiarse alrededor del rancho.
La venta del rancho y la partida de Cantinflas, empezó a gestarse cuando Enrique MarroquÃn un dÃa le propuso que lo vendiera, aduciendo la escasez de ganancias económicas que le dejaba.
Mario Moreno se negaba señalando que no lo tenÃa como negocio, sino para que su madre fuera a pasarse algunas temporadas allá, pues el médico se lo habÃa recomendado por su clima.
Pero un dÃa, su administrador y hermano José Moreno, enfermó del estómago, anduvo muy mal y MarroquÃn volvió a insistir asegurándole que Pepe tenÃa paludismo y que si lo dejaba seguir en âEl Detalleâ se iba a morir.
Además influyó en la decisión que la cosecha de cÃtricos que iban a levantar por ese tiempo, a punto de ser cortada para depositarlos en camiones que los llevarÃan hasta la planta exportadora, se perdió toda a causa de la âmosca prietaâ.
El comediante aceptó entonces, pidiéndole a Enrique que buscara un comprador, quien al final de cuentas terminó dándole mucho menos dinero del que valÃa esa propiedad.
Otra versión no confirmada, pero que circula entre los antiguos pobladores, señala a Gonzalo N. Santos como el responsable, luego de que al jugar una carrera de caballos contra Cantinflas (por donde ahora está la colonia âMiradorâ), el comediante resultó ganador, lo cual contrarió mucho al impositivo general y polÃtico, quien no permitÃa que hubiese alguien mejor que él.
El exgobernador habrÃa âsugeridoâ a Cantinflas que pusiera tierra de por medio y éste prefirió evitarse mayores problemas; a éste relato se añade que dicha discrepancia tuvo lugar un 30 de mayo, por ello, en la ruta de la famosa carrera se trazó una calle (que va desde la colonia âMiradorâ hasta la âAltavista) llevando tal nombre.
RECUERDO DE GENEROSIDAD
A la fecha, en âEl Detalleâ aún se observan los filtros que alguna vez funcionaron, el galerón que se utilizaba como bodega, el garaje, las caballerizas, y la planta de energÃa que la gente convirtió en una pequeña capilla.
Más abajo está la noria, y siguiendo por el norte se ubica la âCasa chicaâ, que por mucho tiempo conservó su estructura original hasta que el ciclón de 1955 destruyó parte de ella.
Fue en ese año cuando el huracán âHildaâ provocó nuevamente en Mario Moreno muestras de su espÃritu altruista y generoso: El fenómeno habÃa arrasado con varios ranchos cercanos, uno de ellos âEl Cuicheâ.
Entonces el comediante ordenó que su mejor toro cebú âEl Rorroâ, fuera repartido entre los damnificados, y como ese animal pesaba más de una tonelada, su carne sirvió para alimentar a muchos pobres.
El mal tiempo habÃa perjudicado también a âEl Detalleâ, pero eso no importó a Cantinflas, porque primero se preocupó de ayudar a los vecinos.
EL SALON â777â
Además de su propiedad rural, en Valles Mario Moreno mandó construir un salón de fiestas, lo denominó âEl 777â en memoria de la cinta âEl Gendarme Desconocidoâ; estuvo ubicado en las márgenes del rÃo, justo frente a la plaza; ahà se presentaron artistas de renombre. Años más tarde fue donado para una escuela.
Lo administraba Roberto Moreno, compadre de Roberto Aguilar González, quien era entonces locutor de la naciente XETR y transmitÃa los programas en vivo por la radio. Fue inaugurado por Pedro Fabila a finales de 1949, y durante su vigencia recibió a artistas de la época como Emilio Tuero y a MarÃa âLa Toyaâ Gutiérrez.
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