Viernes, 19 de Abril de 2024
CIUDAD VALLES, S.L.P.
DIRECTOR GENERAL.
SAMUEL ROA BOTELLO
Semana del 23 de Junio al 29 de Junio de 2017

¿Ha usted pensado en ello?

¿Ha usted pensado en ello?

Rodolfo del Ángel del Ángel



Esta semana escuché en un noticiero que nuestro país tiene el índice mayor de pobreza infantil entre los países miembros de la OCDE. Hay un total de 5 millones de niños en pobreza extrema. Lo malo de las cifras y de las estadísticas es que son números fríos. No nos muestran la dolorosa y trágica realidad que hay detrás de ellas.

Hablar de pobreza es hablar de exclusión, de carencia de los servicios básicos para vivir de una manera digna y humana: alimentación adecuada, educación, salud, un ambiente sano para crecer. Nuestro país es un país de contradicciones: Quienes gobiernan insisten en que hoy, después de muchos años, tenemos estabilidad económica, hay suficientes reservas económicas, incluso para hacer préstamos. No dudamos de que haya riqueza, el asunto es que esta está mal repartida. Somos un pueblo que aguarda a que el futuro nos suceda y el milagro nos encuentre en algún momento. Si, creo en los milagros, pero también creo que Dios nos ha dado la tarea de crear un mundo digno y mejor, y eso no es un asunto de milagro, sino de responsabilidad.

¿Cómo podemos aguardar a un mejor futuro sino cuidamos y educamos a los niños de hoy? El gran motivo de preocupación en nuestro país no es sólo resolver los problemas emergentes, la violencia, la falta de empleo, la corrupción, sino también tener una actitud proactiva que nos lleve a tomar conciencia de la urgente necesidad de cuidar de nuestros niños.
¿Cuál es el papel que la iglesia tiene en esta gran tarea? En principio, que las familias cristianas asuman el papel que tienen de educar. Dios hace énfasis en su Palabra acerca de este llamado. Educar por palabra y ejemplo, criar en disciplina y amonestación, criar en la fe y los valores de la fe. Pero también como iglesia estamos llamados a ser un testimonio vivo al mundo, un modelo de como el amor compromete y transforma y como una familia que vive en el temor de Dios nos conducirá gradualmente a una iglesia y a una nación bajo la dirección de Dios.

La iglesia ha de envolverse activamente contribuyendo en la educación, me refiero a escuelas dirigidas por valores cristianos, a instituciones con valores cristianos. La iglesia debe envolverse activamente en la sociedad asumiendo comprometidamente la dirección de las mejores causas sociales. Eso implica no sólo alimentar y vestir a los más desprotegidos, sino también influir en las instituciones, en los diversos niveles de gobiernos, en la creación de leyes y de espacios de protección para los más pequeños. La iglesia no puede encerrarse de manera confortable e indiferente en sus templos o hacia el interior de sus comunidades ignorando al mundo. Dios amó al mundo, y el mundo es lugar a donde somos enviados. Ese es el espacio en el cual la iglesia vive, influye y proyecta los valores de la fe en el amor y el servicio. Claro que esta es una tarea comprometedora, exigente ¡Ese es el llamado cristiano precisamente! Cuánto necesitamos comprender que el espíritu del evangelio y la naturaleza de nuestro llamado como iglesia esta claramente expresado en el sentir de Cristo que, dejando a salvo las noventa y nueve, fue a buscar a la oveja que se había perdido ¿Ha usted pensado en ello?

 


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