Martes, 16 de Abril de 2024
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Semana del 13 de Octubre al 19 de Octubre de 2017

Creer o no creer… esa es la cuestión

Creer o no creer… esa es la cuestión

Rodolfo del Ángel del Ángel



Lideres notables de la comunidad religiosa mundial reaccionaron ante el comentario del físico Stephen Hawkins de que la creación del universo no implica necesariamente la existencia de un Dios creador y originador de todo lo existente. Hace algunos años este extraordinario científico, autor de la famosa teoría del Big-Bang, había afirmado que detrás de la gran explosión inicial que dio origen al universo estaba, tal vez, Dios.

Su cambio de opinión se debe al hecho de que en los años recientes se han descubierto otros sistemas solares que aumentan las posibilidades de que se haya generado espontáneamente vida semejante a la de la tierra.

No cabe duda de que Hawkins es uno de los físicos e investigadores más notables y respetados de la comunidad científica y su opinión debiera considerarse como la de un teórico que pretende dar una explicación racional a la realidad.

Sin embargo, el confesar que la creación del universo no implica la existencia de Dios es una afirmación de fe y cae, por lo tanto, dentro del terreno de lo religioso. En este sentido, Hawkins es tan creyente como la más religiosa de las personas, sólo que su creencia es que, de acuerdo a las leyes de las probabilidades, Dios no existe. El salmo 14 afirma: “Dice el necio en su corazón no hay Dios” (Salmo 14:1), note usted como lo dice no tanto con la mente sino con el corazón.

El ser humano es religioso por naturaleza, no puede vivir sin una creencia, y las creencias brotan del corazón. Nosotros como cristianos decimos con el corazón: “Hay Dios”. Al respecto el autor de la Carta a los Hebreos afirma: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 1:6).

El que cree ve a Dios en todas las cosas, el que no cree en él no le ve en ninguna parte, su condición de criatura, y su entendimiento oscurecido excluyen tal posibilidad.

Para nosotros los que confesamos fe en el Dios único que creo todas las cosas, los cielos cuentan su gloria, y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Salmo 19:1). ¿De dónde procede la certeza de su existencia?

Pablo el apóstol nos da la respuesta: “Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.” (Romanos 10:6-8ª).

A fin de cuentas, el conocimiento del verdadero Dios no es vía entendimiento humano, sino por vía de la gracia divina que se ha revelado en Jesucristo para salvación. Por eso podemos decir con la boca y con el corazón: Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”.

 


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