Semana del 13 de Mayo al 19 de Mayo de 2016

Las cualidades de un buen maestro

Las cualidades de un buen maestro

Rodolfo del Ángel del Ángel

Los maestros y maestras tienen una función social que exige de ellos una especial consagración a su tarea. A la formación profesional de los educandos han de añadirse ciertas cualidades personales que le capaciten integralmente para su tarea. Pensando en Jesucristo, el Maestro de maestros como el modelo de todo educador podemos apreciar las siguientes cualidades.

1. Conocía su materia. No había en él vacilación respecto al entendimiento de la materia que enseñaba. Ese conocimiento no sólo era atribuible a su sabiduría divina, inaccesible para nosotros, pero a su empeño humano en comprender. Él fue un estudiante que a los doce años dejó asombrados a los expertos por sus conocimientos. No podemos enseñar a otra sino somos, a la vez, aprendices permanentes.

2. Enseñaba las verdades más profundas con ejemplos sencillos. Esos ejemplos estaban tomados de elementos y experiencia comunes a la gente. Los árboles, las flores, las aves del cielo, las costumbres nupciales, la pesca, las relaciones familiares, fueron recursos didácticos vivos, sencillos y evidentes con los que impresionó de manera favorable la mente y el corazón aún de sus oyentes más sencillos.

3. Utilizó la narrativa como método de enseñanza. El contar historias sencillas y amenas haciendo uso de la ejemplificación y la comparación fue uno de los métodos favoritos del Maestro. Al recordar las historias que podían ser fácilmente evocadas por el medio ambiente que les rodeaba, las enseñanzas permanecía frescas y vigentes con toda su fuerza.

4. Conocía el corazón de sus alumnos. Sabía lo que se anidaba en los profundo del alma. Era un atento observador e interprete de las conductas de sus oyentes. Podía evaluar el estado espiritual y la necesidad de las personas de tal manera que la enseñanza penetrara de manera poderosa, desafiando las ideas equivocadas y preconcebidas y trayendo una nueva luz de conocimiento a quienes estaban en la ignorancia. Sabía de los sufrimientos, alegrías, necesidades, pecados, y aspiraciones, de sus alumnos.

5. Amaba a sus alumnos. Era Maestro siempre, por dondequiera que iba, estaba entre la gente y toda circunstancia y experiencia era una oportunidad para la reflexión y la enseñanza. Amaba entrañablemente a sus alumnos tratándoles con consideración y respeto. Para él el alumno más importante y que requería mayor atención era él más sencillo e ignorado por los demás.

Aprendamos de Jesucristo como nuestro gran modelo. Dios te conceda maestro la gracia de enseñar como él enseñó.