Semana del 08 de Septiembre al 14 de Septiembre de 2016

Hay tanto que agradecer

Hay tanto que agradecer

Rodolfo del Ángel del Ángel

Siempre tendremos un motivo, o muchos, para vivir descontentos, siempre vamos a carecer de algo que consideramos esencial, siempre vamos a desear lo que no podemos tener. Lo curioso es que aún aquellos que tienen abundancia viven deseando, y quien desea tiene descontento. ¿Qué no le agrada de su vida? Si es legítimo y posible cambiarlo, cámbielo y deje de sufrir, deje de esperar a que le suceda la vida. Si tu deseo vale la pena, lucha por él, pero si no aprende a renunciar. Todo lo que no es indispensable para vivir es superfluo.

El primer secreto para vivir felices es el contentamiento. San Pablo escribe: ". . .he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:11,12).

Si usted no conoce esta clase de contentamiento, esta maravillosa independencia de espíritu que no se conturba ni pierde su bienestar, no desespere. Esta capacidad no surge espontáneamente, es el resultado del aprendizaje. Cuando algo significativo nos ocurre bueno o malo, pregúntese ¿Qué lección me enseña esta experiencia? No sea de los que van por la vida con los ojos cerrados que nunca terminan de aprender y madurar, con un eterno carácter infantil, exigente e inconforme. Si deseáramos menos y agradeciéramos más, se incrementaría nuestra felicidad. Nada como el descontento para producir esa clase de ceguera mental que nos impide apreciar las bendiciones que recibimos cotidianamente. Pero si tu mente solo es capaz de percibir necesidad, carencia, incomodidad, insatisfacción, nada te hará feliz pues tu vida será siempre deseo insatisfecho.

¿Qué tiene que agradecer hoy? ¿Cuántas bendiciones en el pasado dejaste de apreciar? Te acostumbraste a vivir con ellas y hoy que nos las tienes piensas que te pertenecían para siempre. Si agradecemos cada día por cada bendición que recibimos, y sabemos que mientras que las tenemos es una gracia que se renueva y se nos concede, el día que las perdamos nos despediremos de ellas en paz y nos dispondremos a recibir nuevas bendiciones.

Ya no vivas en la queja, elige el bienestar y la felicidad, agradece, celebra, bendice a Dios, disfruta de las bendiciones de este día, deja que tu corazón se vacíe de temores ignorantes, y tu alma deje de desear. Hoy acepta tus circunstancias, tu realidad, pide sabiduría a Dios para mirar con claridad tus opciones, ora para agradecer, y vive para disfrutar, pues la mano de Dios sigue extendida hacia ti para bendecirte.