Semana del 10 de Diciembre al 16 de Diciembre de 2021

#25N, 60 minutos para caminar seguras

#25N, 60 minutos para caminar seguras

María José Puente Zavala

"¡Ya, vamos a marchar!", gritaron unas mientras otras todavía bailaban sobre un tapete de papel manchado de pintura. Varias decenas, entre adultas, adolescentes y niñas, presenciaban el performance que lo mismo parecía gritar el dolor que la alegría de existir siendo mujer en una ciudad donde ninguna alerta ha contenido la violencia.

La urgencia se antoja comprensible. Son como las 5:40 de la tarde del 25 de noviembre y en horario de invierno eso indica que queda si acaso una hora de luz natural. Para cuando termine el recorrido, las calles van volver a la programación habitual. Por allá un chiflido, en el camión un agarrón de nalga, en la colonia una mirada que acecha. Mejor comenzar de una.

Esta vez encabeza el contingente Jazmín Rodríguez, pero no es su primera. Esa fue hace un año, cuando su hija Fernanda tenía más de 8 semanas desaparecida... y la encontró, unos 4 meses después, enterrada en el patio de su presunto feminicida. Ese día comenzó a cargar la cruz.

Con Yazmín al frente, las manifestantes avanzaron rumbo a la Fiscalía General del Estado. Es cada vez más claro el trabajo puesto en la organización de las marchas. Al llegar, un bloque se posa con unas telas verdes enormes para cubrir a las que hacen pintas. Unas letras blancas, mayúsculas, hacen la presentación:

"SOMOS EL GRITO DE LAS QUE YA NO TIENEN VOZ".
Jazmín ha tomado el megáfono. "Feminicida institucional", acusa a Enrique Galindo, quien ha hecho pública su intención de retirar a la ciudad, la misma donde mataron a Fernanda, de la lista de aquellas señaladas por albergar y solapar la violencia feminicida. Como si un trámite fuera suficiente escudo. Como si un discurso lo cambiara todo.

Exige, otra vez, la pena máxima para el que mató a su hija y una fiscalía especializada en feminicidios para que su caso, y el de las más de 20 mujeres asesinadas en los últimos 10 meses, se investiguen con celeridad, con enfoque de género, con empatía. Y que se castiguen. Por Fer, por fin, por todas.

La Universidad es el siguiente punto. Han pasado varios años y varias marchas desde aquella vez (¿o aquellas veces?), en la que el escándalo fueron las pintas y no los múltiples casos de acoso, hostigamiento y hasta violación en las aulas de la Máxima Casa de Estudios.

Por primera vez en años, las pintas y las consignas permanecieron hasta el día siguiente. Por primera vez la Universidad hizo el intento por sacudirse el pudor y reconocer, al menos en el discurso, que la deuda con las mujeres está muy lejos de saldarse. Habrá que esperar por hechos. Más todavía.

Mientras tanto el contingente se dirigió a su fin. Llamaron la atención las ventanas del Palacio de Gobierno, protegidas por unas tablas y por unas trancas. El Congreso replicó el gesto como ha venido haciendo desde septiembre. Como una comparsa del Poder Ejecutivo. Como si no existiera la división de poderes y como si no existiera la rabia de las mujeres.

El recorrido terminó de noche. "Váyanse juntas", "manden ubicación", "tómenle foto a los hombres sospechosos que nos siguieron durante toda la marcha", se recomienda. A un costado de esta reportera estuvo parado un sujeto con el pelo a rape, la mirada hosca, una mochila pequeña cruzada en el pecho y sosteniendo un celular a medio cuerpo, grabando lo que ocurre. Se le pidió identificarse si era prensa y se negó.

Con esa amenaza latente que se suma al miedo de siempre, se retiraron las mujeres, las adolescentes y las niñas que marcharon por la eliminación de la violencia machista. La señora Jazmín se fue con su nieto, el hijo de Fer, que ahora ha quedado a su cargo, como pasa con muchos cuyas madres han sido víctimas de feminicidio.

Dice que a veces se siente muy triste pero que siempre se levanta. Vendrá la paz con la justicia para Fer. Ojalá que sí. Que ya nadie tenga que cargar la cruz.

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