Semana del 23 de Diciembre al 29 de Diciembre de 2022

Una familia para Cristo

Una familia para Cristo

Rodolfo del Ángel del Ángel

Los relatos de la navidad recogidos en los evangelios de Mateo y Lucas nos refieren al acontecimiento de la humanización del Cristo, y ese hecho de por sí milagroso ocurrió dentro de un espacio por demás inesperado, en un pesebre y de padres muy humildes. ¿Una familia común? Si, así es desde una perspectiva humana, pero poseedora de una gran riqueza. Entre María y José había amor y compromiso y, sobre todo, fe.

Cuando esperamos la llegada de un bebé se suelen hacer muchos preparativos, especialmente, si ese bebé es ya esperado. La realidad es que Jesús llegó de manera inesperada a la vida de sus padres, ¿estaban ellos preparados para semejante vocación? Aquel que venía a ellos no eran un niño común, pero creció igual que todos los niños, necesitó de cuidados, alimento y todo lo que la buena crianza exige. Los medios eran escasos y aquellos padres pasaron por todas las apuraciones y tareas que todos los buenos padres en general atraviesan, pero ¿quién puede decir que no hicieron una buena tarea? Llegado el tiempo Jesús pudo responder a su vocación divina.

Nos preocupamos por nuestros hijos, procuramos que nada les haga falta, somos buenos proveedores, pero ¿qué es lo que reamente nuestros hijos necesitan para estar preparados para hacer todo aquello que Dios quiere que sean?

Se habla de la generación de cristal. Hay una buena parte de verdad en ello cuando nos referimos a hijos que están siendo criados de una manera tal que se les procura evitar toda frustración. Esta es una clase de amor que no hace bien. El evangelio nos dice que "Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en el favor de Dios y de toda la gente". (Lucas 2:52) El se desarrollaba en todas sus potencialidades de su persona de manera plena e integral. Ciertamente un proceso que toma los años en los que transcurre la infancia.

¿Cómo pudieron lograrlo sus padres en medio de sus precarias circunstancias? La clave está en el versículo previo que nos dice que Jesús vivió en obediencia hacia ellos. Los padres ejercen una legítima autoridad sobre los hijos que tiene como propósito formar el carácter y prepararlos para la vida. ¿Porqué vemos un alto índice de fracasos tempranos en nuestros hijos? Malas decisiones, carácter irresponsable, dificultad para completar tareas, para ser independientes responsables, conscientes, empáticos y de carácter firme, capaces de sobrellevar las dificultades y las frustraciones que acompañan a la vida son las características de esta generación de cristal que se rompe fácilmente. Si, es verdad, el mundo es más complicado, pero el mundo no es responsable por la crianza, esa es tarea de los padres. Padres de cristal crían hijos de cristal

¿Cómo forjar el carácter? ¿Cómo dar amor sin ser complacientes en exceso? ¿Cómo celebrar los triunfos de nuestros hijos y estimular sus capacidades y creatividad en tanto les enseñamos a ser obedientes y cooperativos? Sobre todo, ¿cómo podemos enseñarles el camino de Cristo sin el cual no hay esperanza para la eternidad, ni fe para la vida?

Aprendemos mucho del hogar de Cristo, aprendemos que nos es la abundancia de medios sino el temor del Señor y un carácter firme que sabe guiar y propiciar la madurez lo que realmente se necesita. Si, no podemos cambiar el mundo para nuestros hijos, pero si ser padres más atentos a su tarea y firmes de carácter para ver más allá del momento presente, hacia lo que nuestros hijos pueden ser mañana. En esa tarea no estamos solos, Dios esta con nosotros para darnos sabiduría y gracia.