Laura Sierra / Fisioterapeuta
A todos nos ha pasado que unas horas o días después de hacer ejercicio nos queda una sensación de dolor, que a veces no nos permite ni sentarnos, subir escaleras ni doblar bien los brazos. Pero ¿sabes realmente a qué se debe este síntoma?
Todos los que practican deporte han experimentado el dolor muscular de inicio tardío, o DOMS por sus siglas en inglés. El dolor que se siente después de hacer ejercicio se debe a microtraumas producidos en las fibras estriadas de los músculos, provocados por la realización de una actividad intensa para la cual no estamos acostumbrados. Cuando las fibras musculares desgarradas se restablecen, se vuelven más fuertes, pero generalmente ese proceso requiere de 2 a 4 días. No obstante, hay que tener cuidado: ejercitar los músculos dañados a menudo abre la puerta a nuevas lesiones y contratiempos en la rutina.
El DOMS es un fenómeno que describe la incomodidad y rigidez muscular que ocurre entre 12 y 24 horas después de hacer ejercicio, con la molestia más severa ocurriendo entre 24 y 72 horas después de hacer ejercicio. El DOMS se siente más frecuentemente cuando alguien comienza un nuevo programa de ejercicios o cambia los componentes de su rutina existente, como la intensidad, el volumen o la selección de ejercicios.
Es importante entender que el DOMS no es el dolor durante el ejercicio. Nadie debe ejercitarse con dolor. Cualquier dolor que ocurra durante el ejercicio típicamente significa que algo anda mal. Detener la actividad de inmediato. El ejercicio debe ser exigente pero no doloroso. Muchas veces, el dolor sirve como una pista de que la forma no es correcta o que la cantidad de peso que estás utilizando es demasiada.
¿Qué pasa cuando el dolor normal se convierte en dolor intenso? Por lo general, la delgada línea entre el dolor normal y el dolor intenso puede ser difícil de distinguir. La manera más simple de hacer esta distinción es concentrarse en dónde proviene el dolor y cómo se siente. El dolor intenso que no desaparece o que puede estar acompañado de calambres, debilidad o cambios en el color de la orina, también son síntomas muy preocupantes.
¿Cómo se afrontan los DOMS? Casi todos pueden ejercitarse y superar los desafíos de los DOMS, pero la clave es abordarlo de manera inteligente y tratarlo adecuadamente. Comienza tu rutina a un ritmo lento, tanto en la duración como en la intensidad. Concéntrate en la nutrición e hidratación, es importante proporcionar al cuerpo los componentes fundamentales y la energía necesaria para reparar el daño muscular después del ejercicio. Hay que aliviar los músculos adoloridos y estar atentos al dolor intenso. Lo más importante es tomar un descanso y consultar al médico si el dolor no desaparece o empeora.
Recuerda que debes acudir con tu fisioterapeuta más cercano. Ellos son los encargados de valorarte y brindarte el mejor tratamiento para que puedas integrarte de forma rápida y eficaz a las actividades de la vida diaria y deportiva.
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