Héctor de Luna Espinosa
En Estados Unidos, las conocidas como ciudades santuario son localidades que han adoptado políticas para limitar la cooperación de sus autoridades locales con las agencias federales de inmigración, como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. El objetivo principal es proteger a los inmigrantes indocumentados, permitiéndoles vivir y trabajar sin el temor constante a la deportación por delitos menores.
Es importante destacar que estas políticas no significan que las leyes federales de inmigración no se cumplan, sino que priorizan la seguridad pública y la confianza en la policía local. Algunas de las ciudades santuario más conocidas en Estados Unidos son Nueva York; Los Ángeles y San Francisco, en California; Chicago, en Illinois; Seattle, en Washington; Filadelfia, en Pensilvania; y Boston, en Massachusetts. Estas ciudades buscan crear un ambiente más seguro y acogedor para los inmigrantes, permitiéndoles acceder a servicios esenciales sin temor a ser deportados.
En el Antiguo Testamento encontramos una figura similar a las ciudades santuario: las ciudades de refugio. En la Biblia, estas ciudades eran lugares designados para proteger a las personas que habían matado accidentalmente a alguien, salvándolas de la llamada "venganza de sangre". Estas seis ciudades servían como un santuario temporal, donde el homicida involuntario podía escapar del vengador de la sangre —un familiar de la víctima que buscaba venganza.
¿Por qué se establecieron estas ciudades? Les doy tres razones:
En primer lugar, por protección. Las ciudades de refugio proporcionaban un lugar seguro para aquellos que habían cometido un homicidio no intencional, evitando que fueran linchados por el vengador de la sangre.
Número dos, por justicia. Aunque protegían a los homicidas accidentales, también aseguraban que el asunto fuera llevado ante un juicio para determinar si el homicidio había sido intencional o no.
En tercer lugar, tenían un significado espiritual. Las ciudades de refugio prefiguraban la salvación y protección que Cristo ofrece a los creyentes, quienes son considerados pecadores que necesitan un refugio de la ira de Dios.
¿Cómo funcionaban estas ciudades? En primer lugar, el homicida involuntario debía huir a la ciudad de refugio más cercana. Luego, en la puerta de la ciudad, debía presentar su caso a los ancianos, quienes lo admitían si consideraban que había sido un homicidio accidental. Una vez dentro, el homicida vivía bajo protección hasta que se celebrara un juicio formal. Si el homicidio era declarado accidental, podía permanecer en la ciudad hasta la muerte del sumo sacerdote. Si el homicidio era considerado premeditado, era entregado al vengador de la sangre para ser juzgado y castigado.
¿Cuál es el significado para nosotros hoy?
En primer lugar, las ciudades de refugio son un símbolo de Cristo, quien ofrece refugio y salvación a todos aquellos que acuden a Él buscando perdón y protección de la ira divina. Así como las ciudades de refugio ofrecían un tiempo de gracia al homicida accidental, Cristo ofrece gracia y misericordia a los pecadores que se arrepienten y buscan su perdón.
De la misma manera que una persona podía buscar refugio en las ciudades creadas para ese propósito, nosotros corremos a Cristo para refugiarnos. Corremos a Él para escapar del peligro de la maldición y la condenación de la ley, de la ira de Dios y de una eternidad en el infierno. Solamente Cristo nos da un refugio contra estas cosas, y debemos correr solamente hacia Él. Así como las ciudades estaban a disposición de todos los que escapaban a ellas en busca de seguridad, es Cristo quien ofrece seguridad a todos los que se acercan a Él en busca de refugio del pecado y su castigo.
Acompáñame a orar:
Señor Jesús, hoy corremos a ti para asegurar nuestras vidas. Tú eres nuestro único refugio. Sin ti estamos perdidos. Sé nuestro Señor y Salvador. Amén.
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