Semana del 25 de Julio al 31 de Julio de 2025

El Verde arrasa, Morena se pierde y el PAN se vende

El Verde arrasa, Morena se pierde y el PAN se vende

La visita del coordinador de los diputados federales del PAN, Jorge Romero, a San Luis Potosí esta semana no fue una cortesía más ni un acto protocolario de partido: fue, a todas luces, la confirmación de una crisis de identidad y dirección en Acción Nacional. Lo que en otros tiempos hubiera sido una asamblea de unidad, principios y estrategia, terminó convertido en un desfile de intereses cruzados, exhibiciones de soberbia y pactos a conveniencia. Más que una visita de liderazgo, lo de Romero fue una convalidación de la descomposición azul en la capital potosina.

Romero no solo vino a apretar manos y tomarse fotos, sino a legitimar lo que muchos panistas de cepa consideran una traición ideológica: el secuestro del PAN por parte de Enrique Galindo y sus operadores, quienes a billetazo limpio han transformado al partido en una simple extensión de su administración municipal. La presencia del dirigente panista nacional Ricardo Anaya —otra figura polarizadora— solo agregó un tono aún más artificial al montaje. Porque lo que presenciamos no fue un acto político, sino un espectáculo de simulación.

GALINDO: DUEÑO DE LA FRANQUICIA AZUL
Enrique Galindo, expulso del PRI y reciclado por el PAN como figura "ciudadana", se ha convertido en el verdadero jefe político de Acción Nacional en la capital. Con recursos públicos, estructura y operadores alineados, Galindo no milita en el PAN, lo posee. Su reelección no se explica por convicción ciudadana o resultados de gobierno, sino por una combinación de traiciones políticas, negociaciones oscuras y una oposición fragmentada. El susto que le provocó Sonia Mendoza en 2024 lo dejó claro: no es invencible, pero juega sucio.

A pesar de haber coqueteado con Morena, de tocar la puerta del oficialismo federal e incluso de intentar quedar bien con personajes como Omar García Harfuch y Rosa Icela Rodríguez, Galindo terminó refugiado en lo que mejor sabe manejar: la compra de voluntades y la manipulación de estructuras locales. Lo de Morena nunca fue una posibilidad real. Galindo jamás fue querido por el partido guinda. Fue él quien se autoengañó con esa narrativa. Hoy, de regreso al PAN, se asume como figura central, como si el partido le debiera algo.

VERÓNICA RODRÍGUEZ: LIDERAZGO VISCERAL Y SIN RUMBO
Si la dirigencia local del PAN tuviera solidez, Galindo no tendría espacio para operar a sus anchas. Pero lo cierto es que Verónica Rodríguez, presidenta estatal del partido, ha demostrado una clara falta de oficio político. Más preocupada por eliminar a sus enemigos internos —particularmente a los hermanos Azuara— que por tejer consensos, Rodríguez ha convertido su mandato en una vendetta personal.

La reciente visita de Jorge Romero evidenció ese vacío de liderazgo. Verónica, quien llegó a la dirigencia gracias al respaldo de los Azuara, hoy se dedica a dinamitar los puentes con ellos, como si se tratara de una vendetta emocional más que de una decisión estratégica. La recepción que le organizó a Romero, con globos incluidos, parecía más un acto de relaciones públicas que una expresión de fuerza política. En contraste, los Azuara, con mayor cabeza fría, marcaron agenda y demostraron que siguen siendo actores de peso, aunque Verónica insista en borrarlos del mapa.

¿Y LA DIRIGENCIA NACIONAL, DE QUÉ LADO ESTÁ?
Romero se reunió con todos: con Verónica, con los Azuara, con Marcelo de los Santos. Pero no tomó partido. O al menos no públicamente. Esta ambigüedad puede leerse de dos maneras: o bien la dirigencia nacional no tiene claridad de lo que ocurre en San Luis Potosí, o, más preocupante aún, ha decidido no intervenir mientras el PAN local se desmorona.

Lo cierto es que, en su afán por no tomar postura, el PAN nacional está dejando el campo libre a otros actores, en particular al Partido Verde Ecologista, que bajo el liderazgo de Ricardo Gallardo sigue aceitando su maquinaria día con día. Mientras el PAN se consume en pleitos internos, el Verde trabaja con disciplina, organización y estrategia.

GALINDO, ¿CANDIDATO DEL PAN O INFILTRADO DEL PRI?
Lo que vimos esta semana parece ser el punto de no retorno: Galindo se autodestapó como candidato del PAN rumbo a 2027. Ya no queda duda de que su apuesta está con los blanquiazules, pero eso no significa que el panismo lo haya adoptado por convicción. Su imposición —porque eso fue lo que representó la visita de Jorge Romero— no unifica, polariza.

Su eventual candidatura será rechazada por las bases que todavía creen en los principios históricos del PAN. Esas que no olvidan que Galindo es, ante todo, un priista con disfraz ciudadano. Su presencia divide, erosiona y compromete. Y si Verónica Rodríguez no pone orden, no solo perderá el control del partido, sino su propia credibilidad.

MIENTRAS TANTO, EL VERDE AVANZA
Mientras los panistas se pelean, el Partido Verde construye. Tiene estructura, disciplina, operación diaria. El liderazgo de Gallardo, con todos sus errores, sigue intacto. En la última elección judicial, su maquinaria electoral pasó por encima de sus adversarios sin apenas oposición. En contraste, Morena se muestra errática, confiando en estructuras federales que no responden a tiempo, y el PAN, pues simplemente ya no existe como fuerza cohesionada.

Si hoy fueran las elecciones de 2027, todo apunta a que Ruth González iría en caballo de hacienda. Con el respaldo del gobernador, la estructura del Verde y una oposición enfrascada en sus propias guerras internas, la ruta está pavimentada.

San Luis Potosí es hoy un laboratorio político en ebullición. Pero mientras unos construyen poder real, otros siguen jugando a la política con egos, traiciones y globos de colores.

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