Héctor de Luna Espinosa
Vivimos en un tiempo lleno de ruido, ocupado y acelerado. Hay tanta información, tantas distracciones, que es fácil perder de vista lo verdaderamente importante. Y Jesús habló de algo muy parecido cuando dijo que su regreso sería como en los días de Noé.
¿Qué pasaba en los días de Noé? Jesús dijo en Mateo 24:37: "Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre", refiriéndose a Él. La Biblia explica que, en tiempos de Noé, la gente comía, bebía, se casaba, es decir, hacía su vida normal, pero estaban completamente distraídos. Cuando vino el diluvio, no escuchaban a Dios ni prestaban atención a las advertencias; vivían como si nada fuera a cambiar.
Esto no significa que comer, trabajar o casarse estuviera mal. El problema era que vivían sin tomar en cuenta a Dios, sin pensar en las consecuencias, sin prepararse para lo que venía. Ese mismo espíritu de distracción está hoy más fuerte que nunca.
¿En qué cosas estamos distraídos hoy? Pues en las redes sociales, en la carrera por tener más, en el entretenimiento sin fin, en la rutina diaria, en el trabajo que nunca se acaba y en preocupaciones que nos consumen. Tantas cosas que no son malas en sí mismas, pero que pueden ocupar el lugar que le corresponde a Dios.
Muchos viven pensando: "Mañana buscaré a Dios". Otros dicen: "Luego me acerco". Incluso algunos afirman: "Lo haré cuando tenga tiempo". Y así vivía la gente en los días de Noé, hasta que fue demasiado tarde.
Pero Jesús vendrá otra vez, y lo dijo claramente. Este es el punto central: Jesús no solo vino al mundo, murió y resucitó; también prometió volver. En Mateo 24:42 dice: "Velad, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor". Esto no es una amenaza, es una llamada de amor, una advertencia llena de misericordia. Jesús no quiere sorprenderte, quiere salvarte.
La Biblia habla de señales, de tiempos, de advertencias; pero la verdad más importante es esta: su regreso es seguro. Y si Él cumplió su promesa de resucitar, también cumplirá su promesa de volver.
Ahora, ¿qué significa velar? Velar significa poner atención, estar alerta, estar despierto espiritualmente; no descuidar nuestra relación con Dios y vivir preparados. Para el cristiano, velar no es vivir con miedo, es vivir con propósito y esperanza, sabiendo que nuestra vida tiene un destino eterno. Para quien no es cristiano, velar significa abrir los ojos, reconocer que Dios te está llamando, que no es casualidad que estés escuchando este mensaje.
¿Cómo podemos estar preparados?
Para los cristianos: mantén tu corazón sensible a Dios, lee su Palabra con intención, arregla lo que tengas que arreglar, vive con integridad, comparte tu fe y no descuides tu comunión con el Padre.
Para los que aún no conocen a Jesús, te digo: acércate con sencillez. Habla con Él, aunque no sepas cómo. Dile que quieres conocerlo, ábrele tu corazón. La Biblia dice en Romanos 10:13 que "todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo". No tienes que hacerlo perfecto; solo tienes que ser honesto.
Si Jesús regresara hoy, ¿cómo te encontraría? ¿Distrayéndote, corriendo de un lado a otro sin rumbo? ¿O con un corazón dispuesto, despierto, preparado? No se trata de miedo, se trata de esperanza: de vivir cada día sabiendo que Dios te ama, que tiene un plan y que un día Jesús vendrá por nosotros.
Te invito a que me acompañes a orar:
Señor, despierta nuestro corazón. Ayúdanos a no vivir distraídos. Queremos estar listos, atentos, velando con un corazón preparado para ti. Gracias porque nos hablas con amor y paciencia. Te necesitamos. Amén.
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