Jueves, 18 de Abril de 2024
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Semana del 30 de Diciembre al 05 de Enero de 2017

Los Adán Lárraga y el gusto por la charrería

Los Adán Lárraga y el gusto por la charrería



Están convencidos que el más mexicano de los deportes debe ser practicado con responsabilidad y respeto.

El nombre de Adán Lárraga no sólo es conocido en Ciudad Valles y en la región Huasteca en general, sino que al mencionarlo inmediatamente se le vincula a una familia dedicada cien por ciento al trabajo constante y honesto, pero además a la práctica del más mexicano de los deportes: La charrería.

Se trata de don Adán Lárraga González, el profesionista Adán Lárraga Ortega y el menor de los tres, Adán Lárraga Manzano, tres generaciones dedicadas a preservar una de las máximas tradiciones mexicanas, que precisamente acaba de ser declarada por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad.

"Ser charro tiene sus compromisos, porque no nada más es ponerte el traje, hay que saberlo respetar y ser charro encierra muchas cosas, tantas que hasta se me hace poco el tiempo para explicarte todo; aparte es nuestro deporte más mexicano", señala don Adán.

"Es un privilegio que él de alguna manera nos haya enseñado este deporte, te podría decir que es un estilo de vida, una forma de vivir, y nosotros en lo particular estamos muy contentos, muy agradecidos con este deporte, porque nos ha dado mucho, nos ha enseñado a ser personas de bien, te da mucha formación, te da la oportunidad de que tu cuides a tus animales, los valores, los aprecies y bueno nos encanta", afirma Adán hijo.

Adán Lárraga hijo, precisa como fue que encamino a su hijo Adán en esta dinámica, "fue una de las etapas más bonitas de nuestra vida, porque desde muy chico empecé primero a entrenarlo, lo entrenaba todos los días, había periodos de vacaciones en que íbamos en la mañana y en la tarde cuando se nos acercaba una competencia oficial, desde chico lo empecé a llevar a competencias nacionales, primero tenía una clasificación estatal y de ahí lo mandábamos a los nacionales, afortunadamente le fue muy bien desde el primero al que entro, la emoción es algo que no te quita nadie y lo único que puedes hacer es dar gracias a Dios".

"Me acuerdo que en el primer nacional en Naucalpan, mi papá se quedó en Valles y fue un show para llegar hasta allá, un lienzo muy hermoso, muy bonito, y mi hijo Adán tuvo la suerte de quedar en varios primeros lugares, pero lo más importante fue que participó de charro completo. Yo lo metí sin pensar que iba a obtener un premio, pero se fueron dando las cosas, hubo muchos detalles, él salió jineteando y lo lastimó un toro, ya no quería salir estaba chiquillo, tenía 10 años", expresa.

El menor de los tres recuerda sus inicios en la charrería: "desde los 40 días de nacido ya estaba arriba de un caballo, mi papá fue lo primero que hizo. Aprendí a montar a los 4 años y sí sentía una presión por parte de mi familia, ya que todos son charros, y fui el que empezó a competir más de lleno. Ahorita mi generación lo que tiene es mucha competencia con chavos de otras ciudades, y la verdad no es por hacer menos, pero soy el que más ha competido y el que más ha salido, porque es otro tiempo y es diferente y tenía presión por mi familia, de que tenía que hacer las cosas bien y claro que se tenían que hacer bien. Íbamos y dábamos todo lo que podíamos y pues las cosas se han dado".

Don Adán también recuerda sus inicios: "mi padre era todo un vaquero, él nos inculcó lo que es la charrería, ya no quiso que fuéramos vaqueros, sino que aparte del campo nos dedicáramos a la cosa charra".

Y destaca con orgullo que su nieto ya es un charro completo, que participa en las 9 suertes, que son cala de caballo, piales en el lienzo, coleadero, jineteo de toros, terna en el ruedo, jinete de yeguas, manganas a pie, manganas a caballo y el paso de la muerte.

Advierte que a diferencia de antaño hoy la charrería no se lleva con la bebida, porque "ahora antes de entrar a charrear, por el sorteo en un estatal o en un nacional tienes que pasar con el médico, antes de todas estas suertes".

El traje de charro es muy importante para don Adán, pues se debe portar completo y nada de andar con cachucha o sin corbata, y reconoce el ejemplo de algunos amigos de Rioverde, que tienen la costumbre desde que salen de su casa ir ya vestidos, que es un hábito muy bonito, "que la verdad nosotros no lo tenemos por cuestiones de calor, pero la verdad es que uno debe portarlo orgullosamente siempre y hasta para casarse".

Adán el hijo ha sido fundamental en la formación de Adán el nieto, "siempre le he inculcado que sea una persona decente, que salude a todo mundo, la charrería es un deporte que te permite hacer muchos amigos y verdaderamente leales, hay mucha competencia pero también camaradería y mucha amistad".

Mientras que Adán, el abuelo, le ha recomendado principalmente que respete a la mujer, "los charros tenemos la responsabilidad de hacer respetar a la mujer".

Adán el nieto, tiene una cualidad, que no está muy inmerso en la tecnología y las redes sociales ni tampoco en la fiesta, y afirma: "he tenido muchas experiencias, soy una persona que no paso tiempo en el teléfono, es más en la prepa llegaba, dejaba el celular en un lugar y no lo tocaba hasta que terminaba de entrenar que eran las 8 de la noche, y la verdad me tenía que guardar siempre para andar al cien por ciento al otro día, ya que es un deporte de alto rendimiento y no puedes andar batallando por desvelarte o cosas así".

Ahora que cursa la Universidad, se muestra aún bastante centrado: "hay que ser personas humildes, y si vas a competir a otros lugares hay personas que no conocen tanto del tema y hay niños que incluso se quieren tomar la foto contigo, pero hay que tener seriedad para hacer un buen papel, porque al fin y al cabo también es un espectáculo, pero debe hacerse bien, porque si llegas y te desvelas, las cosas no te van a salir".

La suerte favorita del menor de los Adán, es el coleadero, que describe de esta manera: "sales con un becerro, le tienes que agarrar la cola, enredártela en el pie y tumbarlo, son diferentes puntuaciones, pero la que más me ha gustado y que estoy perfeccionando es la de los piales, que es una suerte un poquito más difícil y es de las más cotizadas, y estamos entrenando para que nos salga muy bien".

Don Adán también habla del coleadero, pero aplicado a la vida: "el coleadero a mí me ha enseñado de que agarres la cola, aplica en los negocios también, y no la sueltes hasta que se rinda el toro, por eso te digo que la charrería nos enseña muchas cosas. A tú negocio agárrale la cola y no se la sueltes hasta que llegues a la cumbre".

Los tres Adán Lárraga reflexionan finalmente sobre lo que ha sido su gusto por la charrería y su práctica constante.

"Quiero primero dar gracias a Dios, y a emsavalles por darme la oportunidad de dirigirnos a toda la gente que nos lee, y decirles que Dios los bendiga con un año nuevo lleno de salud, porque si algo es riqueza es la salud", expresa don Adán.

"Aprovecho para invitar a toda la audiencia a que nos visiten al lienzo, ahorita estamos en una mejora, que es hacerlo un poco más accesible, techándolo, estamos en la primera etapa y la idea es de que cuando nos visiten estén más a gusto y tratar de hacer charrería bien", comenta Adán hijo.

"Quiero invitar a todos los jóvenes a que participen, la verdad estamos muy escasos de ellos y sí llegan, pero pues no es fácil. Han llegado y se les hace difícil por miedo o por algo, pero ahí nosotros estamos para cuidarlos, para invitarlos y enseñarles, para que se unan al equipo", concluye Adán el menor de los tres.

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