Semana del 15 de Julio al 21 de Julio de 2016

Vida sin inquietud

Vida sin inquietud

Rodolfo del Ángel del Ángel

Vivimos con tanto afán y asediados por las preocupaciones, Señor, que olvidamos lo esencial. Cierto que necesitamos alimento, bebida y vestido, pero al mirar solo con los ojos materiales olvidamos que el cuerpo es más que el vestido y la vida más que el alimento.

Nos dices a cada momento Señor -"no se angustien, crean", pero hay tantas voces que nos gritan alrededor que nos impiden escucharte, voces que nos dicen que necesitamos muchas cosas para ser felices cuando solo una es necesaria. Haz silencio en nuestra alma. Que en lo recóndito del ser solo sea tu voz la que resuene y, de una vez, danos esa paz y ese sosiego que nos invita a descansar en ti, que eres seguridad y fuerza.

Danos una nueva visión de las cosas. Me asombra como hemos dejado de apreciar las lecciones que nos da la naturaleza que tú hiciste. El suave gorjeo de las aves entre las ramas de los árboles es recuerdo elocuente y constante de que tienes cuidado aún de las criaturas más pequeñas. No siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros y no perecen de hambre porque tú las sustentas. Pero no hemos aprendido a tener seguridad a menos que nuestra despensa esté llena y garantizada la provisión para mañana.

Abre nuestros ojos para ver como has vestido a las flores de hermosos colores. El realismo divino es tu estilo único e incomparable. Impresiona lo original y diverso de las combinaciones ¡Vaya colorido! ¡Policromía sorprendente, chispazos arriesgados son tu firma de diseñador exclusivo! Ni aún el rey Salomón con toda su majestad se vistió así como esas flores. Si tienes cuidado de lo efímero, si te preocupas hasta el detalle de lo que hoy es, y mañana se echa en el fuego ¡Cómo no habrás de cuidar de nosotros que somos tus hijos!

Estamos tan atados a lo efímero y terrenal que vivimos ignorando que somos criaturas eternas, trascendentes. Nos vence la angustia, nos arrebata el sinsentido, nos quema la duda existencial, terminamos adheridos al dolor creyendo que ese es nuestro destino ineluctable.

Nos hiciste para la alegría, para la plenitud y las esperanzas cumplidas, pero llegamos a ellas solo a través del tránsito por el pasaje oscuro de la duda, del laberinto estrecho del dolor, tal como el amanecer llega tras la noche oscura, la calma tras de la tormenta, la vida tras de la muerte. Estás ahí siempre. Eres visión que sostiene, alegría que se levanta por encima del dolor, esperanza más allá de toda desesperanza. Eres Dios, nuestro Dios, nuestro Padre. El que ama, el que escucha, el que con infinita paciencia nos conduce, el que soporta nuestras preguntas impertinentes y llenas de incredulidad, porque sabe que algún día comprenderemos todo y sabremos que no es lo absurdo lo que gobierna el universo.

Mientras llega esa revelación suprema, ese momento en que más allá del tiempo y del espacio al fin comprenderemos y las grandes interrogantes recibirán respuesta, danos fe para esperar, danos fe para derrotar la angustia, danos fe para mirarte en todas las cosas, y así Señor, descansar en ti en medio de los vaivenes y afanes de esta vida.