Semana del 12 de Diciembre al 18 de Diciembre de 2025

Mundial 2026: Ilusión, negocio y política

Mundial 2026: Ilusión, negocio y política

Karen Peña | periodista deportivo

México hará historia como triple sede mundialista

Con el sorteo del Mundial 2026 quedó claro que esta edición no solo será la más grande de la historia, sino también una de las más políticas, más lucrativas y más desiguales en su distribución de privilegios. México, Estados Unidos y Canadá comparten organización, pero no comparten los mismos beneficios, y eso se dejó ver desde la primera bola que salió del bombo. Sin embargo, más allá de decisiones discutibles y favoritismos evidentes, lo cierto es que México recibió un grupo accesible, uno de esos que se describen como "a modo" y que obligan a pensar seriamente en romper, por fin, la maldición del quinto partido.

UN GRUPO A MODO QUE EXIGE RESULTADOS
La selección mexicana quedó en un sector que invita al optimismo. La presencia de Sudáfrica revive recuerdos del 2010, cuando ambos países inauguraron la Copa del Mundo. Aunque aquel Sudáfrica ya no es el mismo, tampoco es una selección que deba subestimarse. Lo cierto es que, en papel, México tiene la obligación de dominar el grupo.

La única incógnita real es el rival proveniente del repechaje europeo. Esa pieza faltante puede convertir el grupo en uno cómodo o en uno exigente. Pero aun con esa duda, es difícil justificar que México no avance a octavos de final. El entorno es, sin duda, favorable. Por eso mismo, el riesgo es caer en el exceso de confianza: un grupo fácil puede convertirse en una trampa si la selección no llega con la concentración debida ni con una idea de juego sólida.

LOS GRUPOS DE LA MUERTE Y LOS OTROS AFORTUNADOS
El sorteo también dejó historias paralelas. Argentina fue el gran ganador: un grupo prácticamente regalado, de esos que parecen armados para que el campeón defensor avance sin despeinarse. Argelia, Austria y Jordania no representan peligro real para el equipo de Lionel Messi.

Del otro lado del espectro aparecen los grupos complejos, como el L, donde Inglaterra, Croacia, Ghana y Panamá chocarán en una fase inicial que se perfila llena de tensión. Panamá, especialmente, llegó a un lugar donde no tiene margen de error ni esperanza estadística, y aun así deberá enfrentarlo con valentía.

En Guadalajara se vivirá uno de los sectores más atractivos: España, Uruguay, Arabia Saudita y Cabo Verde. Si algo enseñó Arabia Saudita en Qatar es que sabe arruinar quinielas. Uruguay vive un proceso interesante, físico, agresivo, moderno. Y España, aunque irregular, continúa siendo una potencia mundial.

LOS DUEÑOS DEL JUEGO: EL MUNDIAL DE TRUMP
Aunque no haya que decirlo en voz alta, todo mundo lo interpreta igual: Estados Unidos impuso su peso político y económico en este Mundial. La decisión de que Cristiano Ronaldo juegue únicamente en Houston y Miami no es casualidad. Es un movimiento comercial perfectamente calculado. Houston, un mercado en expansión; Miami, el hogar de Messi, el imán financiero de toda la MLS.

Esta edición del Mundial es una ventana gigantesca de negocio, y Estados Unidos se quedó con la vitrina principal. México, en cambio, volvió a ser el invitado que pone la casa, pero no decide la decoración. Aun así, el Estadio Azteca entrará a la historia al convertirse, por tercera ocasión, en sede mundialista. Eso, para la afición mexicana, es una medalla que nadie puede arrebatar.

CANADÁ, ENTRE LO NUEVO Y LO DESAFIANTE
El papel de Canadá será interesante. No tiene un grupo imposible, pero tampoco uno cómodo. Enfrentar a Marruecos, una selección que se ha vuelto referente en categorías juveniles, será un reto que pondrá a prueba la evolución del fútbol canadiense.

EL MUNDIAL, TAMBIÉN UN TABLERO POLÍTICO
Más allá del fútbol, el sorteo evidenció que ninguna Copa del Mundo está libre de la política internacional. Irán fue la única selección que no tuvo representación en el sorteo, y su ubicación en un grupo lejos de Canadá y México confirma que la FIFA sigue administrando tensiones geopolíticas a través del balón.

LA FIESTA EMPIEZA YA
Con todo esto, el Mundial 2026 no solo será un torneo futbolístico: será un espectáculo global donde el deporte, la diplomacia, el dinero y los egos compiten al mismo tiempo. Para México, representa una oportunidad irrepetible de brillar como anfitrión y de exigirle a su selección algo más que excusas.

La fiesta apenas comienza. Y aunque todavía falta tiempo, la ilusión —y también la polémica— ya están en juego.

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