Semana del 12 de Diciembre al 18 de Diciembre de 2025

El dolor silencioso que está acabando con nuestros jóvenes

El dolor silencioso que está acabando con nuestros jóvenes

Israel Ibarra | Psicólogo

A veces la esperanza no llega sola: alguien te la extiende. Por eso estamos aquí. Por eso seguimos hablando de salud mental, aunque incomode.

En nuestra región, la conversación sobre salud mental dejó de ser un tema opcional. Los hechos recientes que involucran la vida de jóvenes en Ciudad Valles nos cimbran, nos duelen y nos confrontan con una realidad que muchos preferirían ignorar: la depresión y el riesgo suicida existen entre nosotros. No son estadísticas lejanas. Son historias truncadas que dejan familias quebradas y comunidades preguntándose ¿qué fallamos en ver?

Hablar de suicidio no es fácil. Es un terreno emocionalmente complejo, lleno de tabúes, prejuicios y miedos. Pero el silencio nunca ha salvado vidas. En cambio, la información, la empatía y la atención profesional sí pueden hacerlo.

ENTORNOS QUE PESAN Y MENTES QUE SE CIERRAN
Muchos jóvenes llevan cargas que no se alcanzan a ver. El entorno familiar, social y personal influye profundamente en cómo procesan la vida, los retos y el futuro. Cuando la percepción se vuelve rígida y catastrófica —cuando se cree que ya no hay salida, que nadie escucha, que no hay quien acompañe— las ideas suicidas pueden aparecer como una falsa solución al sufrimiento.

He explicado en diversas charlas que la historia de vida no se queda atrás solo porque el calendario avanzó. Lo que dolió y no se atendió, permanece. Lo que se ocultó o se minimizó, regresa. Y si además hay una falta de herramientas para enfrentar problemas, la desesperanza toma fuerza. Poco a poco, la vida puede sentirse cada vez más pequeña.

LA IMPORTANCIA DE LEER LAS SEÑALES
Las señales de alerta suelen ser claras si prestamos atención. Cambios drásticos de conducta, aislamiento, irritabilidad, frases que hablan de no tener propósito, regalar pertenencias valiosas o incluso comentarios sobre la muerte son focos rojos que no pueden minimizarse.

A veces, el primer paso hacia la prevención es tan simple —y tan profundo— como escuchar. Sin interrumpir. Sin juzgar. Sin decir "échale ganas". Quien atraviesa un dolor emocional necesita sentir que su sufrimiento importa, que su voz tiene un lugar y que no será ridiculizado o ignorado.

LA EMPATÍA ES ACCIÓN
Los padres, amigos, compañeros de escuela o trabajo pueden representar un puente para la vida. ¿Cómo?

– Estar presentes y disponibles
– Preguntar y escuchar sin prisa
– Tomar en serio sus palabras y su dolor
– Buscar apoyo profesional cuando sea necesario

En San Luis Potosí existen instituciones preparadas para acompañar estos casos, como el Instituto Neumann, que brinda atención especializada en psicología y situaciones de riesgo. Pedir ayuda no es un fracaso. Es un acto de valentía.

A QUIEN HOY SIENTE QUE YA NO PUEDE MÁS
Si tú, joven o adulto, lees esto y estás pensando que tu dolor no tiene salida: no creas a ese pensamiento. La vida cambia. Los momentos pasan. Y aunque hoy duela como nunca, hay caminos que aún no conoces y personas que sí quieren ayudarte.

CERRAR LAS HERIDAS EN COMUNIDAD
Nuestra sociedad necesita transformarse: del juicio a la comprensión, de la indiferencia a la acción, del silencio al acompañamiento. Porque una palabra a tiempo puede cambiarlo todo. Porque un "aquí estoy" puede salvar una vida.

La prevención del suicidio no es únicamente responsabilidad de especialistas. Es una tarea colectiva. Nos toca construir una cultura de empatía donde pedir ayuda sea bien recibido y escuchar sea un acto cotidiano.

No dejemos que el dolor siga escondido en la penumbra. Que esta columna sea también una mano tendida: para quien sufre, para quien teme hablar, para quien siente que estorba. No es así. Tú importas. Tu vida importa.

Que sigamos construyendo una Huasteca Potosina más consciente, más despierta y más humana. Porque cuidar la salud mental es cuidar la vida misma.

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