Pastor Héctor de Luna
En Mateo 26, de los versículos 6 en adelante, nos dice que estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer con un vaso de alabastro de perfume de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Sabemos por Juan capítulo 12 que esta mujer era María, la hermana de Lázaro y Marta, la que vivía en Betania. María, la que Lucas 10 versículo 39 nos dice que se sentó a los pies de Jesús para oír su palabra. Ella hizo esta extravagante muestra de amor y devoción a Jesús al derramar el perfume de gran precio sobre la cabeza de Jesús.
El vaso de alabastro era tallado a partir de un yeso traslúcido; se usaba para guardar aceites perfumados. No tenía agarraderas y estaba diseñado con un cuello largo que era quebrado cuando se necesitaba el contenido. Podemos deducir entonces que este perfume era costoso.
Luego, en Mateo 26 versículos 8 al 10, nos dice que al ver esto los discípulos se enojaron diciendo: "¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio y haberse dado a los pobres." Y entendiendo lo Jesús, les dijo: "¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hecho conmigo una buena obra."
"¿Para qué este desperdicio?", los discípulos criticaron esta muestra de amor y honor por Jesús. Específicamente, el crítico fue Judas, ya que en Juan capítulo 12 versículos 4 al 6 encontramos un pasaje paralelo que nos da información adicional: "Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por 300 denarios y dado a los pobres?" Pero dijo esto no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.
Pero Jesús defendió a María como un ejemplo de alguien que simplemente hizo una buena obra para él. Su regalo extravagante para Jesús sería recordado mientras se predicara el evangelio, para memoria de ella. Regresando a Mateo 26 versículo 13, Jesús dijo: "De cierto os digo que donde quiera que se predique este evangelio en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho para memoria de ella."
Lo que ellos llaman un desperdicio, Jesús llama algo hermoso. ¿Hay algo desperdiciado que se ha ofrecido a Jesús? Más bien parece ser desperdiciado todo lo que no fue ofrecido a él. La belleza del acto de esta mujer consistía en esto: que todo era para Cristo. Todos los que estaban en la casa podían percibir y disfrutar del perfume del precioso ungüento, pero el ungir fue solo para Jesús.
Lo que María hizo fue notable debido a su motivo: un corazón amoroso y puro. Fue notable en que fue hecho solo por Jesús, y fue notable en que fue inusual y extraordinario. El nombre de María ahora huele igual de dulce en toda la casa de Dios, como una vez lo hizo su perfume, mientras que el nombre de Judas se pudre, y lo hará por toda la posteridad.
Si entregas a Jesús lo más valioso que tienes, tu propia vida, habrá personas como Judas que dirán que la estás desperdiciando, cuando en realidad la estarás salvando. Jesús dijo en Lucas capítulo 9 versículo 24: "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará."
Te invito a hacer una oración de entrega:
Señor Jesús, te doy mi vida, la rindo a ti. Aunque para algunos signifique un desperdicio, yo quiero gastar mi vida en ti. Que sea como un perfume de olor grato para ti, mi Señor. Amén.
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