Semana del 20 de Junio al 26 de Junio de 2025

El fuego que arde en Medio Oriente y su sombra sobre México

El fuego que arde en Medio Oriente y su sombra sobre México

Arlene Ramírez / Internacionalista

El mundo está encendido y los demonios de la guerra han sido desatados en el Medio Oriente. Desde mi trinchera como internacionalista y académica, observo con suma preocupación el rumbo de los acontecimientos entre Israel e Irán. La tensión ya no es solamente entre Israel y Hamás, sino que ha escalado peligrosamente a un conflicto de mayor alcance que amenaza con alterar el equilibrio de poder en una región históricamente volátil.

Lo que comenzó como una cadena de represalias armadas ahora parece dirigirse hacia un escenario mucho más oscuro, donde la amenaza nuclear comienza a aparecer —si no como una realidad inmediata— sí como un fantasma latente que trastoca la estabilidad global. "La guerra ya no es sólo entre Israel y Palestina; ahora hablamos de una guerra con una intensidad mucho mayor", alerto. Las consecuencias son inimaginables: desastres humanitarios, colapso en cadenas de suministro, crisis ambientales y una desestabilización sistémica que afectará al planeta entero, incluida América Latina.

LA AMENAZA DE UN CONFLICTO SIN RETORNO
La globalización nos conecta, para bien o para mal. Lo que ocurre en Medio Oriente tiene efectos en las economías de todo el mundo. La especulación financiera se agita con cada misil lanzado y cada amenaza nuclear. En México no somos ajenos a esto: los precios del petróleo, el encarecimiento de materias primas y la volatilidad del tipo de cambio nos afectarán directamente si esta crisis escala aún más.

Pero hay algo incluso más preocupante que las consecuencias económicas: el clima geopolítico que se está gestando. Nos enfrentamos al riesgo de un conflicto regional que desemboque en una guerra de coaliciones, alimentada por ideologías radicales y respaldada por potencias. "Irán no es sólo Irán; tiene tentáculos ideológicos y militares en Siria, Líbano, Irak, Yemen y otros países. Movimientos como Hezbollah, Yihad Islámica o los hutíes responden a una agenda que podría detonar una reacción en cadena."

Lo que podría parecer lejano en el mapa, no lo es en el contexto. Estamos ante un posible rediseño del orden mundial, donde la diplomacia parece ceder ante la retórica del odio y la sed de poder. Por eso, insisto, "el mundo necesita una nueva arquitectura de seguridad. No podemos seguir dependiendo de acuerdos de paz desgastados ni de organismos internacionales sin dientes".

ESTADOS UNIDOS, LA FRAGILIDAD INTERNA DE UNA POTENCIA
Mientras el Medio Oriente se desangra, Estados Unidos enfrenta su propia batalla interna. A veces, las guerras más peligrosas no se libran con armas, sino con discursos. "Estados Unidos es hoy uno de los países más polarizados del mundo. El trumpismo ha despertado fibras adormecidas del nacionalismo extremo, el proteccionismo y la xenofobia."

Esta polarización no se ha detenido con el tiempo. Al contrario, se ha agudizado gracias a las redes sociales y a la narrativa construida por Donald Trump, a quien me refiero no como político, sino como personaje ideológico. Él no creó el monstruo; lo alimentó, lo despertó y lo volvió visible. Su lema "Make America Great Again" es una versión remasterizada de la doctrina Monroe, una suerte de neoimperialismo que busca imponer el orden estadounidense sin importar los costos humanitarios.

La reciente ola de redadas migratorias, su marcha atrás parcial ante el enojo de los sectores económicos que dependen de la mano de obra latina, y su constante discurso discriminatorio no hacen más que evidenciar una verdad: el trumpismo no necesita a Trump para sobrevivir. "Aunque él se vaya, su legado ideológico permanecerá."

EL ESPEJO ROTO DEL PODER
La política exterior de Estados Unidos ya no se rige por intereses multilaterales. Hoy, más que nunca, parece responder a la popularidad interna del presidente de turno. "Donald Trump gobierna en función de la popularidad, no de lo que necesita el ciudadano estadounidense del siglo XXI." Y ese es uno de los mayores peligros: cuando la política se convierte en espectáculo, las consecuencias dejan de medirse en votos y se empiezan a medir en vidas.

Los sectores que lo apoyaron lo hicieron desde una ideología, no desde la figura presidencial. Y hoy, esa misma ideología está siendo cuestionada desde dentro. Vemos cómo grupos que en su momento aplaudieron sus políticas antimigrantes, hoy claman por excepciones cuando sus propios intereses se ven afectados. "El apoyo existe siempre y cuando no toques sus bolsillos."

MÉXICO, ATRAPADO EN MEDIO DE LAS GRIETAS
México no tiene el lujo de la neutralidad. Como país fronterizo, como socio comercial de Estados Unidos, como actor diplomático en foros internacionales, estamos inmersos en el vaivén de estas crisis. Nuestra economía resiente la volatilidad de los mercados internacionales, nuestra migración se ve presionada por las políticas radicales del norte, y nuestra voz en el escenario internacional necesita afinarse para defender no sólo intereses, sino principios.

Lo que está ocurriendo en el Medio Oriente, lo que se gesta en Estados Unidos, lo que se extiende por el mundo bajo el velo del radicalismo, nos interpela directamente. No podemos mirar hacia otro lado. "Estamos viviendo el fin de la época imperial de Estados Unidos y el surgimiento de un nuevo orden mundial aún sin rostro definido."

El desafío, como siempre, es tomar postura, actuar desde la sensatez y apostar por la paz. No desde la pasividad ingenua, sino desde una diplomacia firme, coherente y con memoria histórica. Porque como dije para cerrar: "Sin la mano de obra indocumentada, sin los braceros, Estados Unidos no hubiese podido construir su milagro económico. Olvidar eso es no sólo un error político; es un pecado histórico."

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